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miércoles, 15 de marzo de 2017

[Política internacional] Gibraltar en el candelero



Naciones Unida, Nueva York


Ya he expresado en ocasiones anteriores mi opinión sobre el contencioso que enfrenta a España y Gran Bretaña sobre Gibraltar, opinión que se resume en pocas palabras: la existencia de Gibraltar, !una "colonia" en suelo europeo!, es a estas alturas un anacronismo histórico, jurídico y político que debería estar resuelto hace mucho tiempo. Con una premisa básica: que en cualquier caso quede acreditada y se respete la voluntad de sus habitantes y que se realice con el acuerdo expreso y firme de España y Gran Bretaña, no solo de una o dos de las tres partes en litigio. ¿Soluciones posibles (o deseables)?: la independencia pura y simple; la integración en España como Comunidad Autónoma; la integración en Gran Bretaña; o un Estatuto Especial como Estado independiente en la Unión Europea bajo la cosoberanía compartida de las Coronas española y británica. Pero como también digo siempre (o casi siempre) mi opinión al respecto es irrelevante.

Para Gibraltar, decía en un reciente artículo en El País la profesora Paz Andrés Sáenz de Santa María, catedrática de Derecho Internacional Público de la Universidad de Oviedo, el Brexit ha sido una pésima noticia. Jurídicamente, añade, no hay duda de que una vez materializada la salida de Reino Unido España recupera la facultad reconocida por el artículo X del Tratado de Utrecht de controlar e incluso de cerrar el paso por la verja, que permanecía inaplicable tras la adhesión de España a la Unión Europea como consecuencia de la obligación de garantizar la libre circulación de personas, servicios y capitales. Por otra parte, los expertos ya han advertido de las restricciones que España podría imponer sobre la residencia, propiedades, negocios y ejercicio profesional de los gibraltareños en España y, más en general, de las repercusiones negativas para Gibraltar de la pérdida del estatuto especial. Los documentos publicados por el Gobierno británico antes del referéndum reconocían estos problemas y el apoyo a la permanencia expresado en la consulta por el 95,1 % de los gibraltareños certifica que son conscientes de las consecuencias.

El compromiso de Reino Unido con Gibraltar, dice más adelante, reiterado en múltiples ocasiones antes y después del Brexit mediante el conocido mantra de que ese Estado nunca celebrará acuerdos por los que la población de Gibraltar quede bajo la soberanía de otro Estado ni participará en negociaciones de soberanía con las que Gibraltar no esté conforme, tendrá valor político para consumo interno pero no puede eliminar esta realidad. Tampoco pueden hacerlo los vanos intentos de formar con Escocia un frente común para conseguir la permanencia en la Unión, dada la condición singular de Gibraltar como territorio no autónomo, ni la también vana evocación del caso de Groenlandia, pues es justamente el inverso de lo que Gibraltar pretende. Nada de esto vale para obviar los poderes de control que se derivan del derecho de la UE para cada Estado miembro en relación con las sucesivas fases del proceso de retirada, desde la definición de las orientaciones de negociación por parte del Consejo Europeo, pasando por la adopción del texto del tratado de retirada y hasta la ratificación del mismo. España puede hacer uso de estas facultades para controlar la regulación del régimen de Gibraltar, lo que es plenamente coherente con la característica de controversia bilateral reconocida siempre por las instituciones europeas y, desde luego, con la legítima defensa de nuestros intereses. El presidente Rajoy ya ha dicho en Malta que Gibraltar se irá de la Unión Europea y no se aplicará el acervo comunitario en el mismo instante en que se vaya el Reino Unido.

La reciente propuesta española de soberanía conjunta, señala, abre una nueva perspectiva. Su contenido se articula alrededor de cuatro ejes: un estatuto personal para los habitantes del Peñón que les permita acceder a la nacionalidad española sin renunciar a la británica; un régimen de autonomía; el mantenimiento de un régimen fiscal particular siempre que sea compatible con el derecho de la Unión y el desmantelamiento de la verja. España y Reino Unido ostentarían conjuntamente las competencias en materia de defensa, relaciones exteriores, control de fronteras, inmigración y asilo. Al presentarla ante la Cuarta Comisión de la Asamblea General, el representante de España destacó las ventajas de esta solución para conjurar las consecuencias del Brexit sobre Gibraltar, pues la economía del territorio seguiría beneficiándose del acceso al mercado interior, manteniéndose las libertades de circulación.

