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miércoles, 8 de agosto de 2018

[A VUELAPLUMA] Brutalidad y declive





La brutalidad del lenguaje de las instancias de poder, abusando de las expresiones políticamente correctas durante décadas, están provocando el declive de la Unión Europea, decía en El País hace justamente un mes, el que fuera su director y fundador, el periodista, escritor y académico de la Lengua, Juan Luis Cebrián.

Quizá hasta el momento haya sido Martin Schulz, señala Cebrián, el político europeo que con mayor precisión ha puesto el dedo en la llaga sobre el deterioro de las instituciones democráticas en general y las de la Unión en particular. Lo ha definido con una expresión digna de elogio: el lenguaje político brutal, cuando penetra en el debate parlamentario y los centros de gobierno, es una amenaza para la supervivencia de la democracia. Aunque en su reflexión podemos echar a faltar los motivos de esa deriva populista que él denuncia y que afecta a izquierda y derecha. La brutalidad del lenguaje político es reacción casi inevitable frente a las expresiones políticamente correctas de las que han venido abusando durante décadas las instancias de poder.

La mayor parte de los análisis de comentaristas independientes han puesto de relieve el fracaso, apenas mitigado, de la reciente cumbre de Bruselas, en la que se aplazó cualquier medida que pudiera significar un avance en la unión monetaria y fiscal o en los mecanismos de salvaguarda de estabilidad financiera. Pero difícilmente escucharemos un reconocimiento sin matices de esta derrota por parte de los responsables políticos. También se tomaron decisiones sobre la inmigración, como la instalación de plataformas de acogida en países terceros (nuevo eufemismo para describir los campos de refugiados) que hará enrojecer de ira y de vergüenza a cuantos siguen creyendo en que el proyecto de la Unión Europea descansa en la defensa de valores democráticos irrenunciables. De hecho, los compromisos adoptados en este terreno no están dirigidos tanto a resolver el problema como a intervenir en la política interna alemana, en defensa de la continuidad de Merkel en la cancillería, aun a costa de renunciar a sus convicciones de antaño respecto a una política de puertas abiertas para los refugiados.

En una entrevista concedida a varios diarios, entre ellos EL PAÍS, Shulz demandaba una respuesta progresista frente a la ofensiva destructora del populismo. La debilidad de las instituciones europeas no procede sin embargo solamente de las amenazas y demandas demagógicas de los populistas, sino también de la incapacidad de las autoridades de la Unión y de las de los países miembros a la hora de reformar sus propias estructuras, víctimas de la burocracia y el anquilosamiento, y en las que el déficit democrático denunciado tradicionalmente por Reino Unido sigue siendo una realidad.

Todos hemos visto bromear en el pasado al presidente Junker con el primer ministro húngaro llamándole “mi dictador favorito” y es exasperante la lentitud en la toma de decisiones frente a un Gobierno como el polaco, que ha terminado por vulnerar un principio tan teóricamente intocable en las democracias como la separación de poderes. También seguiremos mirando hacia otro lado ante los acontecimientos en Turquía en justa retribución, y previo pago, a la contención de los flujos migratorios hacia nuestras costas. Por lo demás, la deriva autoritaria de los Gobiernos del centro y el este del continente, los vetos de los países nórdicos y Holanda a los avances necesarios en la construcción de la unión monetaria, y las consecuencias del Brexit amenazan con producir la evanescencia del proyecto europeo. A este paso, acabará siendo poco más que una zona de libre comercio tal y como siempre soñaron los británicos.

El recurso al establecimiento de pactos bilaterales o trilaterales para encarar la cuestión migratoria, habida cuenta de la incapacidad de establecer una política común, la ausencia de una estrategia y una acción coordinada en política exterior y de seguridad, hasta el punto de que Francia ya sugiere la creación de un operativo de defensa multilateral al margen de la propia Unión, son otros tantos síntomas que ponen de relieve la debilidad actual de las instituciones, sometidas al cortoplacismo de los intereses de los partidos que integran sus respectivos Gobiernos nacionales.

En recientes visitas a diversas capitales, he escuchado elogios a nuestro país por parte de numerosos líderes extranjeros, habida cuenta de la inexistencia entre nosotros de partidos xenófobos o antieuropeístas. Siendo esto último cierto, lo primero no lo es tanto. El nacionalismo supremacista, como el que abiertamente representa el actual presidente de la Generalitat, es una forma de xenofobia tan denigrante e incivil como cualquier otra. Y la vulneración de la legalidad democrática en algunas resoluciones del Parlamento de Cataluña resulta tan recusable como la que ha llevado a cabo la Cámara polaca con sus leyes sobre la administración de Justicia.

Aunque la restauración del proyecto democrático no es competencia ni deber exclusivo de la izquierda, es verdad que tiene una especial responsabilidad ante la involución conservadora, y una oportunidad también de recuperar el espacio perdido en defensa del modelo europeo de la sociedad del bienestar. Esta es fruto de un pacto ya casi secular entre los democratacristianos y los socialistas, génesis de un bipartidismo del que ahora son víctimas esas mismas formaciones, pues su esclerosis sistémica y su endogamia les han alejado de las preocupaciones de los ciudadanos. Los partidos conservadores aparentan una mayor capacidad de resistencia envueltos en las banderas nacionales y parapetados en el éxito del crecimiento económico.

