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miércoles, 23 de agosto de 2017

[Píldoras literarias] Hoy, con "Fábula", de Jairo Aníbal Niño







La noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción de los minirrelatos. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. 

Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar breve un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente, y con mayor razón, algún texto de extensión aún menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos. 

Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación? 

Continúo la serie de Píldoras literarias con el relato titulado Fábula, del escritor colombiano Jairo Aníbal Niño (1941-2010). Publicó obras de teatro, cuentos y libros de poemas. Sus primeros pasos los dio como artista en el campo de la pintura para dedicarse más tarde a la dramaturgia. En el campo de las letras, su mayor contribución la hizo al género de la literatura infantil y juvenil a la que dedicó la mayoría de sus publicaciones y gran parte de su carrera como escritor. Fue profesor universitario, director de la Biblioteca Nacional de Colombia, guionista, director de dramaturgia del Teatro Libre de Bogotá y director del teatro de la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá.

Les dejo con su minirrelato Fábula, editado por Henry González Martínez en la obra La minificción en Colombia. Tiene diecisiete palabras y dice así: 


FÁBULA
por 
Jairo Aníbal Niño

Y los ratones hicieron una alianza, 
y la serpiente de cascabel
 le puso el cascabel al gato.






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





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miércoles, 24 de febrero de 2016

[Píldoras literarias] Hoy, "Cuento de arena", de Jairo Aníbal Niño






La noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción de los minirrelatos. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, sigue diciendo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar breve un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente, y con mayor razón, algún texto de extensión aún menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos. Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar, se pregunta,  una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación? Ustedes deciden. 

Continúo hoy la serie Píldoras literarias con el relato titulado Cuento de arena, de Jairo Aníbal Niño, citado por Henry González Martínez en su obra La minificción en Colombia

Jairo Aníbal Niño (1941-2010), escritor colombiano, publicó obras de teatro, cuentos y libros de poemas. Sus primeros pasos los dio como artista en el campo de la pintura, luego se dedicó a la dramaturgia. En el campo de las letras, su mayor contribución la hizo al género de la literatura infantil y juvenil a la que dedicó la mayoría de sus publicaciones y gran parte de su carrera como escritor. Fue profesor universitario, director de la Biblioteca Nacional de Colombia, guionista, director del taller de dramaturgia del Teatro Libre de Bogotá y director del teatro de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín. Su obra sobresale en la narrativa y la poesía, pero sin embargo es en el teatro donde el autor explora los temas que después extenderá a toda su producción. 

El microrrelato de Jairo Aníbal Niño tiene treinta palabras, y dice así:


***

CUENTO DE ARENA


Un día la ciudad desapareció. 
De cara al desierto y con los pies
 hundidos en la arena, 
todos comprendieron que durante 
treinta largos años habían 
estado viviendo en un espejismo.


***



Jairo Aníbal Niño


***



Disfrútenlo. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt





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jueves, 14 de enero de 2016

[Píldoras literarias] Hoy, "Fundición y forja", de Jairo Aníbal Niño







La noción de brevedad ronda siempre las consideraciones sobre la minificción de los minirrelatos. Aunque la brevedad no sea, ni con mucho, el único rasgo que es necesario observar en estas brillantes construcciones verbales, resulta lógico que para el lector común, e inclusive en cierta medida para el escritor, resalte de manera especial. Fue, en efecto, la primera característica que llamó la atención de lectores y críticos de esta forma literaria: la que primero produjo desconcierto y, a partir de allí, admiración. Ocurre, sin embargo, sigue diciendo, que tal noción es eminentemente subjetiva. Se puede considerar breve un relato de ocho o diez páginas, pero también lo será uno de un par de páginas, e igualmente, y con mayor razón, algún texto de extensión aún menor, que podremos describir en función de un determinado número máximo de líneas o de palabras, y no de páginas ni de párrafos. Pesan en este sentido la tradición de una literatura, y también la implícita comparación -casi instintiva, casi subconsciente- que formulamos con otros textos que conocemos, o bien con lo que se considera cuento o relato en nuestra propia literatura o en una distinta de ella. ¿Habremos de aceptar, se pregunta,  una categoría nueva, la del microrrelato brevísimo o hiperbreve, aunque el nombre resulte redundante? ¿O bien entenderemos que hay casos en que el escritor extrema alguna de las características que también tienen otros textos de este tipo, y ese hecho es percibido por el lector como un factor de diferenciación? Ustedes deciden. 

Continúo hoy la serie Píldoras literarias con el relato titulado Fundición y forja, de Jairo Aníbal Niño, publicado por Henry González Martínez en La minificción en Colombia. Jairo Aníbal Niño (1941-2010), escritor colombiano, publicó obras de teatro, cuentos y libros de poemas. Sus primeros pasos los dio como artista en el campo de la pintura, luego se dedicó a la dramaturgia. En el campo de las letras, su mayor contribución la hizo al género de la literatura infantil y juvenil a la que dedicó la mayoría de sus publicaciones y gran parte de su carrera como escritor. Fue profesor universitario, director de la Biblioteca Nacional de Colombia, guionista, director del taller de dramaturgia del Teatro Libre de Bogotá y director del teatro de la Universidad Nacional de Colombia en Medellín. 

El relato de Aníbal Niño tiene treinta palabras, y dice así:


FUNDICIÓN Y FORJA

Todo se imaginó Superman, 
menos que caería derrotado en aquella playa caliente
 y que su cuerpo fundido, 
serviría después para hacer
 tres docenas de tornillos de acero, 
de regular calidad.



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




Jairo Aníbal Niño




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