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sábado, 4 de julio de 2020

[ARCHIVO DEL BLOG] Historiadores y fastos patrios. Publicada el 9 de abril de 2010





Monumento a las Cortes y la Constitución de 1812, Cádiz


Hace unos días leía una frase atribuida al escritor norteamericano Mark Twain en la que se comentaba que había concluido una carta muy extensa con las siguientes palabras: "De haber tenido más tiempo hubiese sido más breve". Quizá sea ese mi problema: acuciado por mis obligaciones -siempre satisfactorias y agradables de abuelo a tiempo completo y de coyunturas familiares varias- al final las únicas horas de relativo sosiego de que dispongo son las de tantas y muchas de la noche. Y con ello, producto del cansancio, no dispongo del tiempo y paciencia suficientes para concretar mis digresiones literarias a unos justos términos de extensión...

A finales de los noventa, concluida hacía tiempo mi licenciatura en Geografía e Historia, me plantee la temeraria osadía de entrar en la universidad como docente. Se había sacado a concurso una plaza de profesor ayudante para la asignatura de Historia Contemporánea en la Universidad de Las Palmas y  entre la documentación que era preciso aportar figuraba la de presentar un programa detallado de un apartado cualquiera de la Historia Contemporánea de España para impartir en un curso académico.

Sin excesivo esfuerzo y con enorme ilusión elaboré un programa sobre Historia de España en el siglo XIX basado en dos textos académicos, libros que conocía bien, y que aún hoy me siguen pareciendo magníficas síntesis del acontecer español cultural, económico, político y social de ese siglo. Para mí, sin duda, el más significativo e importante de la Historia de España, pues fue aquél en que se fraguó la realidad, con todas sus luces y sombras, de la España de hoy.

Esos libros eran "La España del siglo XIX. 1808-1898" (Madrid, Espasa-Calpe, 1980) del profesor Vicente Palacio Atard, y el impresionante tomo 5 de la "Historia Crítica del Pensamiento Español. Liberalismo y Romanticismo. Siglo XIX: 1808-1874" (Círculo de Lectores, Barcelona, 1993), del profesor José Luis Abellán. Desgraciadamente, en aquellos tiempos eso de los ordenadores era cosa de brujas y perdí la copia del programa, que supongo aparecerá un año de estos en cualquier lugar inesperado de mi ingobernable biblioteca familiar.

El mismo día en que se abría el plazo de presentación de las solicitudes me personé en el Departamento correspondiente de la Universidad. Allí me encontré con el secretario del mismo, que resultó ser un antiguo compañero de licenciatura en la UNED que me comentó entre jocoso, irónico, o simplemente cínico, que podía presentar mi solicitud si quería, pero que la plaza ya estaba decidida y pre-adjudicada de antemano a un becario de dicho Departamento...

Decliné la oferta y seguí con mi actividad profesional ordinaria hasta cumplir en ella 41 años, 2 meses y 8 días de servicio, y obtener mi merecida jubilación. Nunca más volví a intentar entrar en el tiovivo endogámico-incestuoso en que se ha convertido la universidad española desde hace décadas.

No estoy muy al tanto de cuales son los fastos conmemorativos que el gobierno y las instituciones políticas y culturales españoles preparan para el 200 aniversario del inicio de las Cortes de Cádiz,  que en septiembre se cumplen, y culminaron en 1812 con la aprobación de la primera Constitución liberal de Europa. Pero me temo que no van a estar a la altura que la circunstancia se merece.

El profesor Jean Meyer, de la División de Historia del Centro de Investigación y Docencia Económicas de México, escribe un brillante artículo con el título de "Al hilo de las celebraciones", que pueden leer en el enlace inmediatamente anterior, sobre historia, historiadores y celebraciones patrias en el último número de Revista de Libros (el 160, abril de 2010). Y si bien lo hace comentando el libro "Historia y celebraciones. México y sus centenarios", (Tusquets. Ciudad de México, 2010) del historiador mexicano Mauricio Tenorio Trillo, y sobre el bicencentenario y centenario, respectivamente, de la Primera , de la Guerra de Independencia (1810) y de la Revolución mexicana (1910), muchas de sus reflexiones pueden generalizarse a cualquier acto de ese tipo. Entrecomillo los textos de ambos profesores, crítico y criticado, indiferenciadamente. Y espero que del contexto pueden percibir cuál pertenece a uno y cuál a otro; en cualquiera de los casos, ambos merecen la pena.