La contrarrevolución progresista que demanda Shulz exige a la izquierda un renovado compromiso con las instituciones democráticas y un rechazo activo de cualquier nacionalismo excluyente. No solo en la expresión de su solidaridad y respeto para con los desheredados que arriban a nuestras playas. También en la defensa de la igualdad de todos los ciudadanos sin discriminaciones de ninguna especie, incluidas las lingüísticas.

El proyecto europeo se ve amenazado más que por el ascenso de los populismos y nacionalismos excluyentes, por el abandono de los valores clásicos que impulsaron su fundación. La política migratoria será piedra de toque de sus comportamientos. Esperemos que a la brutalidad del lenguaje que ahora nos invade no prosiga la de las acciones en defensa de los intereses del poder.


Dibujo de Enrique Flores para El País



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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domingo, 8 de mayo de 2016

[Pensamiento] 9 de mayo: Día de Europa. Luchemos por lo que nos une





Muy pocos ciudadanos europeos saben que el 9 de mayo de 1950, justo el mismo día en que se cumplían cinco años del final de la guerra en Europa, nacía la Europa comunitaria, en un momento -es importante recordarlo- en el que la amenaza de una tercera guerra mundial se cernía sobre ella.

En esa fecha, en París, se convocó a la prensa a las 6 de la tarde en el Salón del Reloj del Ministerio de Asuntos Exteriores en el Quai d'Orsay porque se iba a hacer pública una "comunicación de la mayor importancia". Las primeras líneas de la Declaración del 9 de mayo de 1950, redactada por Jean Monnet y comentada y leída ante la prensa por Robert Schuman, Ministro francés de Asuntos Exteriores, expresan claramente la ambiciosa magnitud de la propuesta: "La paz mundial sólo puede salvaguardarse mediante esfuerzos creadores proporcionados a los peligros que la amenazan". "Con la puesta en común de las producciones de base y la creación de una Alta Autoridad cuyas decisiones vinculen a Francia, Alemania y los países que se adhieran a ella, esta propuesta establecerá los cimientos concretos de una federación europea indispensable para el mantenimiento de la paz". Se proponía en esa Declaración crear una institución europea supranacional encargada de administrar las materias primas que en aquella época eran la base de toda potencia militar: el carbón y el acero. Ahora bien, los países que iban a renunciar de esta forma a la propiedad estrictamente nacional de la "columna vertebral de la guerra" apenas acababan de salir de un espantoso conflicto bélico que había dejado tras de sí innumerables ruinas materiales y, sobre todo, morales: odios, rencores, prejuicios, etc.

Todo empezó ese día y, por eso, en la Cumbre de Milán de 1985 los Jefes de Estado y de gobierno decidieron celebrar el 9 de mayo como el "Día de Europa". Todos los países que deciden democráticamente adherirse a la Unión Europea adoptan los valores de paz y solidaridad que son la piedra angular de la construcción comunitaria. Estos valores se hacen realidad a través del desarrollo económico y social y del equilibrio medioambiental y regional, únicos mecanismos capaces de garantizar un nivel de calidad de vida equitativo para todos los ciudadanos.

Europa, como conjunto de pueblos conscientes de pertenecer a una misma entidad y de tener culturas análogas o complementarias, existe desde hace siglos. Sin embargo, a falta de reglas o instituciones comunes, esta consciencia de ser una unidad fundamental nunca logró evitar los desastres. Incluso en nuestros días, algunos países que no forman parte de la Unión Europea siguen estando expuestos a espantosas tragedias. Como cualquier obra humana de esta envergadura, la integración de Europa no puede conseguirse ni en un día ni en unas décadas. Hay todavía vacíos e imperfecciones evidentes. Es tan innovadora esta empresa esbozada nada más acabar la segunda guerra mundial! Las que en siglos pasados pudieran parecer tentativas de unión no eran en realidad sino el fruto de la victoria de unos sobre otros. Eran construcciones que no podían durar, porque los vencidos sólo tenían una única aspiración: recuperar su autonomía.

Ahora ambicionamos algo muy diferente: construir una Europa que respete la libertad y la identidad de cada uno de los pueblos que la integran, dirigida en común siguiendo el principio de "lo que puede hacerse mejor en común, debe hacerse así". Sólo la unión de los pueblos podrá garantizar a Europa el control de su destino y su proyección en el mundo entero. La Unión Europea debe mantenerse a la escucha y al servicio de los ciudadanos y los ciudadanos, a la vez que conservan su especificidad, sus hábitos y costumbres y su idioma, deben sentirse "en casa" y poder circular con plena libertad por esta patria europea. Comparto con el profesor de la UNED, mi universidad, José Ignacio Torreblanca su criterio de que hoy, Europa, es la única idea posible. Para bien o para mal, es la única opción de futuro. Todo lo demás es el abismo. Y como digo en la presentación de este, mi blog, mi anhelo y mayor esperanza sería la de saber a mis nietos ciudadanos plenos de los Estados Unidos de Europa, patria común de todos los europeos.

