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lunes, 9 de mayo de 2016

[Poesía y pintura] Hoy, con Juan Meléndez Valdés y Alberto Durero




Juan Meléndez Valdés


Durante las próxima semanas voy a intentar unir en una misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor en lengua española y de mis pinturas clásicas favoritas. Espero que sean de su agrado. Hoy dedico la entrada al poeta Juan Meléndez Valdés y al pintor Alberto Durero.

Juan Meléndez Valdés (1754-1817 fue un poeta, jurista y político español. De familia hidalga, estudió en la Corte latín, filosofía y griego, y leyes en la Universidad de Salamanca. De ideas liberales, fue partidario del rey José I Bonaparte. Les dejo con su soneto No temas, simplecilla; del dichoso.



NO TEMAS, SIMPLECILLA; DEL DICHOSO


No temas, simplecilla; del dichoso
galán pastor no tardes la ventura;
apenado a tí corre; su ternura
premio al fin halle y su anhelar, reposo.

De rosa en la coyunda el cuello hermoso
pon al yugo feliz; la copa apura
que amor te brinda, y de triunfar segura
entra en lides süaves con tu esposo.

¡La vista tornas! ¡Del nupcial abrazo
huyes tímida y culpas sus ardores
el rubor virginal la faz teñida!

Mas Venus... Venus... su genial regazo
sobre el lecho feliz llueve mil flores
que Filis coge, y la esquivez olvida.

Luis Meléndez Valdés


Alberto Durero (1471-1528) es el artista más famoso del Renacimiento alemán, conocido en todo el mundo por sus pinturas, dibujos, grabados y escritos teóricos sobre arte. Ejerció una decisiva influencia en los artistas del siglo XVI, tanto alemanes como de los Países Bajos, y llegó a ser admirado por maestros italianos como Rafael Sanzio. Sus grabados alcanzaron gran difusión e inspiraron a múltiples artistas posteriores. 

"Adán y Eva" es una pareja de pinturas de Durero realizada al óleo sobre tabla en 1507. Miden 209 cm. de alto y 80 cm. de ancho y se exhiben el Museo del Prado de Madrid (España). Se supone que Durero las pintó con destino al Ayuntamiento de Núremberg, donde permanecían a finales del siglo XVI. Luego pasaron al castillo de Praga, regaladas por la ciudad de Núremberg al monarca Rodolfo II, que era muy aficionado a los cuadros de desnudos. Durante la guerra de los Treinta Años, ejércitos suecos y sajones saquearon dicho castillo y estas obras en concreto acabaron siendo propiedad del rey sueco. Su hija la reina Cristina, las regaló al rey español Felipe IV en 1654. 

Los "Adán y Eva" de Durero, junto a "La Anunciación" de Fray Angélico, "El descendimiento" de Van der Weyden y "Las hilanderas" de Velázquez, son para mí visita obligada en El Prado cuando recalo en Madrid por cualquier circunstancia.



"Adán y Eva", de Alberto Durero. Museo del Prado, Madrid



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt






HArendt






Entrada núm. 2718
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martes, 15 de septiembre de 2015

[Humor & Poesía] Hoy, "Las armas del amor", de Juan Meléndez Valdés




Juan Meléndez Valdés



Es muy posible que a algún purista le parezca una blasfemia lo que pretendo hacer durante unas semanas: unir en la misma entrada algunos de los más bellos sonetos de amor y a mis viñetistas cotidianos preferidos. Bien, pues lo siento por los puristas, pero un servidor piensa que hay pocas cosas en la vida más serias que el amor y el humor, así pues, ¿por qué no juntarlos?  Todo ello sin mayores pretensiones, aun reconociendo que meter en el mismo envoltorio un soneto de amor y unas viñetas humorísticas, por muy preñadas que estén de crítica social y realidad cotidiana, puede no resultar una fórmula afortunada. En cualquier caso, espero que sean de su agrado. 

