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martes, 7 de julio de 2020

[ARCHIVO DEL BLOG] La independencia de América. Publicada el 17 de abril de 2010




Portada de la Constitución de 1812


Retomo el asunto de los aniversarios que planteé en mi entrada anterior, "Historiadores y fastos patrios", del pasado día 9. Entre 1810 y 1825 todas las actuales repúblicas hispanoamericanas, excepto Uruguay, Panamá, Cuba, Puerto Rico y la República Dominicana, se separaron de España. Venezuela hizo el primer intento, fracasado, tal día como el próximo 19 de abril, de hace justamente 200 años.


Dice José Luis Abellán en su libro "Historia crítica del pensamiento español", citado por mí en la referida entrada, que en cierta ocasión, hablando de las colonias americanas, había escrito el poeta y crítico literario español Luis Cernuda ("Variaciones sobre tema mexicano", Taurus, Madrid, 1977) lo siguiente: "Unas primero, otras después, en brevísimo espacio, todas estas tierras se desprenden de España. Ningún escritor nuestro alude entonces a ello, no ya para deplorarlo, ni siquiera para contarlo... Y como el español nunca dejó pasar sin protestas tormentosas eso que en la convivencia nacional va contra su ser íntimo, si entonces no dijo palabra, ni se echó a la calle, es que nada le iba en ello". Más tarde, continúa Abellán citando a Cernuda, acaba preguntándose: "Pero, ¿cómo conciliar nuestra evidente indiferencia nacional, sino desvío hacia estas tierras, con el esfuerzo realizado y la obra obtenida por los españoles en ellas?". La indiferencia aquí constatada, dice, se convierte en muchos en alegría, cuando llega el momento de la emancipación política. El liberalismo español, afirma, encuentra consecuente con su propia ideología la independencia de aquellos países, siguiendo así la tradición  de esa constante de nuestro pensamiento que hemos llamado reiteradamente "filosofía de la negación de la religión del éxito".


En el proceso [de independencia], dice el profesor Abellán, y a favor del proceso revolucionario, intervendrán tres instituciones cuyo protagonismo resulta imposible ignorar: 1) el "Cabildo", o asamblea municipal, fortaleza del criollismo frente al poder central (virreyes, audiencias e intendentes), en el que no es posible olvidar que los indios tomaron una actitud pasiva, y que son los criollos los verdaderos artífices de la emancipación; 2) La "Junta", que, al igual que las Juntas surgidas en la Península durante la invasión, va a adquirir un protagonismo político de primer orden al romperse la continuidad monárquica del imperio, que queda sin cabeza con la prisión de Fernando VII; y 3) la "sociedad secreta", representada por la logia masónica, que tenía un carácter fundamentalmente político, utilizada por la débil burguesía española como lugar de "conspiración" anticipadora del clásico "pronunciamiento". Hoy no existen dudas, por ejemplo -afirma categórico-, del apoyo que el movimiento liberal de la Península prestó a la insurrección americana en 1820; las tropas sublevadas en el famoso "pronunciamiento"de Riego eran las que estaban acantonadas en Cádiz, esperando ser embarcadas, para aplastar los movimientos insurgentes, con lo que facilitaron así los objetivos de éstos. Por otro lado, añade, la conexión entre los militares "pronunciados" en 1820 y los líderes de la emancipación americana, está también probada, por más que se discuta todavía si las logias a cuyo través mantenían el contacto fuesen o no específicamente masónicas.


A los autores de la Constitución de Cádiz: "La Nación española es la reunión de todos los españoles de ambos hemisferios". (Art. 1), no les duelen prendas en pronunciarse a favor de la independencia. Así -cita Abellán-, Flórez Estrada, uno de sus redactores llega a decir que si "por accidente imprevisto no se formula una Constitución tal que conviniese a los americanos, entonces éstos se hallaran en el caso de deber separarse de los españoles". Esta generosidad en el planteamiento, sigue Abellán, nos confirma en la idea de que estos autores (intelectuales liberales) resultan muy expresivos de eso que venimos llamando filosofía de la negación de la religión del éxito", liberalismo que, en cualquier caso, continúa diciendo, representaba una ruptura con la concepción del Imperio católico-militar, vinculado a los intereses estamentales del Antiguo Régimen, y el paso a una visión pragmático-mercantilista, en que -al socaire de una cierta autonomía política y económica- se mantenía el vínculo monárquico que, al tiempo que preservaba la unidad imperial, protegía los intereses comerciales y financieros de las nuevas clases ascendentes.