Para comenzar, "celebrar, conmemorar y recordar, no es lo mismo", dicen. Y añaden:  "cuando [nosotros] los historiadores participamos en centenarios y bicentenarios  funcionamos como ciudadanos, miembros de la ciudad, de la "societas civilis", más que como estudiosos. De actuar como historiadores puros -apuntilla-, vendríamos a perturbar el concierto memorioso de la celebración. [.../...] La empresa conmemorativa -siguen diciendo- no es ingenua, sino intencional, premeditada y funcional. ¿Qué vamos a celebrar, qué vamos a recordar? ¿Qué celebraron y recordaron las generaciones anteriores y las presentes?".

Un poco más adelante enfatizan: "Puede ser que, para quien aprende historia, la patria esté en lo que aprende; para quien escribe historia, la patria debe estar en poder discutirla y en nunca escribirla del todo, siempre reescribirla". "La historia y la patria son una forma de ceguera, también una forma de visión, irrenunciables. [.../...] Es el olvido tanto como la memoria nuestro laboratorio, el de los historiadores". Y concluyen: "Mientras no abandonemos la idea de que la identidad es la base de la memoria, la cultura o la historia verdadera, no existirán las condiciones para la aparición de un nuevo horizonte historiográfico".

Termino yo también por hoy: ¿Sería mucho pedir que el Ministerio de Cultura, la Real Academia de la Historia, las Cortes Generales, el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales y/o la Junta de Andalucía promovieran y apoyaran una serie de RTVE que, superando el éxito de público de bodrios tan infumables como "Águila Roja" o "La conjura de El Escorial", recogieran en una cuidada y rigurosa recreación histórica los avatares políticos y personales de aquellos españoles que dieron lugar a las Cortes de Cádiz y la Constitución de 1812? Cosas más raras se han visto. Y discúlpenme, por favor, la digresión personal sobre mi fracasa aventura de acceso a lo docencia; no venía muy a cuento... HArendt




Oratorio de San Felipe Neri. Aquí se reunieron las Cortes de Cádiz


La reproducción de artículos firmados por otras personas en este blog no implica compartir su contenido. Sí, en todo caso, su  interés. Y ahora, como decía Sócrates, Ιωμεν: nos vamos. Sean felices, por favor, a pesar de todo. Tamaragua, amigos. HArendt




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domingo, 27 de abril de 2014

Un libro excepcional sobre la Constitución de Cádiz y el primer liberalismo español



El fusilamiento de Torrijos (Antonio Gisbert, 1888, Museo del Prado)



El diálogo de sordera mutua que se traen los gobiernos de Cataluña y de España (y de este con el resto de las fuerzas parlamentarias) para acometer una reforma plausible de la Constitución que de satisfacción a todos, se presenta difícil, pero no hay nada imposible si hay voluntad de solucionar el problema. El problema es que esa voluntad no se ve por parte alguna, ni de unos ni de otros. Aunque la responsabilidad no alcance a todos por igual.

Un liberal de pedigrí acrisolado, como José María Blanco-White, desde su exilio voluntario en Londres, escribía en junio de 1813: "En el Estado actual, no es la nación española quien decide sobre su Constitución [la de 1812] y su modo de existencia política, es un partido que quiere fundar una Constitución a su modo, a despecho de otro, que si llega a tener poder hará lo mismo respecto del que ahora domina. Los triunfos que se ganen de este modo no producen más que división y desorden. Más vale caminar de acuerdo hacia el bien en una dirección media que haga moverse a la Nación entera, que no correr de frente atropellando y pisando a la mitad de ella".

No le hicieron caso en su momento y tampoco se lo harán ahora. Entre cosas cosas porque no creo que ni Artur Mas ni Mariano Rajoy hayan leído en su vida a José María Blanco-White. 

