sábado, 31 de agosto de 2013

Seamus Heaney (1939-2013): "In memoriam"





El poeta Seamus Heaney




Cada vez que muere un poeta se muere un poco el alma del mundo. En humilde homenaje al gran poeta irlandés ayer fallecido, Premio Nobel de Literatura 1995, les dejo con la lectura de uno de sus poemas más famosos y repetidos: "Cavando" ("Digging") que reproduzco en español y en su idoma original, pues como es bien sabido, la poesia, expresión del alma, es, por esencia, intraducible. 

En mis entradas "Con Seamus Heaney: Poesía para tiempos difíciles", y "De nuevo con Seamus Heaney: Música y poesía", de los pasados 1 y 2 de junio pueden leer también sendos poemas suyos.

"Sit tibi terra levis", que decían los clásicos: Que la tierra te sea leve. Descansa en paz.

Sean felices, por favor. Y como decía Sócrates: "Ιωμεν", vámonos. Tamaragua, amigos. HArendt




CAVANDO

Entre el pulgar y el índice
La regordeta pluma se acomoda; confortable cual arma.

Y bajo mi ventana, el limpio y áspero sonido
Cuando la pala se hunde en el suelo arenisco:
Mi padre está cavando. Lo miro desde arriba

Hasta que su costado que se esfuerza por entre los macizos de flores
Se dobla, y se levanta veinte años atrás
Agachándose al ritmo de surcos de patatas
Donde estaba cavando.

La tosca bota se acunaba en la pala, el mango,
rozando con la pierna, se levantaba con firmeza.
Él arrancaba los brotes altos, y enterraba muy hondo aquel
brillante filo
Para desparramar patatas nuevas que nosotros cogíamos
Encantados con su fresca dureza en nuestras manos.

¡Dios mio, y cómo manejaba el viejo aquella pala!
Exactamente igual que lo había hecho su padre.

Mi abuelo cortaba más turba en un día
Que ningún otro en la turbera de Toner.
Una vez le llevé leche en una botella
Con un descuidado tapón de papel. Se enderezó
Para beberla; luego se inclinó de nuevo a la tarea
Cortando y rebanando con esmero, arrojando terrones
Por encima del hombro, ahondando más y más
En busca de la turba buena. Cavando.

El olor frio del mantillo, el chapoteo y el golpe
De la turba empapada, los secos cortes del filo
Atravesando las raíces vivas despiertan en mi cabeza.
Yo no tengo una pala con que seguir a hombres como ellos.

Entre el pulgar y el índice
La regordeta pluma se acomoda.
Yo cavaré con ella.


"Muerte de un naturalista"
(Hiperión, Madrid, 1996)
Traducción de Margarita Ardanaz



*****



DIGGING

Between my finger and my thumb
The squat pen rests; snug as a gun.

Under my window, a clean rasping sound
When the spade sinks into gravelly ground:
My father, digging. I look down

Till his straining rump among the flowerbeds
Bends low, comes up twenty years away
Stooping in rhythm through potato drills
Where he was digging.

The coarse boot nestled on the lug, the shaft
Against the inside knee was levered firmly.
He rooted out tall tops, buried the bright edge deep
To scatter new potatoes that we picked,
Loving their cool hardness in our hands.

By God, the old man could handle a spade.
Just like his old man.

My grandfather cut more turf in a day
Than any other man on Tomer's bog.
Once I carried him milk in a bottle
Corked sloppily with paper: He straightened up
To drink it, then fell to right away
Nicking and slicing neatly heaving sods
Over his shoulder, going down and down
For the goog turf. Digging.

The cold smell of potato mould, the squelch and slap
Of soggy peat, the curt cuts of an edge
Throug living roots awaken in my head.
But I've no spade to follow men like them.

Between my finger and my thumb
The squat pen rests.
I'll dig with it.