El capítulo IX del libro, titulado "Liberalismo y descolonización: el problema americano", lo cierra el profesor Abellán con estas palabras que comparto plenamente: "Las conclusiones, pues, nos parecen claras. El liberalismo español puso las bases de la descolonización de los países hispanoamericanos, en varias ocasiones contribuyó a ello y, cuando vio que era imposible compaginar la libertad en ambos hemisferios, prefirió la del nuevo continente. Estas afirmaciones, dice, creemos que han quedado suficientemente demostradas en este capítulo y, con ello, creo también que hemos dado pruebas de como liberalismo y descolonización van unidos en el pensamiento español del siglo XIX".

A esta alturas, dos siglos después, la intención de este comentario no debería levantar sospecha alguna de justificación de nada ni de nadie, sino dejar constancia de un hecho que los historiadores de hoy ya no ponen en duda: las guerras de independencia de la América española fueron guerras de liberación, sí, pero también guerras civiles entre españoles de ambas orillas del Atlántico con concepciones políticas diferentes, pero españoles todos.


De las últimas 11000 visitas recibidas por este blog, alrededor de unas 3500 han sido realizadas por hispanoamericanos y desde Hispanoamérica. Me gustaría invitarles a un debate libre y abierto, no conmigo particularmente claro está, sino entre todos los hispanos de "ambos hemisferios", sobre lo que significó y significa hoy para nosotros hispanoamérica. Mi blog está a su disposición. HArendt




El profesor José Luis Abellán



La reproducción de artículos firmados por otras personas en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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viernes, 3 de mayo de 2019

[EUROPA] España, sola en el mundo





Entre los próximos 23 y 26 de mayo estamos llamados los ciudadanos europeos a elegir a nuestros representantes en el Parlamento de la Unión. Me parece un momento propicio para abrir una nueva sección del blog en la que se escuchen las opiniones diversas y plurales de quienes conformamos esa realidad llamada Europa, subiendo al mismo, de aquí al 26 de mayo próximo, al menos dos veces por semana, aquellos artículos de opinión que aborden, desde ópticas a veces enfrentadas, las grandes cuestiones de nuestro continente. También, desde este enlace, pueden acceder a la página electrónica del Parlamento europeo con la información actualizada diariamente del proceso electoral en curso.

No sabemos qué piensan nuestros candidatos de las diferentes tendencias que se palpan en Europa en cuanto al futuro de la Unión Europea, escribe Olivia Muñoz-Rojas, investigadora independiente, doctora en Sociología por la London School of Economics, máster en Humanidades y Pensamiento Social por la New York University y licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense. 

Mientras el futuro de Europa forma parte del debate nacional en muchos otros países europeos, comienza diciendo, en el nuestro, su ausencia en esta campaña —y, concretamente, en los dos principales debates electorales— asombra. Podría pensarse que es porque las elecciones europeas están a la vuelta de la esquina y existe una preferencia por reservar el tema europeo para esa campaña. O que no es relevante porque ninguno de los principales partidos promueve la salida de la Unión Europea (ni tan siquiera Vox). O que tenemos preocupaciones internas demasiado serias, como el conflicto territorial, que requieren nuestra atención plena. O que las encuestas sociológicas indican que la política exterior no es una prioridad para los ciudadanos. Sea como fuere, cualquiera que observara nuestra campaña desde fuera, podría llegar a la conclusión de que España está sola en el mundo. ¿Cuál es el papel de nuestro país en el Mediterráneo? ¿Cuál en la Unión Europea? ¿Qué papel puede jugar en tanto puente entre Europa y América Latina?

Salvo por la cuestión de la inmigración, es difícil saber la postura de cada partido respecto de las transformaciones políticas que se están viviendo en el mundo árabe, por ejemplo, y sus consecuencias para nuestro país y Europa en su conjunto. Tampoco sabemos qué piensan nuestros candidatos de las diferentes tendencias que se palpan en Europa en cuanto al futuro de la Unión, fundamentalmente, la tensión entre reforzar la soberanía nacional que defiende el Grupo de Visegrado, mantener el statu quo o avanzar hacia un modelo crecientemente federal. Es un asunto que, en la actual estructura de la UE —con un Ejecutivo (la Comisión) formado por representantes designados por los gobiernos de cada país y con mayores prerrogativas que el Parlamento Europeo— no se dirime sólo en las elecciones a este último, sino, e incluso más, en las elecciones generales de cada país.