En marzo de 2012, con motivo de la conmemoración del bicentenario de la Constución de Cádiz, escribí varias entradas en el blog sobre el asunto. Una de ellas, titulada "Cádiz, 1812: Nación española y Constitución" era, o intentaba ser, una puesta al día sobre las publicaciones académicas más interesantes al respecto. Igualmente, entre 2010 y 2012, fui publicando mensualmente entradas con enlaces al Diario de Sesiones de las Cortes Generales y Constituyentes de 1812, que reflejaban no solo los debates de los procuradores reunidos en Cádiz y el proceso de elaboración de la Constitución, sino los avatares de la Guerra de Independencia contra Napoleón y las consecuencias de la misma en el ánimo de los reunidos. A ella les remito, bien directamente, o poniendo en el buscador de blog los términos "Guerra de Independencia, Cortes de Cádiz, Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz o Constitución de 1812".

Cómo digo en la presentación del blog una de mis pasiones es la Historia, no solo por deformación académica, sino también por pasión lectora. Mi primer libro leído, con ocho años, es decir hace sesenta ya, no puedo olvidarlo: fue "La isla del tesoro", el clásico de aventuras de Robert Louis Stevenson, regalo de mi abuelo materno. De entonces acá han caído unas cuantas lecturas más; con seguridad no tantas como de las que presume un brillante político de izquierdas aun en ejercicio, pero algunas, sí. Sesenta años de lecturas, de los cuales cuarenta tres han sido por motivos académicos -aparte de las literarias por devoción y las meramente hojeadas como consulta por obligación-, dan para mucho. A pesar de lo cual, de vez en cuando uno se encuentra por azar, por ejemplo ojeando las estanterías de la Biblioteca Pública del Estado en Las Palmas, con una joya que le deja deslumbrado desde sus primeras páginas. Acabo de una de ella en estos días; vale, de acuerdo, para muchos la Historia es una materia árida por naturaleza, pero al que le guste o sienta interés por la historia contemporánea española, estoy seguro que le va a apasionar. No dudo en traerlo hasta el blog porque completa la relación exhaustiva de fuentes sobre las Cortes de Cádiz, la Constitución de 1812, y las vicisitudes del primer liberalismo español que se contemplan en la entrada anteriormente citada.

Hablo concretamente del libro "La monarquía doceañista (1810-1837). Avatares, encomios y denuestos de una extraña forma de gobierno" (Marcial Pons, Madrid, 2013), escrito por el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo Joaquín Varela Suanzes-Carpegna. Su subtítulo ya enuncia con claridad la temática del mismo: cómo se llegó, quiénes lo hicieron y que argumentos manejaron los diputados de las Cortes de Cádiz durante el proceso de elaboración de la Constitución de 1812, cuya fuente de inspiración inequívoca fue la Constitución francesa de 1791, en menor medida la británica, y menos aun la estadounidense de 1787, aunque todas ellas la influyeran. 

Las consecuencias políticas que para el liberalismo español tuvo la Constitución de 1812, dos veces derogada y tres restablecida durante sus veinticinco años de vigencia (de los cuales estuvo diecinueve de ellos suspendida) es el objeto principal de estudio por parte del libro.  

Dice el profesor Varela en la introducción del mismo que este se ocupa de la teoría y práctica de una forma de gobierno, esto es, de una manera de entender y articular las relaciones entre los poderes encargados de llevar a cabo la dirección política del Estado, sobremanera el legislativo y el ejecutivo, aunque también el cuerpo electoral y el poder judicial, sin olvidarse del poder constituyente. La monarquía doceañista -dice más adelante- y la Constitución que la había vertebrado fue objeto de reflexión por parte de los liberales españoles en el exilio de esos dieciseis años, entre 1814-1820 y 1823-1833, y durante los dos años que estuvo en vigor el Estatuto Real, entre 1834 y 1836. Unos, los más -continúa-, se fueron apartando de ella; otros, los menos, continuaron siéndole fieles.

Cuatrocientas páginas de apasionada lectura después llego, con el profesor Varela, a la conclusión de que los liberales españoles fueron decantándose desde 1814 por una monarquía constitucional al estilo de la británica, que había servido de inspiración a la Carta francesa aprobada ese mismo año y a otros textos constitucionales europeos tras la derrota de Napoleón.