Cuando David Cameron, comenta, obtuvo de los jefes de Estado y de Gobierno la decisión relativa a un nuevo régimen para Reino Unido, dijo que había conseguido lo mejor de los dos mundos, aunque los ciudadanos británicos no supieron apreciarlo. Tras el Brexit, la propuesta de soberanía conjunta ofrece a Gibraltar la versión particular de lo mejor de los dos mundos. Su ministro principal, que ya se ha precipitado a rechazarla, tendría que explicar a la población por qué prefiere salir de la Unión en vez de permanecer en ella sin tener que renunciar a nada, por qué desprecia un estatuto personal privilegiado, por qué no quiere superar de este modo una situación colonial anacrónica y por qué no quiere fortalecer las sinergias económicas con el Campo de Gibraltar, por el que a veces aparenta interesarse. Escudarse en el referéndum de 2002 en el que se rechazó la fórmula de la cosoberanía negociada por Piqué y Straw no parece suficiente, dado el cambio que supone el Brexit.

Si la incorporación del Reino Unido a las Comunidades Europeas cambió radicalmente la economía de Gibraltar, dice, la retirada de ese Estado puede tener consecuencias muy negativas para el territorio. Ni la ingeniería jurídica ni las dramáticas apelaciones a su europeísmo serán suficientes para conjurar los riesgos ciertos a los que se enfrenta. No por casualidad, el Libro Blanco que acaba de presentar la primera ministra se limita a asegurar que el gobierno británico seguirá involucrando a Gibraltar en sus foros de trabajo, se comprometerá con sus intereses cuando comiencen las negociaciones y reforzará los vínculos entre ellos mismos.

La puesta en práctica de la salida de Reino Unido de la UE llevará tiempo pero acabará llegando, concluye diciendo. Y la población de Gibraltar se topará con la cruda realidad de ser un territorio no autónomo de un tercer Estado, con todos los inconvenientes y ninguna de las ventajas actuales. En El arte de la prudencia, Baltasar Gracián contrapone a los que no se dan cuenta de la verdad ni de la utilidad, preocupados por contradecir y luchar, frente a los que están de parte de la razón y no de la pasión. Gibraltar va a tener que valorar pronto cuál de las dos posturas conviene más a sus intereses. Espero que acierten.




Gibraltar, al fondo. La Línea de la Concepción, España, en primer plano



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



HArendt






Entrada núm. 3379
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La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)

miércoles, 26 de octubre de 2016

[Política internacional] El infierno de Siria



Sede de la Organización de las Naciones Unidas, Nueva York


Javier Solana de Madariaga (1942), es uno de los escasos políticos españoles contemporáneos que ha merecido con justicia el reconocimiento internacional. Y como suele ocurrir entre españoles, más por parte de extranjeros que por los de su propia tierra. Ha sido ministro de Cultura (1982-1988), Portavoz del Gobierno (1985-1988), ministro de Educación y Ciencia (1988-1992) y ministro de Asuntos Exteriores (1992-1995), Secretario General de la OTAN (1995-1999), Alto Representante del Consejo para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea (1999-2009) y Comandante en Jefe de la EUFOR (1999-2009). Desde 1975 es profesor de Física del Estado Sólido en la Universidad Complutense de Madrid. Actualmente trabaja en ESADE, impartiendo la Cátedra de Liderazgo y Gobernanza Democrática y con frecuencia escribe artículos de opinión para diversos medios y foros de opinión.

Javier Solana es un europeísta convencido. En el año 2012 ratificó esta postura mediante la firma del manifiesto promovido por el sociólogo Ulrich Beck y el eurodiputado Daniel Cohn-Bendit en el que se pide una reconstrucción "de Europa desde la base". El 17 de mayo de 2007 recibió el Premio Carlomagno de la ciudad de Aquisgrán, que distingue a personalidades por sus servicios a la unidad y el progreso de Europa y por su contribución a la paz. El 22 de enero de 2010 el rey Juan Carlos I le nombró caballero de la Orden del Toisón de Oro , la condecoración más preciada del mundo, como reconocimiento a su trayectoria diplomática.