"Death of a Naturalist"
(Faber & Faber Limited, London, 1996)





Portada de "Muerte de un naturalista" (1996)





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jueves, 29 de agosto de 2013

Dios, yo y mi circunstancia





Imagen (parcial) de los manuscritos de Qumrán



Recuerdo haber leído una frase -pero no su autor- que decía más o menos: "todo lo que se puede pensar, puede existir". Y otra, antagónica, de un teólogo protestante alemán -del que tampoco recuerdo el nombre- que venía a decir: "Dios es aquello que no podemos pensar ni conocer". Puestas ambas en relación, la conclusión es que la idea de la existencia de Dios "repugna" a mi razón. Sí, ya sé que la razón no es un elemento precisamente de veracidad incontrovertible: "La realidad -dice Ortega y Gasset- como un paisaje, tiene infinitas perspectivas todas ellas igualmente verídicas y auténticas. La sola perspectiva falsa es esa que pretende ser la única. Dicho de otra manera: lo falso es la utopía, la verdad no localizada, vista desde lugar ninguno. El utopista -y esto ha sido en esencia el racionalismo- es el que más yerra, porque es el hombre que no se conserva fiel a su punto de vista, que deserta de su puesto". Reconozco, pues, que puedo estar equivocado, pero eso es lo que pienso desde mi perspectiva.

No soy, no puedo, ser creyente en un ente, impersonal, preexistente a todo y creador del universo, ni en la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro; pero no soy arreligioso, ni amoral. Comparto en gran parte lo dicho por Ortega: "Yo no concibo que ningún hombre que aspire a henchir su espíritu indefinidamente, pueda renunciar sin dolor al mundo de lo religioso", pero tengo claro que moral y religión no tienen nada que ver; eso ya me lo enseñó en mis años de bachillerato, un excelente profesor de Filosofía, del que ya he hablado en anteriores ocasiones en el blog. De las cinco partes en que se dividía para su estudio la asignatura: Lógica, Psicología, Ética, Metafísica y Moral (sino recuerdo mal, creo que eran esas) las que más gustaban eran, por ese orden, la Lógica y la Moral. Al final, en el corte del bachillerato elemental al superior, opté por Ciencias. Y creo que me equivoqué, pero a estas alturas ya no tiene remedio.

Desde esa perspectiva, o circunstancia, si lo prefieren, no tengo empacho alguno en declararme como cristiano-agnóstico (o agnóstico-cristiano), si por cristiano se entiende a aquel que entiende y comparte gran parte de las enseñanzas del personaje histórico Jesús de Nazareth. Pero de ahí, es difícil que pase. Mi problema, como el de la filósofa y mística francesa de origen judío, Simone Weil ("Carta a un religioso": Trotta, Madrid, 1998), tantas veces citada por mí en el blog, es que comparto plenamente su criterio de que "la Iglesia ha sido un gran animal totalitario [...] iniciadora de la manipulación de toda la historia de la humanidad con fines apologéticos [...] Mi vocación es ser cristiana fuera de la Iglesia", dice. La mía, también.

La entrada de hoy es producto de varias circunstancias: Mi interés, proclamado y explícito, por el fenómeno religioso; la lectura, por fin concluida después de varios intentos que se han extendido durante años de "La esencia del cristianismo" (Círculo de Lectores, Barcelona, 1996), de Ludwig Feurbach; del "Así habló Zaratustra" (Círculo de Lectores, Barcelona, 1970), de Friedrich Nietzsche; y  de la relectura, en curso, del tomo octavo y último de la impresionante "Historia crítica del pensamiento español" (Círculo de Lectores, Barcelona, 1993), de José Luis Abellán, que abarca el período comprendido entre 1914 y 1939.

También ha supuesto una circunstancia añadida la emitisión ayer miércoles por la 2 de TVE de un documental sobre "Los manuscritos del Mar Muerto", muy interesante, centrado en la suposición -un tanto aventurada e imposible hasta ahora de confirmación- sobre la cuestión de si el Jesús histórico fue miembro de la secta judía, anti-Templo, de los "esenios", que fueron los que escribieron dichos manuscritos y los enterraron para salvarlos de la ira romana ante la rebelión judía de los años 70 d.C. Mi hija Ruth ha sido capaz de encontrarme el citado vídeo, algo que yo no supe hacer en la página electrónica de RTVE, y pueden verlo en el enlace de más arriba. Yo he encontrado este otro, realizado por el canal de televisión Historia y Ciencia, que no desmerece en absoluto del anterior.