Las razones que les llevaron a ello surgieron inexorablemente de la dificultad de articular un sistema de poderes viable en función de la imposibilidad de una relación fluida que la Constitución de 1812 establecía entre las Cortes y el gobierno (o poder ejecutivo), las escasas atribuciones del monarca como titular del mismo, la fuertísima claúsula que impedía la revisión de la Constitución antes de los ocho años de vigencia, la cuestión religiosa (que no satisfizo nunca al sector más progresista de los diputados) y, como no, la cuestión de la "soberanía nacional" y el asunto crucial de dilucidar si esta residía en la Nación (es decir, el pueblo español) o en las Cortes como representación de esta.

De ahí, continúa el profesor Varela, que a partir de esa termprana fecha de 1814 los liberales españoles se fueran decantando por un modelo constitucional en el que el monarca se convirtiera "de iure" en el nervio del Estado, algo compatible con la defensa de un sistema parlamentario de gobierno bajo el cual la dirección del Estado se fuera desplazando del monarca a un ministerio responsable políticamente ante un Parlamento compuesto por dos cámaras, una elegida por sufragio directo (y censitario) y otra donde se daría representación a la aristocracia.

Esa monarquía, añade el autor, comenzó a articularse durante la corta, aunque muy sustanciosa vigencia del Estatuto Real, y se asentará definitivamente en la Constitución de 1837. Un texto clave -dice- en nuestra historia constitucional, pues configuró la organización del Estado español hasta el golpe militar de Primo de Rivera en 1923. Y ello, añade, pese a los deseos de un sector minoritario del liberalismo español que ese mismo 1837 decidió recoger y con el tiempo radicalizar el programa político-constitucional doceañista con el propósito de vertebrar en España una forma de gobierno democrática e incluso republicana y federal, algo que, y con ello concluye el libro, solo se consiguió en 1868, y ello, por poco tiempo.

Ni que decir tiene que les animo a su lectura. Sean felices, por favor. Y ahora, como decía Sócrates, "Ιωμεν": nos vamos. Tamaragua, amigos. HArendt





Portada de "La monarquía doceañista (1810-1837)




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martes, 10 de septiembre de 2013

Cine, televisón y divulgación histórica




Fotograma de la serie de televisión "Isabel"



¿Por qué solemos ser tan rematadamente malos los españoles cuando hacemos cine, y más específicamente series televisivas, con pretensiones históricas? Lo digo, por contraste, con series tan magníficas como la de "Elisabeth", "El Ala Oste", "John Adams", "Roma", o la mítica "Yo, Claudio". En cine, son legión las excelentes películas rodadas al respecto, siempre fuera de nuestras fronteras... Hace cinco años por estas fechas veía en Punta Umbría (Huelva), "La conjura de El Escorial", de Antonio del Real. No es que fuera un bodrio completo, pero se le acercaba bastante. Salvo los exteriores, muy bien elegidos, y la ambientación, todo lo demás decepcionaba. 

¿Será por eso por lo que ningún productor serio se atrevió a sacar a escena en teatro, cine o televisión, la efemérides de 1808, la de 1812 en que conmemorábamos el 200 aniversario de la primera constitución española, la primera constitución de inspiración liberal de Europa, o los procesos de independencia de la América española?

Se conservan, y fui publicándolas en el blog mes a mes en su integridad, las actas de las sesiones de las Cortes que elaboraron y aprobaron en Cádiz, en la Iglesia de San Felipe Neri, la Constitución de 1812. A pesar de las "vacas flacas" ¿no podría haber sido interesante que el Ministerio de Cultura subvencionara un concurso de ideas para "dramatizar" tan fausto acontecimiento y dárselo a conocer a los españoles de manera accesible e interesante?...

De las producciones televisivas españolas más recientes, como "Isabel", o la infumable "Águila roja", prefiero no opinar: no me gusta ofender innecesariamente.

La periodista norteamericana Bárbara Probst Solomon publicaba por aquellos días de 2008 un interesante artículo sobre el poder del cine a la hora de influir en los comportamientos políticos de los ciudadanos, en el que ellos, dice, se ven reflejados mejor que en cualquier otro medio. Se titulaba "Los mitos del cine van a las urnas". Aprenderán bastante sobre estrategias electorales y publicidad política. Y sobre penosas realidades sociales y económicas ya vividas y que ahora parecen repetirse milimétricamente en España y algunos otros países europeos. Me pareció muy interesante, y espero que a ustedes también.