Antes de ayer, 6 de mayo, el papa Francisco recibió en el Vaticano, de manos de los dos máximos representantes de la Unión Europea, el presidente de la Comisión, Jean Claude Juncker, y el del Parlamento, Martin Schulz, el premio Carlomagno, instituido en 1949 con la intención de fomentar el diálogo entre los políticos, los científicos y los personajes culturales de toda Europa, y con un contenido sumamente ético, el de contribuir  a la unificación de los pueblos europeos para defender los más altos valores humanos: la libertad, la humanidad y la paz. Aprovechando esa circunstancia Martin Schulz y Jean Claude Juncker publicaban ese mismo día en los principales diarios europeos un artículo firmado conjuntamente por ambos con un sugestivo título: Es hora de que los europeos luchemosQuizá hagan falta los ojos de un argentino que contemple desde el exterior lo que intrínsecamente nos une a los europeos para recordarnos nuestros puntos fuertes, dicen en él. En momentos en que las palabras Europa y crisis se pronuncian juntas con demasiada frecuencia, olvidamos con facilidad lo que la Unión Europea ya ha conseguido y lo que es capaz de lograr: nuestros padres y madres construyeron un proyecto de paz y de humanitarismo a partir de los escombros de la II Guerra Mundial. Rechazaron el belicismo, el deseo de destrucción y la barbarie de la primera mitad del siglo XX. En su lugar, unieron sus fuerzas en favor de una Europa sin vencedores ni vencidos, únicamente con ganadores. Aprendieron las lecciones de la historia: cuando los europeos nos hemos empecinado en pelear entre nosotros, el resultado ha sido fatal para todos; cuando hemos permanecido unidos, todos hemos salido ganando.

El alma de Europa son sus valores, añaden más adelante. En plena vorágine entre cumbre de emergencia y cumbre de emergencia, cuando la gente se pregunta si todos en Europa compartimos de verdad los mismos valores, reviste todavía más importancia que recordemos los vínculos que nos unen. Los europeos, en la era de la globalización, nos necesitamos más que nunca para abordar tres retos del presente: mantener nuestro estilo de vida europeo, garantizar la seguridad y la paz y gestionar la migración.Hoy día, añade, huyen más personas de las guerras, los conflictos y las persecuciones que en ningún otro momento desde la II Guerra Mundial. Hombres, mujeres y niños se dirigen a nosotros en busca de protección contra la brutalidad del denominado Estado Islámico y las bombas de Assad. El reto es de tal calibre que ningún Estado miembro puede solucionarlo en solitario, pero juntos sí podemos compartir esa responsabilidad en un continente con más de 500 millones de habitantes. La visita del papa Francisco a Lesbos, siguen diciendo, supuso más que un gesto. Acogió a doce refugiados sirios y al hacerlo obró de una forma más concreta y solidaria que muchos Estados miembros de la Unión. Solidaridad y amor al prójimo no han de ser mera retórica de domingo; estos valores solo importan si los vivimos a diario. Muchas decenas de miles de voluntarios, dicen, hacen exactamente eso cada día, a menudo hasta caer agotados, ayudando a que las personas encuentren cobijo frente al terror, la guerra y la violencia. Proporcionan alimentos a los refugiados, se preocupan por que tengan algo que vestir y ayudan a los niños a asegurarse un futuro. Estos voluntarios muestran a los refugiados y al mundo el rostro humano de Europa. Pero también es esa la tarea de la política, añaden, en particular en un continente que a lo largo de su historia ha visto con demasiada frecuencia vallas y muros, tumbas y fronteras. Que lo hayamos superado en favor de la paz y la prosperidad constituye uno de nuestros éxitos. Ya es hora de que los europeos nos levantemos y luchemos por nuestra Europa común, concluyen su llamamiento. Y yo me sumo a él, a ellos, en este nuevo 9 de mayo en el que celebramos el Día de Europa. Les recomiendo la lectura completa del artículo en el enlace de más arriba.

Otra manera de celebrarlo es también conocer y profundizar en los estudios que se centran en el desarrollo de la Unión Europea. Analizar y comprender Europa desde todas sus perspectivas, aspectos y contradicciones es el objetivo que persigue el libro La búsqueda de Europa. Visiones en contraste, publicado por la organización Open Mind. Un estudio realizado por veintitrés expertos internacionales que, en veinte artículos, repasan la economía, la cultura y la política del Viejo Continente con el fin de acercarnos a las realidades actuales y atisbar un futuro incierto, pero lleno de retos. Pueden acceder a ellos y descargarlos si lo desean en el enlace anterior. 

Espero que a partir de hoy, cuando en una agenda o en un calendario junto a la fecha del 9 de mayo aparezca la mención al "Día de Europa" ya no necesiten preguntarse que sucedió ese día y porque lo celebramos.




Medalla del Premio Carlomagno



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





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miércoles, 7 de enero de 2015

¿Quo vadis, Europa? Carta abierta al presidente del Parlamento Europeo



Martin Schulz, presidente del Parlamento Europeo


Las Palmas de Gran Canaria, 7 de enero de 2015

Sr. Martin Schulz
Presidente del Parlamento Europeo
ESTRASBUGO (Francia, U.E.)

Estimado Sr. Schulz:

Su compatriota el señor Joschka Fischer, exministro de asuntos exteriores y exvicecanciller de la República Federal Alemana entre 1998 y 2005, líder del partido Verde alemán durante más de veinte años, escribía el pasado día 2 de enero en varios diarios europeos, entre ellos El País, de  Madrid, un más que interesante artículo titulado "Un año decisivo para Europa", en el que, como resumen, venía a señalar que la batalla por la política de austeridad que lidera la canciller alemana Angela Merkel amenaza no solo a los Estados de la eurozona sino a todo el entramado de la propia Unión Europea, haciéndose la reflexión acerca de lo que puede pasar en las próximas elecciones griegas del día 25 y con las amenazas del primer ministro británico, David Cameron, de celebrar lo más pronto posible un referéndum en su país sobre la permanencia o salida del Reino Unido de la Unión Europea. No entro en más detalles porque estoy seguro de que usted ya conoce el artículo del señor Fischer.