Sobre los papiros del Mar Muerto, encontrados casualmente a mediados del pasado siglo en varias cuevas de la desértica región israelí de Qumrán, junto al mar Muerto, les recomiendo la lectura del artículo "¿Misterios desvelados?", de Henry Wansbrough, teólogo e investigador bíblico, publicado en el número de diciembre de 2011 de Revista de Libros, reseñando el libro "El significado de los rollos del Mar Muerto" (Trotta, Madrid, 2011), de James Vander Kam y Peter Flint. Los leí -artículo y libro- el pasado año y reconozco que me resultaron fascinantes. Sobre todo el libro: un texto erudito y científico sin la menor concesión a las fantasías al uso sobre este tema plagado de fantasís y lucrubraciones sin fundamento.

Sean felices, por favor. Y como decía Sócrates: "Ιωμεν", vámonos. Tamaragua, amigos. HArendt




Las cuevas de Qumrán (Israel)




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¿Hablamos de política?




Hannah Arendt



¿Hablamos de política? Bien, porqué no... Pongámonos de acuerdo, si podemos, en que entendemos por política; en qué es la política. Está la definición clásica: política es el gobierno de la "polis"; está la trillada: política es el arte de lo posible; está la académica: perteneciente o relativo a la doctrina y la actividad política (que es como no decir nada), y están también las más elaboradas, como la de Hannah Arendt, que le dedicó al asunto uno de sus libros: "¿Qué es la política?" (Paidós, Barcelona, 1997), cuya reseña, en su artículo "El sentido de la política", hiciera la profesora Cristina Sánchez Muñoz en el número de mayo de 1999 de Revista de Libros.

Hannah Arendt trabajó entre 1956 y 1959 en el proyecto de una obra que debería llevar el título de "Introducción a la política", por encargo de la editorial alemana Piper, pero nunca llegó a terminarla. Treinta y cuatro años más tarde la socióloga alemana Ursula Ludz, alentada por la editorial que guardaba celosamente los materiales acumulados por Arendt, realizó un minucioso trabajo de reconstrucción, ordenación y presentación de los mismos que vieron la luz en 1993 con el título de "¿Qué es la política?". Pueden descargarse el libro, si lo desean en este enlace.

Para Hannah Arendt, que elaboró esas notas en plena guerra fría, la pregunta pertinente que surgía en aquel momento era la de si la política conservaba aun algún sentido: "Esta falta de sentido -dice- no es ninguna aporía científica; es un estado de cosas absolutamente real del que podemos darnos cuenta cada día si nos tomamos la molestia no solamente de leer los periódicos sino también de preguntarnos, en nuestro disgusto por el desarrollo de todos los problemas políticos importantes, cómo podríamos hacerlo mejor dadas las circunstancias. La falta de sentido en que ha caído la política en general se aprecia en que todos los problemas políticos particulares se precipitan a un callejón sin salida". ¿Les suena la letra de la cancioncilla?; parece escrita en un diario cualquiera de antes de ayer... Y poco más adelante, añadía como colofón: "Si partimos de la lógica inherente a estos factores y suponemos que nada que no nos sea hoy ya conocido determina ni determinará el curso del mundo, entonces solo podemos decir que un cambio decisivo para nuestra salvación solo sucederá por una especie de milagro".

Clavado; nos está retratando: así andamos ahora por España, Europa, y buena parte del mundo: esperando el milagro... Pero el milagro no va a llegar, porque como decía nuestro filósofo José Ortega y Gasset: "la nota más trivial, pero a la vez más importante de la vida humana, es que el hombre no tiene otro remedio que estar haciendo algo [luchar] para sostenerse en la existencia". Y si no lo hacemos nosotros, ningún espíritu ni fuerza divina nos lo va a resolver. Esa es la misión de la política.