Por cierto, les supongo enterados de la que le cayó encima a Woody Allen en esos ya lejanos días por su apoyo explícito a Barack Obama en las elecciones que se celebrarían en el mes de noviembre... Y es que, algunos políticos eran (y son) como niños: follar, no sabemos si follan; pero joder, joden un montón...

Sean felices, por favor. Y como decía Sócrates: "Ιωμεν", vámonos. Tamaragua, amigos. HArendt




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Alegoría de la Constitución española de 1812





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lunes, 3 de septiembre de 2012

Monografía sobre la Constitución de 1812





 
Constitución de 1812



Con motivo de la publicación en estos días en la Revista de Historia Constitucional de la Universidad de Oviedo del monográfico dedicado al bicentenario de la Constitución de Cádiz, a cuyo contenido íntegro pueden ustedes acceder desde el enlace que reseño más adelante, reedito y publico de nuevo mi entrada de fecha 18 de marzo pasado titulada "Cadiz, 1812. Nación española y Constitución". Mi intención en aquellas fechas era la de sumarme con respeto y admiración al homenaje que el pueblo español rendía a aquellos otros españoles de "ambos hemisferios", hijos de la Ilustración, que justamente doscientos años antes promulgaban en la ciudad de Cádiz la primera constitución de nuestro país,  la primera constitución liberal de Europa, y con ello hacían nacer la nación española como sujeto y protagonista de la historia patria.  


Pueblo, patria, país, nación, estado. Cinco términos que coloquialmente pueden ser considerados como sinónimos pero que histórica, jurídica y políticamente designan realidades diferentes. En el Diccionario de Política (Siglo XXI, Madrid, 1994) e Norberto Bobbio, Nicola Matteucci y Gianfranco Pasquino, ni tan siquiera figuran las voces de "patria" o "país", y las tres restantes reciben tratamiento desigual: diez páginas para "estado", cinco para "nación", y dos para "pueblo".

Afirmar que el 19 de marzo de 1812 nació la nación española no es una afirmación gratuita. Contra lo que suele pensarse el estado no es una creación de la nación, sino, precisamente, lo contrario: es el estado el que crea la nación como entidad política. Por supuesto que España existía como estado antes de esa fecha, pero no como nación. Antes de la revolución francesa y de la proclamación solemne de la Declaración de los Derechos del Hombre y de los Artículos de Constitución, en octubre de 1789, existía el estado francés, pero no la nación francesa. Es el cambio de súbditos a ciudadanos que conlleva la revolución (en Estados Unidos, en Francia, en España, Iberoamérica, Alemania e Italia) y la promulgación de  sus respectivas constituciones las que crean las nuevas realidades nacionales como sujetos y protagonistas de la historia.

Desde este enlace de la página electrónica de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, creada en 1988 por la Universidad de Alicante, y sostenida en la actualidad por la Fundación de ese mismo nombre que preside Mario Vargas Llosa, pueden acceder al portal dedicado a la Constitución española de 1812. Un portal temático que, bajo la dirección científica del profesor Ignacio Fernández Sarasola, de la Universidad de Oviedo, y en colaboración con Fernando Reviriego Picón, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, ofrece un amplio e impresionante catálogo de textos sobre la primera constitución promulgada en España: contexto histórico, documentos, cronología, bibliografía, estudios, imágenes y enlaces de interés. Les animo a visitarlo y disfrutar de su contenido, así como de los vídeos que incorporo a la entrada.

Y desde este otro pueden ustedes acceder al monográfico especial de la Revista de Historia Constitucional que les indicaba al comienzo. Más de 800 páginas con decenas de artículos publicados por los más eminentes y prestigiosos historiadores, profesores y politólogos en homenaje a nuestra primera constitución.

Con cierta dosis de nostalgia, no exenta de cariño, recordaba en la entrada de aquella fecha dos anteriores mías del blog sobre el bicentenario de la Constitución de Cádiz. La primera, del 20 de abril de 2009, titulada Los fastos de Cádiz. Carta abierta a la ministra de Cultura; la segunda, del 9 de abril de 2010, titulada Historiadores y fastos patrios. Espero que les sigan resultando interesantes.