Con alguna excepción y más allá de las referencias ideológicas a Venezuela —y México, tras la famosa carta de AMLO— ningún partido parece interesado en explicar cómo podría aprovechar mejor España su posición como interlocutor privilegiado entre Europa y más de la mitad del continente americano en un incierto mapa geopolítico y económico mundial.

Se trata de temas trascendentes que elevarían el nivel de nuestro debate, sin restarle importancia a las cuestiones internas, pues, al fin y al cabo, muy poco de lo que hoy nos sucede puede entenderse fuera de un contexto europeo y global. Se puede, como sucede en nuestro país vecino, debatir la crisis de los chalecos amarillos —asunto interno no menor— a la vez que se discute el papel de Francia en Europa y su proyección en otros continentes. Convendría que aquellos que defienden España como uno de los mejores países del mundo y se enorgullecen de su historia milenaria universal les recuerden también a los votantes que España no vive en una burbuja.






Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt 



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viernes, 12 de diciembre de 2014

Latinoamérica, iberoamérica, hispanoamérica... Tan cerca, tan lejos






¿Cómo denominar a ese inmenso conglomerado de Estados y pueblos que se extiende por el continente americano? ¿Latinoamérica, iberoamérica, hispanoamérica? El Diccionario de la RAE lo tiene bastante claro: latinoamérica engloba a todos los países del continente en los que se hablan lenguas derivadas del latín (español, portugués y francés); para referirse a los países de habla española considera más correcta la denominación de hispanoamérica; y si se nos referimos únicamente a los de habla española y portuguesa, el término más adecuado sería el de iberoamérica.

Sobre la cumbre iberoamericana recientemente celebrada en la ciudad de Veracruz, México, editorializa el diario El País de ayer calificándola de irrelevante, y sus acuerdos, de mínimos, aunque destaca los intentos de afrontar conjuntamente los déficit en educación del bloque. No distinta, pero más halagüeña, como no podía ser menos, es la visión de la Cumbre desde los órganos de prensa del país anfitrión, México.

Cuando este blog salió al mundo, en agosto de 2006, la filosofía que lo inspiraba no era otra que la de un intento de observar lo que ocurre en el mundo a partir de las miradas y las palabras de los otros. De ahí que durante un tiempo me limitara a poner en el mismo aquellos artículos, noticias y referencias de libros o prensa que me parecían de mayor interés sin sentir la necesidad de comentarlas, y por tanto, de dejar traslucir mi ignorancia sobre el asunto en cuestión. Con el paso del tiempo me fui envalentonando y me atreví a formular mis propias opiniones y comentarios sobre lo dicho por otros con mucha mayor autoridad, recurriendo para ello a la fórmula literaria de la digresión. Ello me permitía opinar sin necesidad de justificarme dado que mi comentario aprovechaba el hilo del discurso ajeno para, siguiéndolo, o rompiendo con él, hablar de cosas que no tenían expresa conexión o íntimo enlace con aquello de que se estaba tratando. Y ahí sigo, digresionando... Pero la verdad es que no me gusta sacar a colación asuntos sobre los que no tengo un relativo, conocimiento previo. Y en ese sentido, si África, el continente en el que vivo, es para mi un absoluto desconocido, tengo que reconocer que con Latinoamérica me pasa tres cuartos de lo mismo salvo por el añadido, peligroso, de los prejuicios, algo por cierto, absolutamente necesario para andar por la vida, como ya dijera Hannah Arendt en su libro "¿Qué es la política?".

Dicen que un buen arranque de un libro (un artículo, una noticia, una carta...) es la mitad de su éxito. Y supongo que es verdad. Al menos conmigo, funciona. Me pasa a menudo y me pasó hace unos años ojeando el ejemplar mensual de Revista de Libros con un primer artículo titulado "¡Viva la evolución!", en el que se podía leer este impresionante párrafo inicial:

"La América Latina es cosa mental. La gente ve en la región lo que quiere ver. En el mejor de los casos, ve lo que su ignorancia y prejuicios le permiten ver. Si se invierte la lente a la manera de las Cartas persas de Montesquieu, los resultados son instructivos. Comparados con Brasil, Chile, Colombia y México (vale decir la amplia mayoría de la población del hemisferio), buena parte de los países europeos –por no mencionar los de otras regiones– han sido, a lo largo de los últimos doscientos años, republiquetas más o menos inestables, desiguales y pobres. Ningún sátrapa latinoamericano se compara con los europeos, desde Napoleón hasta Hitler; ningún período de violencia se equipara a los horrores de la guerra civil europea de 1914-1945; la inestabilidad de varios períodos de la vida republicana francesa o italiana poco tiene que envidiar a la de Bolivia; la vida en las favelas de Río de Janeiro no es mucho peor que en las de Nápoles o Marsella, o incluso que en muchas de las residencias municipales gratuitas del Estado de bienestar británico. Y, en compensación, Buenos Aires, São Paulo o Ciudad de México tienen mejores librerías y restaurantes que París, Madrid o Milán; se juega mejor fútbol y la gente de la calle es más cortés. Quien no haya vivido en la América Latina no sabe lo que es la dulzura de vivir, si es que puede pagársela."