El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica, que se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos. En el primer cuarteto suele presentarse el tema de la composición, tema que el segundo cuarteto amplifica. El primer terceto reflexiona sobre la idea central expresada en los cuartetos. El terceto final, el más emotivo, remata con una reflexión grave o con un sentimiento profundo desatado por los versos anteriores. De Sicilia, el soneto pasó a la Italia central, donde fue también cultivado por los poetas del "dolce stil nuovo" (siglo XIII). A través de la influencia de Petrarca, el soneto se extiende al resto de literaturas europeas.

Continúo hoy la serie de sonetos de amor con el titulado "Las armas del amor", de Juan Meléndez Valdés (1754-1817), poeta, jurista y político liberal español. De familia hidalga extremeña. En 1767 viaja a la Corte para estudiar en el Colegio de Santo Tomás, y más tarde, en los Reales Estudios de San Isidro, filosofía moral y griego y finalmente, leyes, en la Universidad de Salamanca. En 1772 escribe sus primeros poemas y frecuenta las tertulias poéticas, en especial la de fray Juan Fernández de Rojas y la de José Cadalso, que le introduce en la cultura francesa. En 1777 ocupa provisionalmente de la cátedra de lengua griega y conoce a Jovellanos; en 1780 obtiene el premio de poesía de la Real Academia Española con su obra "Batilo" y en 1781 vuelve a la Universidad de Salamanca para ocupar la cátedra de Humanidades. En 1784 Meléndez participa para uno de los tres premios ofrecido por la ciudad de Madrid para la mejor composición dramática, obteniendo uno de ellos por "Las bodas de Camacho el rico". A estas alturas se encuentra ya con una gran fama por todo el país. Ha madurado y es conocido por todos los intelectuales, poetas y escritores de la época. El famoso impresor Joaquín Ibarra publica en 1785 el primer volumen de sus poemas con gran éxito, realizándose diversas ediciones. En 1798 comienza a ejercer de fiscal durante siete meses y con el favor de Jovellanos, obtiene los destinos sucesivos de juez de la corte en Zaragoza en 1789, canciller en Valladolid en 1791 y fiscal de la Sala de Alcaldes de la Casa y Corte en Madrid en 1797, cargo que ocupará apenas siete meses; escribe entonces sus Discursos forenses, que circularon de forma manuscrita hasta ser publicados durante el Trienio Liberal. Un año después, con la caída de Jovellanos, Meléndez se ve obligado a dejar Madrid y es desterrado a Medina del Campo. En 1802 recupera su puesto como fiscal y es destinado a Zamora, donde se dedica a proyectos sociales y al estudio. Tras la ocupación francesa se pone al servicio de José I, ocupando puestos en el Consejo de Estado, lo que le acarreará graves problemas a la marcha del rey José tras la Guerra de la Independencia. Huido a Francia, residió sucesivamente en Toulouse, Montpellier, Nîmes, Alès y Montauban; su salud se deteriora y se ve aquejado de fuertes depresiones y cuatro años más tarde fallece en Montpellier. Sus restos reposan finalmente en un mausoleo conjunto con Goya, Moratín y Donoso Cortés en el Cementerio de San Justo de Madrid.

Las viñetas de humor que reproduzco en esta ocasión son todas ellas de Forges y se han publicado en El País en estos últimos días. 

Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν", nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 




***


LAS ARMAS DEL AMOR

De tus doradas hebras, mi señora,
Amor formó los lazos para asirme;
de tus lindos ojuelos, para herirme
las flechas y la llama abrasadora.

Tu dulce boca que el carmín colora
su púrpura le dio para rendirme; 
tus manos, si al encanto quise huirme,
nieve, que en fuego se me vuelve ahora.

Tu voz suave, tu desdén fingido
y el alto seno, do el placer se anida,
pábulo añaden al ardor primero.

Amor con tales armas me ha rendido;
¡Ay, armas celestiales! ¡Ay mi vida!
Yo soy, yo quiero ser tu prisionero.

Juan Meléndez Valdés


***


VIÑETAS
























Entrada núm. 2440
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