Con toda sinceridad, tanto las amenazas de abandonar la Unión por parte del señor Cameron si no se accede a renegociar las condiciones de pertenencia a la Unión del Reino Unido, como las poco veladas amenazas de la señora Merkel a Grecia de una más que segura "salida" de la eurozona en virtud de quien gane las elecciones, no son de recibo. El señor Cameron y la señora Merkel pueden opinar en nombre propio y de sus respectivos gobiernos pero en ningún caso, entiendo yo, pueden hacerlo en nombre de sus conciudadanos y menos aun en nombre de los restantes ciudadanos y Estados de la Unión.

El próximo día 12 de enero hará justo diez años que en medio de la campaña sobre el Proyecto de Constitución Europea que se votaría en España unas semanas más tarde, tuve el honor de ser invitado a pronunciar una conferencia en la sede regional del sindicato Unión de Trabajadores de España (UGT) en Las Palmas de Gran Canaria, en las Islas Canarias, donde resido desde 1967. La titulé "El Proyecto de Constitución Europea" y la publiqué el 25 de noviembre de 2006 en mi blog Desde el trópico de Cáncer, y allí puede leerla si es que tiene interés en ello. 

¿Por qué es esta una Constitución para los ciudadanos europeos?, me preguntaba al inicio de la misma. Y añadía a continuación, esta es una Constitución para los ciudadanos europeos porque establece unos valores y principios propios y específicos de la Unión Europea, enunciando el establecimiento de la Unión como unión de los ciudadanos y los Estados de Europa y abriéndola a todos los Estados europeos que respeten esos valores y principios y los promuevan en común: dignidad humana, libertad, democracia, igualdad, Estado de Derecho, derechos humanos, pluralismo, no-discrimnación, tolerancia, justicia, y solidaridad e igualdad entre sus hombres y mujeres. También la libre circulación de personas, mercancías, servicios y capitales, libertad de residencia y establecimiento y no-discrimanación en razón de la nacionalidad. Y todo ello para promover la paz, los valores y el bienestarb de sus pueblos, un desarrollo sostenible, el progreso científico y técnico, combatir la exclusión y discriminación y promover la justicia y la protección social, la igualdad de sexos, la solidaridad entre las generaciones, la protección de los derechos de los niños, la cohesión económica, social y territorial y la solidaridad entre los Estados miembros. Unas páginas más tarde, concluía la conferencia con una cita de un gran europeo, Víctor Hugo, pronunciada en 1848, que dice así: "Llegará un día en que todas las naciones del continente, sin perder su idiosincrasia o su gloriosa individualidad, se fundirán estrechamente en una unidad superior y constituirán la fraternidad europea. Llegará un día en que no habrá otros campos de batalla que los mercados abriéndose a las ideas. Llegará un día en que las balas y las bombas serán reemplazadas por los votos". 

Todos sabemos como acabó la aventura de crear una Constitución para Europa. Al parecer nadie lo lamenta; yo, sí. Lo lamenté entonces y sigo lamentándolo aun hoy: ¡qué gran oportunidad perdida! El 30 de agosto de 2013 vuelvo a escribir en Desde el trópico de Cáncer sobre Europa. Ahora, para traer a colación la idea sobre Europa de uno de los más grandes filósofos europeos de entreguerras: el español José Ortega y Gasset. Lo hago en una entrada titulada "Los Estados Unidos de Europa: el sueño de Ortega y Gasset". Traigo hasta allí las palabras que nuestro gran filósofo pronunció en la Universidad Libre de Berlín el 7 de septiembre de 1949, titulada "De Europa meditatio quaedam", que tuvo una repercusión extraordinaria entre el público universitario, según una información periodística: "El día en que don José Ortega y Gasset dio su conferencia las multitudes de público que no habían conseguido tarjeta de entrada, a pesar de haberse repartido varios miles -todas las mayores salas estaban provistas de altavoces-, asaltaron el edificio, rompieron la gran puerta, quebraron los ventanales, causaron víctimas y fue inevitable una seria intervención de la Policía. Los periódicos alemanes, durante varios días, han relatado estos incidentes y hecho sobre ellos comentarios bajo el título humorístico: La rebelión de las masas, aludiendo al libro de nuestro compatriota, que es hoy una de las obras más populares en Alemania".

Este conjunto de ideas, dice sobre la conferencia el también filósofo español José Luis Abellán en su libro "Historia crítica del pensamiento español", ya estaban plenamente elaborado en 1929, diez años antes del comienzo de la Segunda Guerra Mundial. El contenido de la misma no difiere mucho, continúa diciendo el profesor Abellán, de las ideas centrales que ya había desarrollado Ortega en su libro "La rebelión de las masas". Su argumento base es la existencia de una "sociedad europea" secular, que ha tenido diversas formas de organización a lo largo del tiempo, pero que -las circunstancias históricas actuales- exigen se formalicen políticamente en un nuevo Estado nacional que comprenda a las distintas patrias tradicionales. Su idea nuclear es esta: "Dadas las condiciones de la vida actual, los pueblos de Europa solo pueden salvarse si trascienden esa vieja idea esclerosada poniéndose en camino hacia una supra-nación, hacia una integración europea".