Hace unos días publicó en el diario El País un detallado artículo sobre lo que está ocurriendo en Siria y sus consecuencias para la paz de la región al que tituló Un otoño más oscuro en SiriaEl desprecio por el derecho internacional humanitario, dice en él, la complejidad del juego de relaciones entre los actores en conflicto y el bloqueo entre EEUU y Rusia complican una solución a la guerra, una guerra en la que la diplomacia europea debe implicarse. Ojalá su voz sea escuchada. 

Cada día que pasa sin resolver el conflicto de Siria, sigue diciendo, la situación se hace más compleja y las perspectivas de futuro más oscuras. La tragedia que viven los habitantes de Alepo a diario es el máximo exponente de la sinrazón a la que se ha llegado. La ruptura de la última tregua, acordada entre Estados Unidos y Rusia, ha sido particularmente dura por tener lugar durante la Asamblea General de Naciones Unidas, con todos los líderes mundiales reunidos.

Hay tres aspectos especialmente dramáticos de la evolución de la guerra en Siria, añade, que harán más compleja la reconstrucción tras el fin del conflicto. En primer lugar, el desprecio por el derecho internacional humanitario. El bloqueo de la ayuda humanitaria y los ataques a civiles y lugares especialmente protegidos por la legalidad internacional, se han convertido en estrategias bélicas. No solo no se respetan las normas básicas sino que los lugares que más protección merecen son, precisamente, objetivos de guerra. Solo desde el pasado mes de abril hemos asistido a docenas de ataques a hospitales sirios y se ha impedido la llegada de ayuda humanitaria a poblaciones asoladas por los ataques. Lamentablemente, estos hechos —que pueden constituir crímenes de guerra— no son nuevos. Según la organización Médicos sin Fronteras, en 2015 sus instalaciones médicas en Siria sufrieron 94 ataques. Como consecuencia, 23 de sus trabajadores perdieron la vida y 58 resultaron heridos. A pesar de que, en el mes de mayo, el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobara una resolución pidiendo el respeto del derecho internacional humanitario, los propios miembros permanentes se acusan respectivamente de vulnerarlo. En Alepo, muchos de los hospitales han tenido que cerrar por ser objetivos de la terrible ofensiva que está sufriendo la ciudad.

El segundo elemento a destacar, continúa diciendo, es el complicado mapa de actores que habrá que tener en cuenta para lograr la paz. La composición de las partes en el conflicto ha cambiado mucho desde el inicio, pero últimamente la fragmentación de los partidarios y detractores de Bachar el Assad se ha hecho más evidente. La decisión del grupo Jabhat al Nusra (ahora conocido como Jabhat Fateh al-Sham) de desvincularse de Al Qaeda, ha logrado que otras facciones rebeldes, que rechazaban sus vínculos con Al Qaeda, formen ahora alianzas con ellos. Este acercamiento entre los grupos les fortalece militarmente, a la vez que desdibuja la separación entre rebeldes y radicales.

Tristemente, añade más adelante, la reagrupación, junto con el debilitamiento de grupos rebeldes alejados de Al Nusra, ha brindado al régimen sirio la oportunidad de enfatizar que el Gobierno de Assad está librando una guerra contra el terrorismo en Siria. En el transcurso de la Asamblea General de Naciones Unidas, el ministro de exteriores sirio, Walid al-Mualem, acusó a Estados Unidos, y a la coalición de aliados, de ser cómplices de organizaciones terroristas y militantes del Estado Islámico. Mientras hace unos meses la discusión sobre cómo lograr la paz se centraba en la figura de Bachar el Assad, y su inclusión o no en un Gobierno de transición, actualmente las miradas están puestas en el antiguo Al Nusra. No obstante, entre los partidarios de Assad también hay divisiones y fragmentación. Actualmente hay, además del ejército ruso, una multitud de grupos sirios, iraquíes, iraníes y afganos que luchan en favor del régimen, pero manteniendo intereses distintos. Entre otros, Assad quiere mantenerse en el poder, Rusia demostrar su peso como gran potencia y su capacidad de resistir ante la oposición de Estados Unidos, e Irán quiere aumentar su arco de influencia en la región y lograr una salida al Mediterráneo. Con el fin del conflicto armado las distintas posturas serán aún más manifiestas.