La idea de esta entrada y su introducción, mediante el recurso al pensamiento de Hannah Arendt y de Ortega, me ha venido sugerida por una serie de artículos, a cada cual más interesante, aparecidos estos días en El País, que he recopilado y anotado para el blog.

El primero de ellos, "Tiempo de esperpento", escrito por uno de los más acreditados politólogos españoles, Josep Colomer, profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, tan absurdamente castigado por el gobierno del partido popular. Dice el profesor Colomer en él que "en la vida pública española emerge de nuevo la burla, la sátira y la tragedia como elementos cotidianos [...] El Goya (pintor) de la España actual -dice- sería el pintor del impacto directo, el de los caprichos criminales, los disparates chocantes y el esperpento diario".

"Elogio del tópico", escrito por el profesor y ensayista Jordi Gracia, es el segundo de los artículos cuya lectura les propongo. Dicé en él que "ser ciudadano europeo todavía significa vivir protegido como ningún otro ciudadano". ¿Hasta cuándo? deberíamos preguntarnos. "La social democracia parece hoy noqueada por la evidencia del fin del sueño conquistado [...] Para reconquistarlo -añade- hoy no necesitamos héroes: necesitamos ideólogos, ideólogos sin miedo a la palabra". ¿Pero dónde están?

Víctor Gómez Pin, catedrático de la Universidad Autónoma de Barcelona, escribe sobre filosofía, y lo hace a raíz de un Congreso de filósofos celebrado recientemente en Atenas. "Salvar a la ciudad", se titula. "La disposición filosófica -dice- suena hoy a sarcasmo en Grecia, el lugar donde surgió [...] Pero la disposición filosófica, añade, es una guerra abierta contra la estulticia; porque la estulticia -dice-, hace soportable lo que es contrario a la dignidad humana".

El último artículo cuya lectura les recomiendo: "La socialdemocracia y el desafío europeo", está escrito por Emilio Pérez Touriño, expresidente del gobierno de Galicia. "La izquierda está atrapada por aparatos burocráticos que no conectan con las nuevas demandas", dice. Y añade más adelante: "Para movilizar a la sociedad civil hace falta otra manera de hacer política [...] Ni los mercados ni la derecha con ciegos, sus intereses coinciden". Como ven, nada nuevo bajo el sol.

Sean felices, por favor. Y como decía Sócrates: "Ιωμεν", vámonos. Tamaragua, amigos. HArendt




La acrópolis ateniense: aquí nació la democracia



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martes, 27 de agosto de 2013

Radiografía de la derecha española: Sin dios, sin moral, sin vergüenza






Viñeta de Eulogia Merle para El País




¿Recuerdan ustedes la serie española de televisión "Crematorio"? Se emitió el año 2011, y estuvo dirigida y escrita por Jorge Sánchez Cabezudo y basada en la novela homónima de Rafael Chirbes; una serie fascinante. Como lo es la que se está emitiendo ahora los sábados por la noche en la 2 de RTVE titulada "Comisario Brunetti"; una serie alemana del año 2000, dirigida por Sigi Rothemund y Christian von Castelberg, basada en las novelas de la escritora norteamericana Donna Leon. La primera transcurre en la costa levantina española; la segunda en la Venecia actual. Y ambas tratan y reflejan lo mismo: la corrupción y el poder que financieros y empresarios sin escrúpulos ejercen sobre las administraciones y los poderes públicos. Quizá sea por su temática que la escritora Donna Leon, que vive en Venecia desde hace muchos años, se ha negado a que sus novelas se traduzcan al italiano y a que la serie televisiva basada en ellas se vea en Italia. ¿Para vivir tranquila, o por algo más?