Pero quizá, concluye su cita sobre Ortega el profesor Abellán, el mejor resumen de su pensamiento lo encontramos en este párrafo inédito hasta hace poco: "Es palmario que ningún Estado nacional europeo ha sido nunca totalmente soberano en relación con los demás. La soberanía nacional ha sido siempre relativa y limitada por la presión que sobre cada una de ellas ejercía el cuerpo íntegro de Europa. La total soberanía era una declaración utópica que encabezaba la redacción de la Constitución, pero, en la realidad, sobre cada Estado nacional gravitaba el conjunto de los demás pueblos europeos que ponían límites al libre comportamiento de cada uno de ellos amenazándole con guerras y represalias de toda índole, es decir, penas y castigos, según son constitutivos de todo derecho y de todo Estado. Había, pues, un poder público europeo y había un Estado europeo. Solo que este Estado no había tomado la figura precisa que los juristas llaman Estado, pero que los historiadores, más interesados en las realidades que en los formalismos jurídicos, no deben dudar en llamarlo así. Ese Estado europeo ha recibido en el pasado diversos nombres. En tiempo de Wilhelm von Humboldt se le llama "concierto europeo" y poco después hasta la Primera Guerra Mundial se le llamó "equilibrio europeo". Por tanto, los pudores que hoy algunos pueblos sienten o fingen sentir ante todo proyecto que limite su soberanía no están justificados y se originan en lo poco claras que están en las cabezas las ideas sobre la realidad histórica".

¿Queda algo de esa entusiasta e ilusionante idea de Europa en el quehacer diario de las instituciones de la Unión Europea de 2015? Yo personalmente, estimado señor Schulz, creo que poco o nada.

Presidente Schulz, me he tomado el atrevimiento de dirigirle esta carta abierta en la confianza que me depara el hecho de saberle un europeísta convencido y confeso, y como no, también por ostentar la presidencia del órgano que dentro de la Unión Europea, o lo que queda de ella, nos representa a nosotros exclusivamente, a los sufridos ciudadadanos de la Unión: nuestro parlamento, el parlamento de todos nosotros, el Parlamento Europeo.

El profesor mexicano Gustavo R. Velasco escribía en septiembre de 1943, en plena II Guerra Mundial, el prólogo de la edición del famoso tratado "El Federalista", de los ilustrados norteamericanos A. Hamilton, J. Madison y J. Jay, para el Fondo de Cultura Económica de México. Y relata en él que terminada la Guerra de Independencia mediante un tratado preliminar firmado a finales de 1782, sobrevino a los recien independizados estadounidenses el movimiento de desilusión-reacción que suele seguir a las épocas de gran tensión, una vez que desaparece el peligro del exterior que aplaca las diferencias internas. Y las trece colonias, que habían conducido la lucha contra Gran Bretaña en la forma más desunida que imaginarse pueda y atendiendo ante todo a sus intereses particulares, hasta marzo de 1781 no terminaron de ratificar el pacto que daba forma a los llamados "Artículos de Confederación", que llevaron a la Unión a una condición cercana a la anarquía. Las condiciones económicas eran precarias, dice el profesor Velasco, en una nación obligada a hacer reajustes profundos en la organización de su economía, agravada por la emisión de papel moneda y por la repudiación por parte de varios Estados de las deudas que habían contraído. La oposición de intereses entre diversos grupos de la población, principalmente entre las ciudades y el campo y entre deudores y acreedores, alcanzó a provocar motines y brotes armados. En una palabra, dice, a las altas esperanzas que se fincaban en la victoria y la consecución de la independencia habían sucedido sentimientos de confusión y desaliento, de tal grado, que los historiadores llamaron a esa época el "período crítico de la historia americana".

¿Será ese, señor Schulz, el momento crítico que su compatriota el señor Fischer denunciaba a la Unión Europea para este año 2015 en su artículo de hace unos días? Sea lo que fuere, continúa el profesor Velasco, se extendió entre los norteamericanos la convicción profunda de que era indispensable un cambio radical, y aunque a regañadientes, el Congreso convocó a una Convención que debería reunirse en Filadelfia en mayo de 1787 con el objeto único y expreso de revisar los Artículos de Confederación y de presentar dictamen a las  sobre las alteraciones y adiciones a los mismos que fueran necesarios a fin de adecuar la Constitución federal a las exigencias del Gobierno y el mantenimiento de la Unión.

Como es bien sabido, la Convención, que se reunió entre el 14 de mayo y el 17 de septiembre de ese año, resolvió como algo obvio que para alcanzar los fines que el Congreso le había asignado no bastaba con acometer una reforma de los Artículos de Confederación, así que sin perder tiempo en ello, y tras discusiones acaloradas que a punto estuvieron de provocar su disolución, se decidió por elaborar un nuevo proyecto constitucional que tras ser ratificado por el pueblo de los Estados de la Unión se convirtió en la actual Constitución de los Estados Unidos de América.

Termino, señor presidente, invitándole a hacer llegar esta petición al parlamento que preside: A "mi Parlamento"; al parlamento que representa al pueblo europeo en su conjunto. Y ello, con una doble finalidad: primera, animar al parlamento europeo como representación genuina de los ciudadanos de la Unión a que asuma el protagonismo que le corresponde de pleno derecho en el proceso de construcción de la nación europea y se pronuncie por la necesidad de proclamar ya la unión federal de los pueblos y Estados europeos y la creación de los Estados Unidos de Europa. Segunda, que con la misma determinación dé los pasos necesarios para elaborar, aprobar y someter a los pueblos y Estados de la Unión un proyecto de Constitución para los Estados Unidos de Europa.