El último gran obstáculo, dice poco después, en la senda hacia la paz en Siria es el bloqueo entre Estados Unidos y Rusia. La ruptura de tantas treguas durante los últimos meses ya indicaba la falta de confianza entre las partes. Pero, como ha señalado Dmitri Trenin, las consecuencias de esta última tregua vulnerada son aún más preocupantes: Estados Unidos y Rusia han roto las negociaciones bilaterales y pone en peligro los acuerdos nucleares entre ambos. Por el momento, tras haber sido acusado de cometer crímenes de guerra, Moscú ha suspendido el acuerdo sobre el uso del plutonio y ha condicionado la reanudación del mismo a la compensación por los daños que las sanciones por su actuación en Ucrania han causado al país.

Estados Unidos, añade, se encuentra en una situación de gran incertidumbre. Por un lado, la recomposición de los grupos rebeldes y la ruptura de las conversaciones con Rusia complica su participación en el conflicto; por otro, el breve tiempo que le queda a la Administración Obama hace casi imposible cualquier cambio de rumbo. La batalla por Alepo, de vital importancia para la eventual victoria de Assad, se está librando en pleno desarrollo de la campaña electoral norteamericana en la que la política exterior ha sido ensombrecida.

Tras más de cinco años de conflicto, sigue diciendo, no cabe pensar en replegarse sin lograr una solución. El nuevo mapa de actores complica las conversaciones de paz y desequilibra a las partes, sin embargo, no se puede perder de vista que todos los grupos, de una u otra manera, deben participar en el proceso de paz si se pretende que ésta sea estable y duradera. De igual modo, para reconstruir el Estado sirio, tendrán que depurarse las responsabilidades por los crímenes cometidos por todos los actores en el conflicto y éste será uno de los puntos más costosos de las negociaciones de paz. Para esta labor, se necesitan líderes comprometidos, dentro y fuera de las fronteras sirias. Las elecciones norteamericanas pueden ser decisivas, pero la experiencia de estos años de guerra nos demuestra que Estados Unidos y Rusia no están siendo capaces de lograr un acuerdo.

Los líderes europeos, concluye Solana, debieran implicarse en el desbloqueo de las negociaciones. Ha sido un error, por parte de los europeos, dejar pasar estos años sin una mayor implicación en unas conversaciones cuyo resultado es tan importante para nuestra seguridad y nuestros intereses, además de una responsabilidad frente a los ciudadanos sirios. La Unión Europea tiene que desplegar ahora toda su capacidad diplomática y humanitaria, con todas las partes implicadas, para poner fin cuanto antes a la violencia y empezar la senda de la reconstrucción de Siria.



Alepo, Siria



Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt



HArendt




Entrada núm. 2984
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domingo, 28 de noviembre de 2010

Wikileaks (II): La Diplomacia con las vergüenzas al aire






Hillary Clinton, Secretaria de Estado de los EE.UU. de América






La mayor filtración de documentos secretos de la historia al descubierto gracias a una organización independiente, Wikileaks, y a periódicos como El País. Pueden leer las primeras noticias aquí.

¡Bendita sea la libertad de prensa! Es lo que dijo el tercer presidente de los Estados Unidos, Thomas Jefferson: "prefiero vivir en un régimen político corrupto con libertad de prensa, que en uno honesto sin ella". ¡Bien por ellos! Ahora, a ver si publican los de Gran Bretaña, Rusia, Francia, Alemania... Y si nosotros tenemos secretos de Estado, que los publiquen también. Sean felices. Tamaragua, amigos. HArendt




El Pentágono (Washington, D.C.)




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Entrada núm. 1324 - 
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Vídeo: Wikileaks la arma de nuevo