Quizá mi digresión anterior está muy traída por los pelos pero me ha venido sugerida por la lectura del artículo de ayer en El País: "La derecha sin Dios", escrito por Víctor Lapuente Giné, profesor del Instituto para la Calidad de Gobierno de la Universidad de Gotemburgo (Suecia).

Al inicio de su artículo, el profesor Lapuente dice que fuera de Italia, Berlusconi, ha sido siempre tomado un poco a broma, pero que haríamos mal en desdeñar el impacto de Berlusconi y de lo que representa para otras democracias, al igual que fueron minusvaloradas en su tiempo la mafia, el fascismo y el terrorismo de izquierdas (las Brigadas Rojas), como excentricidades específicamente italianas e instransferibles a otras democracias "más serias" (el entrecomillado es mio).

Para Lapuente, la esencia del "berlusconismo" es la de una derecha con iglesia (la católica), pero profundamente amoral en sus principios: Una derecha para la que todo vale, siempre que sirva para enriquecerse o ganar elecciones, y que tiene su paradigma en la frase del pensador católico (e italiano) Vittorio Messori, de que "mejor un putero que haga buenas leyes para la iglesia que uno catoliquísimo que nos perjudique", que muy bien pudiera haber sido pronunciada por uno de nuestros insignes prelados carpetovetónicos o financieros escrupulosos de comunión diaria.

A esta derecha "mediterránea" y clerical, representada por Berlusconi y Rajoy, de los que el profesor Lapuente dice que están unidos porqué ninguno de los dos tiene proyecto alguno para transformar la sociedad, contrapone el pensamiento y la ideología de líderes de la derecha centroeuropea y anglosajona, como Cameron, Tatcher o Reagan, que tuvieron, dice, una narrativa construida por intelectuales próximos como Edmund Burke, Milton Friedman o Friedrich Hayek.

La izquierda también cojea ideológicamente, incapaz de articular un mensaje innovador, dice al final de su artículo, pero sigue caminando inspirada en unos ideales que trascienden el interés individual para conseguir una sociedad sin pobreza y con iguales oportunidades para todos. El desierto es duro, añade, pero Dios da fuerzas para seguir. Todo lo contrario de esa derecha que renunciando a caminar parece decidida a acampar en un confortable supermercado, entregada a la adoración del becerro de oro, entre casinos, sobres marrones y confetis.

Sean felices, por favor. Y como decía Sócrates: "Ιωμεν", vámonos. Tamaragua, amigos. HArendt






Silvio Berlusconi y Mariano Rajoy




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lunes, 26 de agosto de 2013

El pulso de España (III). Análisis de una crisis total




Viñeta de Peridis en El País



¿"Por qué no se hunde España"? La respuesta que se desprende de esta tercera entrega del análisis del profesor José Juan Toharia a la encuesta "El pulso de España" realizada por Metroscopia para El País entre los días 15 de junio y 12 de julio de 2013 sobre treinta y seis instituciones y organismos públicos y privados de los sistemas jurídico, económico y político españoles, y publicada en el citado diario el pásado sábado, es que España se mantiene en pie gracias a instituciones públicas y privadas que contribuyen eficazmente al bien común.

Esta entrada es continuación de la publicada en el blog el pasado 18 de agosto, con los dos primeros análisis del profesor Toharia sobre la mencionada encuesta: "Un país decepcionado", y "El desplome de la política".

Entre los cuerpos y organismos de la administración pública son los médicos del sistema público de sanidad y los investigadores científicos los que reciben una calificación más alta, con un 92% de grado de satisfacción ciudadana, seguidos de profesores de la enseñanza pública, fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y fuerzas armadas; los que menos valoración reciben son los inspectores de Hacienda, que aun así, obtienen un 53% de valoración.

Dentro de las instituciones y órgano del sistema jurídico, el peor valorado en su conjunto, el mayor grado de aceptación lo reciben los abogados, con un 53%, y el menor, los fiscales, con un 46%.

