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domingo, 2 de mayo de 2010

Krugman y los banqueros




El profesor Paul Krugman




Comenzar el mes comentando un artículo de un Premio Nobel y que encima éste (el PN) venga a decir lo mismo que Mariano José de Larra 200 años ha y que un plumilla aficionado como yo hace cuatro días, pues.., que quieren que les diga: me llena de satisfacción... 

¿Lo recuerdan? Lo citaba, a Larra, en mi entrada anterior, titulada "Standard & Poor´s". Decía el maestro de periodistas a mediados de la década de 1830:  "¿Cómo se quiere lograr este fin [interesar a la ciudadanía en la causa de los asuntos públicos] no viendo más termómetro del público bienestar que el alza o baja de los fondos en la Bolsa, en cuyo movimiento sólo se interesan veinte jugadores?". Y yo, por mi parte, concluía mi comentario con estas palabras: "Las instituciones públicas nacionales, europeas e internacionales no pueden estar a merced de las opiniones de unos señores y entidades privadas que han demostrado que no merecen credibilidad. La Bolsa, como decía Larra hace 180 años no puede ser el termómetro de la vida pública. Y si funciona mal, habrá que arreglarla, o cambiar las reglas de su juego, pero lo que no puede consentir una sociedad madura y democrática es que los intereses privados de unos especuladores arruinen la economía y la solvencia de un Estado y la vida de sus ciudadanos".

Pues bien, lo dicho anteriormente son juegos florales al lado de lo que Paul Krugman, profesor en la Universidad de Princeton y Premio Nobel de Economía 2008, dice de los banqueros de su país y de Wall Street en un artículo sin desperdicio que publica hoy domingo la revista Negocios. Lo reproduzco más adelante, pero vayan haciendo boca con algunas de sus perlas.

La primera, directa al presidente Obama, por quedarse corto: "Obama debería estar tratando de hacer lo que es bueno para el país, y punto. Si hacerlo perjudica a los banqueros, qué se le va a hacer". La segunda, a Wall Street: "lo que es malo para Wall Street podría ser bueno para Estados Unidos". Y la tercera a los banqueros; "¿Por qué estaban ganando dinero a paladas los banqueros? Mi interpretación, que refleja los esfuerzos de los economistas financieros por encontrarle sentido a la catástrofe, es que principalmente apostaban con dinero de otra gente".

Después de esa andanada a la línea de flotación, Krugman advierte a los optimistas: "Tras recibir un duro golpe durante el periodo inmediatamente posterior a la crisis, los beneficios del sector financiero se están disparando otra vez. Parece muy probable que el sector volverá a jugar a los mismos juegos que nos metieron en este lío inicialmente".

Luego, vienen las recomendaciones: "El Fondo Monerario Internacional ha hecho un llamamiento en favor de un impuesto sobre la actividad financiera -un FAT, o 'gordo', en sus siglas en inglés- que gravaría los beneficios y las remuneraciones del sector financiero. Un impuesto así, sostiene el fondo, podría "atenuar la asunción de riesgos excesivos".

Y para terminar, patada directa a "sus partes íntimas", las de Wall Street: "La propuesta del FMI es en realidad demasiado blanda. Aun así, si se convierte en una realidad, Wall Street va a estar que trina. Pero el hecho es que hemos estado dedicando una parte demasiado grande de nuestra riqueza, una parte demasiado grande del talento del país, al negocio de diseñar complejos planes financieros y trapichear con ellos; planes que tienen cierta tendencia a destrozar la economía. Poner fin a esta situación perjudicará al sector financiero. ¿Y?".

Pues eso: ¿Y? ¿Verdad que no se puede decir más alto y más claro? Pues hala, a trabajar. Duro con ellos, Sr. Obama. Gracias, Sr. Krugman. Y ustedes, señoras y señores del BCE, la Comisión Europea, y la presidencia de turno de la U.E., ¡venga, un poco más de decisión!...

En la sección de vídeos he puesto una entrevista que en TVE1 le hacían al profesor Krugman recientemente sobre la crisis en España, sus causas y consecuencias y posibles soluciones. Espero que les resulte interesante. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt







Barack Obama, presidente de EE.UU.




"NO LLOREN POR WALL STREET", por Paul Krugman
NEGOCIOS - 02/05/2010

La semana pasada, el presidente Obama fue a Manhattan, donde instó a una audiencia proveniente en gran parte de Wall Street a respaldar la reforma financiera. "Creo", afirmó, "que estas reformas son, en última instancia, no sólo lo mejor para los intereses de nuestro país, sino también lo mejor para los intereses del sector financiero".