Perdóneseme lo extenso de la cita, pero reconozcan conmigo que era como para seguir leyéndolo hasta el final. Les aseguro que me mereció la pena, y por ello les dejo más arriba el enlace al artículo, por cierto, escrito por Hugo Estenssoro, periodista y crítico literario boliviano, colaborador habitual de la prestigiosa "The New York Review of Books", reseñando el libro del periodista británico Michael Reid, editor para América Latina de la revista "The Economist", titulado "The Forgotten Continent: The Battle for Latin Americ's Soul", (Yale University Press, New Haven, 2007), publicado más tarde en español por la editorial Belaqva.

Después de leerlo me puse a buscar referencias en internet sobre el libro y su autor y encontré dos de ellas que me parecieron interesantísimas y dignas de lectura. En primer lugar la de Norman Gall , director del Instituto "Fernand Braudel" de Economía Mundial de Sao Paulo, publicada en El País el 19 de enero de aquel mismo año con el título de "El olvidado progreso de América Latina". y por otro lado, la de Jean-Francois Fogel, periodista francés editor de la edición electrónica de "Le Monde", titulada "Michael Reid y América Latina", publicada en el blog "El Boomeran(g)" comentando a su vez el artículo citado de Norman Gall (y eliminada ahora del mundo virtual gracias a las normas europeas de protección de datos).  

Les recomiendo por último, el crítico análisis de la Cumbre que días después de concluida rezlizó en El País el ensayista e historiador Antonio Navalón: "Las Américas, a la búsqueda de un destino", en el que puede leerse este clarificador párrafo: "La realidad es que todos los países de esta Cumbre, empezando por España, tienen el mismo problema: no saben donde están". 

Creo que la lectura de los enlaces citados les llevará a percibir con otra mirada, como a mí me ocurrió en su momento, el acontecer de esa América Latina tan cerca y tan lejos al mismo tiempo. 

Sean felices por favor, y ahora, como también decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt








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martes, 31 de mayo de 2011

Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz - Mayo de 1811






Los desastres de la guerra (Grabado n.º 36, Francisco de Goya)






En este enlace de la página electrónica del Congreso de los Diputados español pueden acceder al Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz correspondiente al mes de mayo de 1811, dos años después de iniciada la guerra de Independencia contra las tropas de Napoleón. Espero que les resulte interesante. Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt








El dramaturgo, afrancesado, Leandro Fernández de Moratín (1760-1828)





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Entrada núm. 1379
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lunes, 29 de noviembre de 2010

Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz, Septiembre de 1810





Monumento a las Cortes de Cádiz (Cádiz, Andalucía)



El lunes 24 de septiembre de 1810 se reunían en la isla de León, hoy la ciudad de San Fernando, en la bahía de Cádiz, las Cortes Generales y Extraordinarias de España e Indias, convocadas por el Consejo de Regencia, ante la prisión del rey Fernando VIi en Francia, y las tropas de Napoleón prácticamente dueñas del territorio de la península ibérica.

El Congreso de los Diputados español, ha puesto en su página electrónica un enlace desde el que puede leerse día a día el Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz.

En éste enlace pueden acceder al Diario de Sesiones de los días comprendidos entre el lunes 24 de septiembre de 1810, el de apertura, y el domingo, 30 del mismo mes. En entradas sucesivas iré poniendo en el Blog el Diario de Sesiones correspondiente a los meses de octubre y noviembre, pero si prefieren leerlos directamente pueden hacerlo desde la página citada del Congreso de los Diputados. 

Este es mi personal homenaje a aquellos hombres y mujeres (aunque ellas no salen en esta historia) que las hicieron posible, y con ella, la primera Constitución liberal de Europa. Espero que les resulte interesante. Sean felices. Tamaragua, amigos. HArendt






Oratorio de San Felipe Neri, Cádiz, Sede de las Cortes




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Entrada núm. 1325 - 
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