Como colofón de la efeméride les recomendaba leyeran el artículo 1812: Cuando España quiso ser moderna e ilustrada que en El País del 19 de marzo publicaba José María Lasalle, secretario de estado de Cultura, así como el editorial de esa fecha del mismo periódico, titulado Las preguntas de Cádiz  y los enlaces a otros artículos de opinión sobre la conmemoración que nos ocupaba a los que podían acceder desde los artículos citados. 

Y sean felices, por favor, a pesar del gobierno. Tamaragua, amigos. HArendt




Monumento a las Cortes (Cádiz)




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Entrada núm. 1734 
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"Tanto como saber, me agrada dudar" (Dante)
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"La historia del mundo no es un suelo en el que florezca la felicidad. Los tiempos felices son en ella páginas en blanco" (Hegel)

jueves, 5 de abril de 2012

Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz: Marzo de 1812





 Las Cortes juran la Constitución de 1812




Concluyo con esta entrada la serie que he venido dedicando a las Cortes de Cádiz y la elaboración y aprobación por las mismas de la Constitución de 1812.

Desde este enlace de la página electrónica del Congreso de los Diputados pueden acceder al Diario de Sesiones de las Cortes correspondiente a marzo de 1812. 

Y en este otro, de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, de la Universidad de Alicante, al documento original del Diario de Sesiones del día 19 de marzo de 1812, en el que quedan registrados los discursos del presidente de las Cortes y el de la Regencia del Reino proclamando la Constitución y la jura de la misma por parte de los Diputados.

Les remito a mi entrada del 19 de marzo pasado, "Cádiz, 1812: Nación española y Constitución", y al enlace que desde la misma pueden realizar al portal especial que a la celebración del bicentenario de las Cortes de Cádiz y de la Constitución de 1812  ha elaborado la citada Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, donde pueden encontrar una abundante información al respecto

Por último, desde este otro enlace pueden acceder al programa especial que Informe Semanal, de RTVE, dedicó hace dos semanas a la efeméride.

Espero que esta serie de entradas mensuales que durante más de un año he venido dedicando a la génesis e historia del nacimiento de la nación española y de su primera Constitución les haya resultado interesante.

Y sean felices, por favor, a pesar de los gobiernos que padecemos y de la dictadura invisible pero absolutamente tangible de eso que llaman, eufemísticamente, los mercados. Tamaragua, amigos. HArendt







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Entrada núm. 1462
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Bicentenario de la Constitución de 1812 (Informe Semanal, RTVE)

viernes, 2 de marzo de 2012

Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz: Febrero de 1812




Mapa de España (1816)



El pasado 4 de febrero el diario El País publicaba un interesante artículo del catedrático de Historia en la Universidad Complutense de Madrid, José Álvarez Junco, titulado "Cultura y libertad" sobre la Constitución de 1812: el primer esfuerzo democrático de la España contemporánea. Un esfuerzo, se dice en él, que sin embargo no cuajó hasta la Transición aunque entre 1808 y 1814 naciera una nueva cultura política a la que se llamó “liberal”, y que marcaría todo el siglo siguiente. La celebración del bicentenario, añade, es un momento propicio para revisar el relato canónico. Un texto que, como buen relato mítico, continúa, se ha cargado de héroes, mártires, hazañas, que encarnan valores que deberían seguir sirviendo a nuestra sociedad, pero que conviene poner al día.

Desde ente enlace de la página electrónica del Congreso de los Diputados de España se accede al Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz correspondiente al mes de febrero de 1812, durante el cual las Cortes precisan y reelaboran el título de las mismas dedicado a la figura del Rey, sus competencias y las normas de sucesión de la Corona, y acuerdan la composición y elección definitiva de los miembros del Consejo de Estado, máximo órgano consultivo del Reino.

La presidencia de las Cortes la ostentarán durante este periodo Antonio Payán de Tejada y Figueroa, abogado de la Real Audiencia de Galicia y diputado por la ciudad de La Coruña, entre el 24 de enero y el 23 de febrero de 1812, y Vicente Pascual y Esteban, canónigo de la colegiata de Mora de Rubielos (Aragón) y diputado por la ciudad de Teruel, entre el 24 de febrero y el 23 de marzo de 1812.

En América, el 27 de Febrero de 1812, el general Belgrano, al frente del cuerpo de ejército contra los realistas que se armaban desde Montevideo, inauguró una batería en las barrancas del Paraná, a la que llamó “Independencia”. Allí hizo formar a sus tropas frente a una bandera con los colores celeste y blanco de la escarapela que ya había sido oficializada días antes por el Primer Triunvirato, que se convertirá en la bandera de la actual república argentina.