Sobre el sistema económico, el mayor índice de aceptación es para las pymes, con un 90%, el segundo más alto de todos los examinados por la encuesta, por debajo de médicos e investigadores, y el menor, los bancos con un decrépito y mayoritario descrédito ciudadano que solo alcanza el 15%  de aceptación, seis puntos menos que la jerarquía episcopal, con un escuálido 21%. 

En cuanto a las instituciones estrictamente políticas, el mayor índice de satisfacción lo recibe el Príncipe de Asturias, con un 62%, seguido del Rey, con un 50% de valoración. 

La institución peor valorada en toda la encuesta son los partidos políticos, con un irrelevante 6% de aceptación ciudadana. Pero ellos, por lo que parece, no se dan por aludidos.

Sean felices, por favor. Y como decía Sócrates: "Ιωμεν", vámonos. Tamaragua, amigos. HArendt





Viñeta de Erlich en El País




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sábado, 24 de agosto de 2013

Obama, "for president!": Ya hace cinco años




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El senador demócrata Barack Obama



Hoy, 24 de agosto, se cumplen cinco años justos de la primera elección de Barack Obama como candidato del partido demócrata a la presidencia de los Estados Unidos de América. De entonces a aquí no puedo negar un cierto y acusado sentimiento de decepción: la decepción Obama, la llamo yo... Hace cinco años todo era distinto; quizá por eso recupero para el blog lo que escribí en él por esta misma fecha de 2008. Espero que les resulte interesante rememorarlo.

Y es que, a pesar de mi pasión por la teoría política, no suelo tener buen tino con las predicciones electorales. A lo peor es por eso, por la pasión... Me equivoqué con Ségolène Royal y Sarkozy, con Bush (hijo) y Gore, y con Barack y Hillary (yo aposté por ella). Menos mal que no me equivoqué entre Obama y McCain.

Desde que tengo uso de razón, he votado siempre (virtualmente, claro está) por los demócratas. De los republicanos que he conocido solo salvo a Ronald Reagan (un mal actor de películas del oeste y un buen presidente) a pesar de que sus adversarios decían de él que era incapaz de mascar chicle y pensar al mismo tiempo... Al menos pensaba si no tenía el chicle en la boca; pero George W. Bush (hijo), ni eso... Por esas fechas seguía con mucho interés dos magníficas series de televisión que tenían que ver con la presidencia de los Estados Unidos. Una era "John Adams", una biografía dramatizada del que fuera segundo presidente del país. Buena, muy buena, como todas las de la factoría HBO. La otra "El Ala Oeste", terminando ya su octava temporada. Lógicamente seguí con el máximo interés la campaña electoral que se resolvería el segundo martes siguiente al primer lunes de noviembre de aquel año 2008... Pero vamos con lo que vamos.

La escritora y periodista estadounidense Barbara Probst Solomon publicaba en El País del 23 de agosto de ese año un interesante artículo, que reproduzco más adelante, sobre los entresijos de la Convención del Partido Demócrata que se iniciaba al día siguiente en Denver (Colorado), que proclamaría a Obama como su candidato, y las maniobras, de cara al futuro, de la derrotada Hillary Clinton... Y a partir de ese momento, todos a buscar los mayoría de esos 538 "grandes electores" que dan la presidencia en uno de lo más enrevesados sistemas electorales del mundo... ¡Venga!, Obama, "for president!"... Esa vez fue que sí; y cuatro años más tarde, repitió. ¿Será 2016 el año de Hillary Clinton? No me atrevo a apostar, pero votaría por ella...

Sean felices, por favor. Y como decía Sócrates: "Ιωμεν", vámonos. Tamaragua, amigos. HArendt




La senadora demócrata Hillary Clinton



"El 'sprint' hacia la Convención Demócrata", por Barbara Probst Solomon
El País, 23/08/08

En estas elecciones presidenciales tan atípicas hay un grupo de Republicanos por Obama, y otro, el PUMA, formado por demócratas partidarios de los Clinton, que amenaza con boicotear la convención.