Gracias, señor presidente, por su amable atención.

Carlos Campos ("HArendt")
Historiador
Las Palmas de Gran Canaria
(Islas Canarias, España, UE)


P.S.: Consternado por el criminal atentado terrorista de esta mañana en París contra los periodistas del semanario francés Charlie Hebdo, quisiera manifestarle mi repulsa más absoluta a los autores e inductores de tan horrendo acto y mi respeto profundo a las víctimas del mismo, en la seguridad de que la violencia sectaria nunca prevalecerá en los pueblos de Europa sobre sus ansias de libertad, convivencia y progreso en paz.


***


Con fecha 30 de marzo de 2015 recibo el siguiente correo electrónico de la Unidad de Solicitudes de Información del Parlamento europeo:


A(2014)415
CL/rf

Estimado Sr. Campos:

El Presidente del Parlamento Europeo (PE), Martin Schulz, ha recibido su mensaje electrónico en el que recoge un enlace a su carta abierta sobre la Unión Europea (UE).

Rogamos acepte nuestras disculpas por el retraso en la respuesta a su mensaje. El Presidente del PE recibe diariamente una cantidad elevada de solicitudes y no es posible responder a todas ellas en un plazo breve de tiempo.

El Presidente nos ha encargado responder a su correo.

Le indicamos que el Sr. Martin Schulz ha recordado en varias ocasiones el interés del Parlamento Europeo por recuperar la confianza de los ciudadanos en la Unión Europea.

En su discurso inaugural, tras su reelección como Presidente del PE, el Sr. Schulz ha insistido una vez más en este asunto, al asegurar que "solo ganaremos la confianza de los ciudadanos si los ciudadanos sienten que la Unión Europea está a su lado, que les protege y les fortalece. La base del Estado de Derecho, Señorías, es el respeto de la dignidad humana, de la dignidad de cada ser humano con independencia de su sexo, su origen, el color de su piel, sus creencias o su modo de vida".

El Presidente del PE también recordó los diferentes desafíos a los que se enfrenta actualmente la UE, como el desempleo juvenil, las desigualdades entre países y entre grupos sociales o las reformas en el sistema bancario y fiscal, entre otros numerosos temas. Usted puede consultar el texto íntegro de este discurso en la página web del Presidente del PE.

En su intervención de julio de 2014 ante el Consejo Europeo (reunión de los jefes de Estado o de Gobierno de cada país de la UE), el Sr. Schulz volvió a referirse a estos temas y destacó que: "en la presente legislatura nos enfrentaremos a desafíos muy importantes. El Parlamento Europeo quiere hacer frente a esos desafíos sobre la base del método comunitario y cooperando lealmente con la nueva Comisión y con ustedes".

En su discurso de diciembre ante el Consejo, en diciembre, el Presidente del PE destacó la importancia del plan de inversiones de la UE y aseguró que dicho plan es "una señal inequívoca de nuestro compromiso de situar a Europa en una nueva senda de crecimiento y empleo. Y es de la mayor importancia que ustedes también muestren su compromiso inequívoco con él". Puede consultar más información sobre este plan de inversiones la nota de prensa del PE a este respecto.

Esperamos que estas informaciones resulten de su interés.

Reciba un atento saludo,

Unidad de Solicitudes de Información de los Ciudadanos
www.europarl.europa.eu/askEP 











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martes, 16 de septiembre de 2014

¿Por qué dormía Europa?...






A comienzos del verano de 1940, cuando hacía justamente nueve meses que había estallado la guerra en Europa, un joven y brillante estudiante de la Universidad de Harvard (Cambridge, Massachusetts) leía su tesis de graduación en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales. Se titulaba "Appeasement in Munich", y analizaba en ella las razones que llevaron al gobierno británico a una suicida política de contemporización y apaciguamiento a toda costa con el cada vez más creciente belicismo de Hitler, y a firmar con él los vergonzantes acuerdos de Munich que darían rienda suelta al expansionismo nazi. Obtiene la calificación de "Sobresaliente Cum Laude", y un mes después se publica como libro con el título de "¿Por qué dormía Inglaterra?", convirtiéndose en un auténtico "superventas" que gana el prestigioso premio Pulitzer de ese mismo año. Veinte años más tarde, ese joven estudiante, John F. Kennedy, sería elegido presidente de los Estados Unidos de América.

"¿Por qué dormia Inglaterra?" se publica en España por la editorial barcelonesa Plaza y Janés en 1965, supongo que a raíz de la conmoción mundial que produce el asesinato del presidente Kennedy. Yo la leo ese mismo año en una edición de bolsillo que aún conservo y que, casualmente, ojeaba hace unos días. Ya he dejado constancia en este blog de mi juvenil apasionamiento por la figura de Kennedy. Su trágica muerte dio lugar a uno de los días que más imborrable impresión han dejado en mi vida, y que puedo relatar minuto a minuto con exactitud. Su lectura me emociono. Lo leí con fervor y apasionamiento y, en cierto modo, encaminó mi recién iniciada vida académica hacia la Historia y la Ciencia Política.