Bueno, ojalá que no hubiese dicho eso; y no sólo porque realmente necesite, desde el punto de vista político, adoptar una postura populista, poner alguna distancia visible entre él y los banqueros. El hecho es que Obama debería estar tratando de hacer lo que es bueno para el país, y punto. Si hacerlo perjudica a los banqueros, qué se le va a hacer.

Es más aún, la reforma realmente debería perjudicar a los banqueros. Un conjunto cada vez mayor de análisis indica que un sector financiero excesivamente grande es perjudicial para la economía en general. Reducir ese sector excesivamente grande no hará feliz a Wall Street, pero lo que es malo para Wall Street podría ser bueno para Estados Unidos.

Ahora bien, las reformas que actualmente están sobre el tapete -y que yo apoyo- podrían terminar siendo buenas para el sector financiero, así como para el resto de nosotros. Pero eso se debe a que sólo abordan una parte del problema: harían las finanzas más seguras, pero podrían no hacerlas más pequeñas.

¿Cuál es el problema con las finanzas? Empecemos por el hecho de que el sector financiero moderno genera enormes ingresos y nóminas, pero proporciona pocos beneficios tangibles.

¿Se acuerdan de la película de 1984 Wall Street, en la que Gordon Gekko afirmaba que "la codicia es buena"? Según los criterios actuales, Gekko sería un pelagatos. En los años que precedieron a la crisis de 2008, el sector financiero representaba un tercio de los ingresos nacionales totales (aproximadamente, el doble de lo que suponía dos décadas antes).

Nos decían que estos beneficios estaban justificados porque el sector estaba haciendo grandes cosas por la economía. Canalizaba el capital hacia usos productivos; repartía el riesgo; mejoraba la estabilidad financiera. Ninguna de esas cosas era cierta. El capital no se estaba canalizando hacia los innovadores que crean empleo, sino hacia una burbuja inmobiliaria insostenible; el riesgo estaba concentrado, no repartido; y cuando la burbuja estalló, el supuestamente estable sistema financiero se hundió, con la peor crisis mundial desde la Gran Depresión como daño colateral.

Entonces, ¿por qué estaban ganando dinero a paladas los banqueros? Mi interpretación, que refleja los esfuerzos de los economistas financieros por encontrarle sentido a la catástrofe, es que principalmente apostaban con dinero de otra gente. El sector financiero hizo apuestas demasiado grandes y arriesgadas con fondos prestados -apuestas que fueron enormemente rentables hasta que fallaron-, pero fue capaz de conseguir préstamos baratos porque los inversores no comprendían lo frágil que era el sector.

¿Y qué hay de los tan cacareados beneficios de la innovación financiera? Coincido con los economistas Andrei Shleifer y Robert Vishny, que en un artículo reciente sostienen que gran parte de esa innovación consistió en crear la ilusión de seguridad proporcionando a los inversores sustitutos falsos de activos pasados de moda como los depósitos bancarios. Finalmente, la ilusión se vino abajo (y la consecuencia fue una crisis financiera desastrosa).

En su discurso de la semana pasada, por cierto, Obama insistió -dos veces- en que la reforma financiera no ahogará la innovación. Es una lástima.

Y ésta es la cuestión: tras recibir un duro golpe durante el periodo inmediatamente posterior a la crisis, los beneficios del sector financiero se están disparando otra vez. Parece muy probable que el sector volverá a jugar a los mismos juegos que nos metieron en este lío inicialmente.

De modo que, ¿qué tenemos que hacer? Como he dicho, apoyo las propuestas de reforma de la Administración de Obama y sus aliados del Congreso. Entre otras cosas, sería una pena ver que la campaña antirreforma de los dirigentes republicanos -una campaña marcada por una falta de honradez y una hipocresía asombrosas- triunfa.

Pero estas reformas deberían ser sólo el primer paso. También tenemos que reducir el tamaño de las finanzas.