Espero que les resulte interesante. Y sean felices,por favor, a pesar del Gobierno. Tamaragua, amigos. HArendt




Sello de las Cortes (1820)



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domingo, 1 de enero de 2012

Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz: Diciembre de 1811






La catedral de Cádiz





Inicio el séptimo año de Desde el trópico de Cáncer con este enlace de la página electrónica del Congreso de los Diputados de España. Desde él puede accederse al Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz correspondiente al mes de diciembre de 1811. También a los debates de la Comisión que estaba elaborando el proyecto de Constitución promulgado finalmente el 18 de marzo de 1812. 

Durante el mes de diciembre ocuparon la presidencia rotatoria de las Cortes el diputado por Extremadura don José Casquete de Prado, obispo de Cisamo (Italia) y prior de San Marcos de León, entre el 24 de noviembre y el 23 de diciembre, y el diputado por la ciudad de Valencia y oidor de dicha Audiencia don Manuel de Villafañe y Andreu, entre el 24 de diciembre de 1811 y el 23 de enero de 1812. 

El vídeo que acompaña la entrada hace referencia a las celebraciones por el bicentenario de la primera Constitución de Venezuela, promulgada el 21 de diciembre de 1811, que tuvo el honor de ser la primera Constitución del continente sudamericano.

Sean felices, por favor. Y que el nuevo año les venga cargado de venturas. Tamaragua, amigos. HArendt






Credencial de diputado de Manuel de Villafañe






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Entrada núm. 1447
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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz: Noviembre de 1811






Firma de Casquete de Prado en la Constitución de 1812





Desde este enlace de la página electrónica del Congreso de los Diputados de España se puede acceder al Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz correspondiente al mes de noviembre de 1811, en el que recogen igualmente los debates de la Comisión que está elaborando la Constitución..

El día 24 de noviembre, ha sido designado presidente de las Cortes el obispo y prior de San Marcos de León, diputado por Extremadura, don José Casquete de Prado (1756-1838),que ejercerá la presidencia hasta el 23 de diciembre de ese mismo año.

El 5 de noviembre en la ciudad de San Salvador, se inicia el primer movimiento independentista (conocido actualmente como el Primer Grito de Independencia de Centroamérica), que en diciembre será sofocado por las autoridades españolas. El 11 de noviembre: en el marco de la Guerra de la independencia colombiana, Cartagena de Indias ha declarado su independencia absoluta de España, y ese mismo mes, el día 27, se fundan las Provincias Unidas de la Nueva Granada (primera república colombiana, hasta 1816), con capital provisional en Ibagué.

Como complemento de la entrada he puesto un vídeo sobre la independencia de Cartagena de Indias. Espero que les resulte interesante. Y sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt







San Salvador declara su independencia (5/11/1811)




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martes, 1 de noviembre de 2011

Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz: Octubre de 1811







Bernardo Nadal Crespí (1746-1818)






Desde este enlace de la página electrónica del Congreso de los Diputados español puede accederse al Diario de Sesiones de las Cortes de Cádiz correspondiente al mes de octubre de 1811, tanto a los debates del pleno de las Cortes, como a los de la Comisión encargada de la redacción de la Constitución de la nación española, promulgada el 19 de marzo de 1812.

La presidencia de las Cortes rotaba mensualmente entre los distintos diputados de las mismas. Durante ese mes de octubre de 1811 la ostentaron sucesivamente Bernardo Naval Crespí, diputado por Baleares y obispo de Mallorca, entre el 24 de septiembre y el 23 de octubre, y Antonio Larrazabal Arrivillaga, diputado por la Ciudad de Guatemala y canónigo de su catedral, que la ocupó entre el 24 de octubre y el 23 de noviembre de 1811.

El vídeo con el que acompaño la entrada es un documental histórico-artístico sobre el Monumento levantado en la ciudad de San Agustín de La Florida (EUA) a la Constitución de Cádiz.

Sean felices, por favor. Tamaragua, amigos. HArendt








Antonio Larrazabal Arrivillaga (1769-1853)








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San Agustín de la Florida y la Constitución de Cádiz