No tengo muy claro que tipo de asociación de ideas me ha llevado a recordar el libro de Kennedy al leer el artículo que en el número de septiembre de Revista de Libros publica el diplomático y escritor Fidel Sendagorta titulado "Europa: poder, afecto y utopía", dedicado al comentario crítico del libro "Poder y derecho en la Unión Europea" (Madrid, Civitas/Thomson Reuters, 2014), del profesor José María Areilza Carvajal. Dice Sendagorta: "Las elecciones al parlamento europea del pasado mes de mayo han marcado un nuevo hito en la creciente desafección del electorado hacia el proyecto de integración europea. Partidos con programas contrarios a la propia Unión Europea han batido a las formaciones políticas mayoritarias en un país, como el Reino Unido, que se interroga sobre su permanencia en la Unión, pero también en Francia, uno de los Estados fundadores del proyecto de integración. En un momento en el que prevalecen los sentimientos en los debates europeos, el libro de José María Areilza nos sitúa en los argumentos de la razón. Pero el autor sabe que las ideas necesitan del motor de la emoción para ser verdaderamente movilizadoras. De ahí que su obra empiece y termine con la inquietud por la pérdida del horizonte utópico en el proyecto europea y la apelación a recuperarlo como condición esencial para que pueda revitalizarse". 

¿Fue eso, la apelación a recuperar el "horizonte utópico", lo que movió a los parlamentarios españoles socialistas a romper el pacto del grupo socialista europeo votando en contra de la elección como presidente de la Comisión del liberal-conservador luxemburgués Jean-Claude Juncker, un europeísta convencido? A mí, personalmente, me pareció un gesto promovido más por asuntos de política interna española que europea. Al parecer, más preocupados por la estética que por la ética, los europarlamentarios socialistas españoles, con escaso sentido de la responsabilidad, se saltaron el pacto interno del grupo socialista europeo en un gesto muy poco coherente ni prometedor, y más, si tenemos en cuenta que los grupos parlamentarios afectados mantuvieron su voto favorable a la reelección del socialista Martin Schulz como presidente del Parlamento. Me dolió, porque no tengo reparos en confesar que me siento identificado con los ideales de la socialdemocracia europea y española, por ese orden.

Pero vuelvo, y con ello termino la entrada, al libro que me ha servido de excusa para escribirla. La verdad es que no me gustaría que ninguno de mis nietos obtuviera su grado académico dentro de veinte años con una tesis que se preguntara y explicara "¿Por qué dormía Europa?...", precisamente, cuando más necesitábamos de ella. Eso sería una muy mala perspectiva, que no les deseo en modo alguno. 

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





John F. Kennedy (1917-1963) 



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miércoles, 21 de mayo de 2014

¿De teloneros?: Lo que nos jugamos en Europa




Alegoría de Europa (1870)



A mis nietos

Les pido disculpas anticip
adas por esta entrada de hoy un tanto digresiva sobre las elecciones del domingo próximo al parlamento de la Unión Europea, ya que voy a comenzarla hablando de arte. Ya irán viendo las razones que me llevan a ello si se animan a seguir leyéndome... 

Desde luego si buscan la definición de "arte" en el Diccionario de la Real Academia Española tengo la impresión de que no van a sacar nada en claro. Si acaso, llegarán a la conclusión algo pedestre de que arte es lo que hacen los artistas; y vuelta al comienzo: ¿qué es un artista?... Mi criterio personalísimo sobre el arte es el de que lo es toda obra material humana que produce en el que la ve, lee u oye un sentimiento de placer estético. 

Soy asiduo visitante de museos y lector empedernido que ha ido formando su criterio estético a base de trompicones. Y más bien clásico, por no decir antiguo... Recuerdo en una de mis últimas visitas al "Reina Sofía" en Madrid, hace ya bastantes años, una sala del museo desnuda absolutamente de todo ornamento salvo una descomunal plancha de acero sobre el suelo de la sala, de como poco quince metros de larga por cuatro o cinco de ancha... No recuerdo de "quién" era la susodicha obra de arte, ni falta que me hace. Creo, sinceramente, que "eso" no es arte, sino una enorme tomadura de pelo. Exactamente igual que el circo montado por los candidatos españoles a ocupar una plaza en el próximo parlamento de la Unión. Exactamente 2106 candidatos, repartidos en 39 candidaturas, para ocupar 54 puestos en el parlamento de Estrasburgo.

No estoy en contra, evidentemente, del derecho de todo ciudadano europeo a presentarse a las elecciones a su parlamento, pero ¿39 candidaturas, de las cuales al menos treinta de ellas van a obtener menos votos que candidatos figuran en la papeleta? Es, como la plancha de acero del "Reina Sofía", y con todo respeto para sus esforzados paladines, una solemne tomadura de pelo. Algo que tendría fácil solución si se exigiera a cada candidatura una fianza económica previa de, pongamos, diez mil euros (a unos 200 euros por candidato) que solo recuperarían de obtener como mínimo un humildísimo uno por ciento del total de los votos emitidos. La tomadura de pelo se reduciría bastante y todos saldríamos ganando.   

Sigo a distancia y sin excesivo interés la campaña para las elecciones al parlamento de la Unión del 25 de mayo. Puntualizo: No me interesa la campaña; las elecciones, por supuesto que sí, y mucho. Ya expuse las razones hace unos días y no es cuestión de repetirme. Y de todas maneras, yo ya he votado por correo. 