Y no son sólo los detractores de fuera los que dicen esto (no es que los detractores de fuera críticos tengan nada de malo, ya que han acertado mucho más que los supuestamente buenos conocedores del tema; véase Greenspan, Alan). El Fondo Monerario Internacional ha hecho un llamamiento en favor de un impuesto sobre la actividad financiera -un FAT, o 'gordo', en sus siglas en inglés- que gravaría los beneficios y las remuneraciones del sector financiero. Un impuesto así, sostiene el fondo, podría "atenuar la asunción de riesgos excesivos". También podría "tender a reducir el tamaño del sector financiero", cosa que el fondo presenta como algo bueno.

El tema es que la propuesta del FMI es en realidad demasiado blanda. Aun así, si se convierte en una realidad, Wall Street va a estar que trina.

Pero el hecho es que hemos estado dedicando una parte demasiado grande de nuestra riqueza, una parte demasiado grande del talento del país, al negocio de diseñar complejos planes financieros y trapichear con ellos; planes que tienen cierta tendencia a destrozar la economía. Poner fin a esta situación perjudicará al sector financiero. ¿Y?





Jean-Claude Trichet, presidente del BCE





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Entrada núm. 1301 -
http://harendt.blogspot.com

"Pues, tanto como saber, me agrada dudar" (Dante)
"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)

miércoles, 28 de abril de 2010

Standard & Poor´s

 Sede de la Standard & Poor´s




La noticia de la tarde: "La agencia de calificaciones Standard & Poor's (S&P) ha rebajado un escalón la nota de la deuda española a largo plazo. La calificación ha pasado de AA+ a AA con perspectiva negativa, lo que deja abierta la posibilidad de nuevos recortes de rating a medio plazo. La noticia ha caído como una bomba en la Bolsa de Madrid, que cuando se conoció caía en torno al 1,5%. La sesión ha terminado con un descenso del 2,99%, que se suma a la caída del 4,19% de ayer".

Nada más conocerla he recordado un pasaje del artículo "El Ministerio Mendizabal", escrito por Mariano José de Larra (1809-1837) en los años 30 del siglo XIX. Decía Larra en él: "¿Cómo se quiere lograr este fin [interesar a la ciudadanía en la causa de los asuntos públicos] no viendo más termómetro del público bienestar que el alza o baja de los fondos en la Bolsa, en cuyo movimiento sólo se interesan veinte jugadores?".
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Salvando las distancias, pienso que no se puede decir con mayor claridad. Las instituciones públicas nacionales, europeas e internacionales no pueden estar a merced de las opiniones de unos señores y entidades privadas que han demostrado que no merecen credibilidad. La Bolsa, como decía Larra hace 180 años no puede ser el termómetro de la vida pública. Y si funciona mal, habrá que arreglarla, o cambiar las reglas de su juego, pero lo que no puede consentir una sociedad madura y democrática es que los intereses privados de unos especuladores arruinen la economía y la solvencia de un Estado y la vida de sus ciudadanos. Y si los gobiernos no saben afrontar la situación, cámbieselos.

He puesto en la sección de vídeos una entrevista que le hicieron en su día al profesor Leopoldo  Abadía, dónde explica con sencillez y cierta dosis de gracia el origen, las causas y el desarrollo de la crisis financiera que nos asola. Espero que les resulte interesante. Y sean felices a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt






Emblema del Fondo Monetario Internacional




 




"STANDARD & POOR´S REBAJA UN ESCALÓN LA CALIDAD DE LA DEUDA ESPAÑOLA", por Luis Doncel
ELPAIS.com  -  Economía - 28-04-2010

La agencia de calificación abre la puerta a nuevos recortes. La agencia Standard & Poor's (S&P) ha rebajado un escalón la nota de la deuda española a largo plazo. La calificación ha pasado de AA+ a AA con perspectiva negativa, lo que deja abierta la posibilidad de nuevos recortes de rating a medio plazo.

La noticia ha caído como una bomba en la Bolsa de Madrid, que cuando se conoció caía en torno al 1,5%. La sesión ha terminado con un descenso del 2,99%, que se suma a la caída del 4,19% de ayer.

"En nuestra opinión, es probable que España sufra un largo periodo de bajo crecimiento económico, lo que perjudica la situación de sus arcas públicas. La previsión negativa refleja la posibilidad de otra rebaja si las finanzas públicas españolas evolucionan peor de lo que nosotros ahora prevemos", asegura el comunicado de S&P

La decisión se produce un día después de que la calificadora degradara ayer a bono basura la deuda griega y los mercados temblaran. El mismo día bajó dos escalones el rating portugués hasta A-, lo que sirvió para que todas los ojos apuntaran a Lisboa como la siguiente pieza del dominó en el que se juegan su sostenibilidad los países de la periferia de la zona euro. Ahora es el turno de España.

