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viernes, 5 de septiembre de 2008

*Doble moral




Dice la filósofa norteamericana Hannah Arendt: "La conducta moral no se da por supuesta, pero el conocimiento moral, el conocimiento de lo justo y lo injusto, sí", ( pág. 450; Laure Adler: "Hannah Arendt", Destino, Barcelona, 2006). No creo que los obispos españoles hayan leído gran cosa sobre ella. Supongo que sobre "moral", sí. Aunque a la vista de las cosas que dicen en su emisora, la tristemente famosa COPE, sólo caben dos conjeturas: O no se enteran o son unos cínicos. Me quedo con lo segundo, por supuesto. Y no comprendo como estos hipócritas, inmorales por naturaleza, tienen tan siquiera el atrevimiento de arrogarse el derecho a dar lecciones de moral a nadie. Podían comenzar por ellos...

El profesor Joaquín Roy, catedrático "Jean Monnet", de Relaciones Internacionales y Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Miami, muestra en El País de ayer una antología de las barbaridades, insultos, difamaciones y calumnias que la Cadena Episcopal española suelta cada día por boca de sus locutores estrellas. Se titula "Entre un gilipollas y una negra resentida", y tras el catálogo de insultos se pregunta con estupor como es posible que nadie en España se atreva a presentarle a los responsables de la citada emisora una querella a la americana, por varios millones de euros... Yo tampoco lo se, la verdad, pero visto lo visto y oído lo oído, parece claro que el señor Jiménez Losantos tiene que tener agarrados pero que muy bien a los monseñores por sus partes más nobles... (HArendt)





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El profesor Roy




"Entre un gilipollas y una negra resentida", por Joaquín Roy

Barack Obama se educó en Harvard, lo que es preocupante. Es una vacía caricatura y compararlo con Paris Hilton es injusto para ella. Obama es un alquimista un poco negro, no muy blanco, café con leche; ni es joven, ni es viejo; no ha hecho nada desde que sus padres lo abandonaron y fueron así los primeros que no votaron por él. Pero se ha permitido el lujo de hablar ante la Puerta de Brandemburgo. En cuanto a su mujer, Michelle, es una arpía de cuidado, una negra profesional, una resentida.

La alternativa sería John McCain, pero sin entusiasmo. McCain es un candidato muy "aseado", que no ha hecho nada desde que salió de Hanoi. Tampoco uno se siente atraído por su mujer Cindy, pero que "para el vicio" tiene más interés. McCain, en cumplimiento de la obligación histórica de Estados Unidos como primera potencia, debiera ordenar la invasión de Ecuador y Venezuela, con una estrategia dictada por el lema de "a por ellos", que tan buenos resultados le dio a la selección española de fútbol en la Eurocopa.

Respecto a Castro, este hombre no debiera morirse de repente, sino sobrevivir con un ano en el pecho, en una lenta pero alargada agonía de Parkinson recurrente. El siguiente en la lista de ejecutables sería Hugo Chávez, prueba de la evolución de los primates, que en lugar de ser lineal tiene sus altibajos, como este "salto atrás". La relación de Hugo Chávez con el poder es la del gorila, mientras que su discípulo pre-homínido Evo Morales es un chimpancé, más modesto y limitado, más cómodo en las alturas de los árboles. Entretanto, en Centroamérica gobierna el miserable de Daniel Ortega, acusado de violar y abusar de una adolescente durante años, y en Ecuador alguien más peligroso, Correa.

De la quema se salvaría solamente Álvaro Uribe, presidente de la parte más sana de América. Porque aunque Óscar Arias merezca consideración, tiene también sus defectos. Así que, por lo tanto, nada tiene de extraño que Alan García sea aceptable después de haber dejado en ruina al Perú. Argentina, por su parte, está en manos de un matrimonio corrupto. Es imposible responder a la pregunta de quién elige a estos idiotas.

¿Qué queda al otro lado del Atlántico? Pues las perspectivas son negativas. España esta regida por un monarca corrupto, amigo de Fidel y que recibe comisiones de Chávez. Además, comercia con petróleo, no solamente con el gorila venezolano sino también con los jeques árabes. Si la monarquía no sirve (el príncipe Felipe es una incógnita), la república tampoco parece ser la solución a la vista de que el presidente Rodríguez Zapatero es un gilipollas, un peligroso idealista, un idiota con exceso que cree que puede cambiar la realidad. Zapatero ya no es un bambi, sino que le han crecido cuernos. Fue reelegido, por pocos votos, porque tiene casi todos los medios de comunicación a su favor. En lugar de seguir la suerte de sus colegas latinoamericanos, sería mejor que fuera aquejado de una enfermedad. Por su parte, la derecha española tampoco es una alternativa, ya que Mariano Rajoy, el candidato del PP antes liderado por Aznar, quisiera simplemente heredar el poder de Zapatero. El líder verdadero de la derecha es el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, un mal tipo de cuidado.

¿Cuál es el remedio ante tal panorama? Refugiarse en un hotel de Miami, con ropa de abrigo en pleno verano para protegerse del aire acondicionado. Después de todo, Estados Unidos es un país sin cuya ayuda Europa sería hoy una granja nazi y un campo de concentración soviético.

Lo anterior no es una columna de extensión cómoda para los editores, es simplemente la transcripción literal de algunas de las perlas emitidas por Federico Jiménez Losantos en un programa televisivo del peruano Jaime Bayly, transmitido por MEGA TV y varias emisoras latinoamericanas y disponible en YouTube. Y mientras puede que algunos aplaudieran esta insólita antología de disparates e insultos, otros la seguían con estupefacción.

Hay muchos que creen que cualquier cosa que "sale en la tele" es verídica. Son muchos los que no saben que Jiménez Losantos ya ha sido condenado en sendos juicios por insultos a impecables figuras conservadoras como el alcalde Ruiz-Gallardón y José Antonio Zarzalejos, ex director del diario Abc. Son muchos los que ignoran que el sector conservador de la COPE, la emisora de la Conferencia Episcopal Española, donde Jiménez Losantos es estrella, domina sobre los moderados, que están francamente alarmados.


Y nadie tiene la valentía de presentar una querella de mayor cuantía (no de apenas 36.000 y 100.000 euros, las multas impuestas a Jiménez Losantos por dos tribunales de Madrid por calumnias), una querella a la americana, de varios millones de euros o de dólares. Y nadie presenta cargos por la ejecución de delitos contra el honor y la persona, perfectamente tipificados por los códigos penales. Tal vez si alguien lo hiciera, los responsables de las cadenas y diarios que cobijan esta sistemática conducta se lo pensarían dos veces. (El País, 04/09/08)