Sobre el papelón que están haciendo los candidatos, al menos en España, prefiero no hablar. Meros teloneros de Jean-Claude Juncker y Martin Schulz, los únicos que cuentan con posibilidades reales de alzarse con la presidencia de la Comisión Europea, y cuyos debates se nos han escamoteado (aunque tampoco ellos parece que hayan estado especialmente brillantes) a las ciudadanos españoles, entretenidos con las majaderías del candidato del partido popular y las naderías de casi todos los demás. Léase al respecto el artículo "Europa se merecía más (y las mujeres también, Sr. Cañete)", de la directora del Huffington Post, Montserrat Domínguez. Para llorar...

Y sin embargo, el día 25 de mayo Europa se juega, literalmente, su futuro. No solo el inmediato de las instituciones de la Unión, sino el que realmente importa, el de sus más quinientos millones de ciudadanos, impotentes ante la incompetencia manifiesta de sus gobernantes, de todos, para sacarla del marasmo en que se encuentra.

Termino invitándoles a la lectura del artículo "La más crucial de las votaciones en Europa" que el profesor británico Timothy Garton-Ash, un euopeísta convencido, publica hoy en el diario El País. Lo verán todo, lo que Europa se juega el próximo domingo, con bastante claridad. Y por desgracia, como él dice, es Alemania la única que puede marcar el paso. Si no lo hace ella, no lo va a hacer nadie.

Así que no hagan caso de las "casandras" que invitan a la abstención como solución. Pasar del tema nunca es la solución de nada. Involúcrense. Y voten. Mejor al lado izquierdo, esa es mi opción. Pero voten en cualquier caso.

Le he dedicado esta entrada a mis tres nietos porque de ellos es el futuro. Y ahora sean felices, por favor, y como decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





Alegoría de Europa (España, 2014)





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miércoles, 7 de mayo de 2014

Por Europa




El rapto de Europa (Pedro Pablo Rubens, 1629, Museo del Prado)



Cuenta la mitología griega que Europa era una joven doncella fenicia, hija del rey de Tiro, de la que el lascivo Zeus se enamoró prendidamente. Para conseguirla, Zeus se transformó en un hermoso toro blanco y se puso a pastar en la playa de Tiro donde Europa y su séquito recogían flores. Ante la belleza y mansedumbre del animal la joven princesa se acercó hasta él para acariciar su lomo. El toro se agachó como invitando a Europa a subirsel, y cuando así lo hizo la doncella, Zeus se echó a volar y la llevó hasta la isla de Creta donde la hizo suya convirtiéndola en la primera reina de la isla. El momento de emprender el vuelo con Europa en su lomo es la imagen que recoge el cuadro de Rubens que encabeza esta entrada.

El próximo jueves 9 de mayo se cumplen 63 años de la Declaración emitida por el ministro de asuntos exteriores francés Robert Schuman que puso en marcha el proceso de unificación europeo. Algo impensable tan solo cinco años después de finalizada la más sangrienta y atroz de las guerras civiles europeas. Dicha declaración se considera históricamente como el primer paso dado para la constitución de lo que hoy es la Unión Europea. De ahí la razón de que el 9 de mayo se conmemore y celebre como el Día de Europa. Y entre el 22 y el 25 de mayo tendrán lugar las elecciones del Parlamento europeo, su octava legislatura, que por vez primera será el que elija al próximo presidente de la Comisión Europea, o lo que es lo mismo, al gobierno de la Unión.

¿Interesa Europa a los ciudadanos europeos? ¿Existe algo real llamado Europa? ¿Queda algo de la idea de Europa que se alumbró en la Declaración Schuman de 1950? ¿Está secuestrada Europa aun hoy como ayer? ¿Es Bruselas el moderno y lascivo Zeus que seduce con engaños a la virginal doncella Europa? ¿O más bien los secuestradores de Europa son los gobiernos de los Estados-nación que bloquean con su autismo, cortedad de miras e intereses exclusivamente nacionales toda posibilidad de convergencia real hacia una Europa unida, solidaria y fuerte no solo en lo económico y financiero sino también en lo político y lo social? 

Les invito a reflexionar sobre esas preguntas. Y que acudan a votar a pesar del desánimo que les invada, no pensando en castigar al gobierno regional o nacional de turno. No pensando en los intereses de Canarias o de España (en mi caso), sino en los intereses comunes que tenemos como europeos. Se que resulta difícil afrontarlo así, pero es que es así como debemos hacerlo porque lisa y llanamente nos estamos jugando nuestro futuro y el de nuestros hijos y nietos.

El diario El País de hoy publica un "especial" dedicado a Europa, que lleva por título: "Un continente antes las elecciones", en el que se recoge, entre otras muchas cosas, el encuentro celebrado entre los candidatos de las dos grandes formaciones europeas a presidir la Comisión, el conservador Jean-Claude Juncker y el socialista Martin Schulz, expresidente del Parlamento europeo, con representantes de los cinco medios de prensa más importantes de Europa.

En enero de 2005, con motivo del referéndum a celebrar en España sobre el proyecto de Constitución Europea, tuve el honor de pronunciar una conferencia en Las Palmas en defensa del voto afirmativo a la misma, que terminaba con estas premonitorios palabras pronunciadas por Víctor Hugo en 1848: "Llegará un día que todas las naciones del continente, sin perder su idiosincrasia o su gloriosa individualidad, se fundirán estrechamente en una unidad superior y constituirán la fraternidad europea. Llegará un día que no habrá otros campos de batalla que los mercados abriéndose a las ideas. Llegará un día en que las balas serán sustituidas por los votos". 

No dejemos que ese sueño perezca entre los europeos que duermen y los europeos que bostezan. Europa sí merece la pena.

Sean felices, por favor. Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt








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