La pregunta que muchos se hacen es cómo han acumulado tanto poder unas empresas que quedaron en entredicho en verano de 2008 tras sus errores de diagnóstico en el hundimiento del banco estadounidense Lehman Brothers.

"Que algunas agencias intenten erigirse de nuevo en albaceas de la pureza económica y cuestionen los pilares sobre los que se sustenta nuestra economía produce cuando menos cierta dosis de perplejidad",
disparó ayer la vicepresidenta primera al conocer las rebajas del rating griego y portugués. Quizás María Teresa Fernández de la Vega estaba poniendo la venda antes de la herida, y con sus críticas se anticipaba a algo que ayer ya parecía muy posible: la degradación de la deuda española por parte de S&P. "Estamos adoptando todas las medidas para cumplir nuestros compromisos", ha añadido hoy la propia De la Vega tras conocer la rebaja del rating español.

Pablo Guijarro, de Analistas Financieros Internacionales, cree que esta rebaja no tiene por qué ser traumática. "A nadie le coge por sorpresa, porque la propia cotización de la deuda ya recogía este riesgo. S&P ya avisó el pasado diciembre de que esto podría ocurrir cuando publicó una previsión negativa para nuestro país", sostiene. Dos de las tres agencias más importantes, Moody's y Fitch atribuyen por ahora la calificación más alta a la deuda española (Aaa y AAA, respectivamente), lo que supone una calidad óptima. Mientras que S&P le otorga un AA, el tercer escalón en el podio de las calificaciones, que implica una alta calidad crediticia, pero que se aleja de la óptima.

La mayoría de países europeos -Holanda, Suecia, Reino Unido, Austria, Dinamarca, Finlandia, Francia, Alemania, Luxemburgo...- obtienen matrícula cum laude en las tres agencias. España y Holanda quedan en un escalón inmediatamente inferior. La primera recibe la máxima calificación de dos de las tres empresas, y la segunda obtiene la segunda mejor nota de las tres. Más abajo quedan Irlanda, Italia y Portugal. Y el perdedor absoluto es Grecia, cuya deuda tiene el dudoso honor de haber abandonado la zona de inversión para pasar a ser considerada como especulación. En román paladino: ha quedado al nivel del bono basura.

A estas temidas agencias se les ha criticado mucho porque tienden a sobrerreaccionar en momentos convulsos como los que vivimos; y en cambio, a dar su visto bueno con demasiada facilidad cuando las cosas van bien. "Es cierto que en el caso de los Estados soberanos están intentando anticipar las dificultades que podrán atravesar y puede que estén yendo más allá de lo que parece razonable. Pero esta sobrerreacción también obedece a las críticas que recibieron después de Lehman Brothers por no haber advertido nada. Están tratando de mejorar su imagen", concluye Guijarro.

El Gobierno pide calma tras el recorte de S&P ya que España sabe "hacer sus deberes". Nadie lo ve tan negro como Standard & Poor's. La agencia matiza que la decisión "no tiene un impacto inmediato" en la banca.

La agencia de medición de riesgos Standard & Poors ha advertido de que la rebaja de la calificación de la deuda española de 'AA+' a 'AA' con perspectiva negativa "no tiene un impacto inmediato en los rating de los bancos españoles". Además de las perspectivas económicas "débiles", los riesgos económicos para el sector bancario español "se acentúan", según la agencia, "por la concentración excesiva de los créditos morosos en el sector de la construcción".

Así, indica que continuarán observando "de cerca" cómo la corrección de estos desequilibrios económicos afecta al crédito y a la capacidad de los bancos para absorber la morosidad. En concreto, analizará el impacto del "actual y fuerte ajuste del sector inmobiliario, que está dando lugar a una considerable acumulación de activos problemáticos", además de seguir "el impacto de un entorno operativo menos favorable, con un bajo crecimiento del volumen de negocio y mayores costes de
financiación".

Por otra parte, la agencia ha rebajado la calificación de deuda de 'AA+' a 'AA' a una emisión del Fondo de Estructuración Ordenada Bancaria (FROB) de 3.000 millones de euros.






El Banco Central Europeo





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Entrada núm. 1300 -
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"Pues, tanto como saber, me agrada dudar" (Dante)
"La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura" (Voltaire)