Los términos anticuados como izquierda y derecha ya no sirven para definir este periodo. Desde los exuberantes días de El gran Gatsby, escrita por F. Scott Fitzgerald en los años veinte, no se presenciaba tanta irresponsabilidad sin igual. Nuestros bancos han sido irresponsables en lo financiero, han hecho que mucha gente pierda su hogar y han contribuido al desempleo; el Gobierno estadounidense ha sumido al país en una irresponsable deuda exterior y ha llevado adelante una guerra todavía más irresponsable en Irak. Los incesantes escándalos sexuales -la aventura de John Edwards no es más que el más reciente-, que no parecen ser, en ningún caso, auténticos triángulos amorosos, dan a entender que la emoción de la irresponsabilidad es la recompensa suprema para quien intenta dirigir el mundo.

A nanosegundos del inicio de la Convención Demócrata, en el momento en el que debería estar preparando su discurso de apertura en apoyo de Obama, John Edwards estaba ofreciendo su sórdido mea culpa en televisión (los periódicos ya habían publicado las fotos del ex senador con el niño presuntamente fruto de su aventura con la enloquecida Rielle Hunter). La relación surgió en 2006, justo cuando Edwards estaba a punto de ser quizá el siguiente candidato demócrata o, en su defecto, futuro ministro de Justicia de Obama. El escándalo sexual deja un gusto especialmente amargo porque la mujer de Edwards, Elizabeth, padece un cáncer en grado 4. Los republicanos no han querido hablar del incidente porque McCain dejó a su esposa enferma para casarse con Cindy.

Los demócratas no han tenido más remedio que preguntarse por qué, en una era en la que los periodistas, bloggers y adictos al ciberespacio han sustituido al Gobierno en el papel del Gran Hermano vigilante de Orwell, Edwards se colocó a sí mismo y al Partido Demócrata en una situación precaria, en la que sus amigos ricos acabaron haciendo torpes donaciones de dinero para establecer a Rielle y su hijo en una casa de tres millones de dólares en Los Ángeles. Ahora que Edwards se ha apartado de la escena política, la cuestión es a quién va a escoger Obama como vicepresidente. Desde la invasión rusa de Georgia, Joe Biden, el experto en política exterior más veterano del Partido Demócrata, se perfila como favorito.

Y los Clinton siguen siendo los Clinton. Su actitud ante la convención es la de intentar obtener todo el poder que puedan. Pero, como dijo Lyndon B. Johnson, "es mejor tener a tus enemigos dentro de la tienda y meando hacia afuera que fuera de la tienda y meando hacia adentro". El método de Obama para ocuparse de los rebeldes Clinton -Hillary quiere conseguir la promesa clara de que será la candidata demócrata en el futuro, un futuro que, desde su punto de vista, cuanto antes llegue, mejor- es concederles, a primera vista, todo lo que piden. Eso significa pagar parte de las deudas de Hillary y dar a Bill, a Hillary e incluso a Chelsea, un generoso espacio como oradores en la convención.

Mientras tanto, detendrá el intento de Hillary de situarse como cabeza de un movimiento feminista ofreciendo responsabilidades importantes a una nueva generación de mujeres que quizá tengan también, un día, la oportunidad de ser candidatas a la presidencia. Entre las oradoras estarán la presidenta de la Cámara de representantes, Nancy Pelosi, y la senadora por Misuri Claire McCaskill. Michelle Obama será la oradora estrella. La gobernadora de Kansas, Kathleen Sebelius, una fuerza en ascenso dentro del partido, es también una de las favoritas para ser candidata a vicepresidenta.

En el Partido Demócrata está apareciendo una generación de mujeres fantásticas. Y entre los republicanos también están surgiendo una serie de mujeres de gran fuerza. Para las mujeres, los temas están claros. McCain ha dejado muy claro que hará todo lo posible (mediante sus nombramientos para el Tribunal Supremo) para revocar la legislación que permite el aborto. Obama está a favor de esa legislación. Pese a ello, Hillary y Bill han hecho todo lo que han podido para sabotear la campaña de Obama. El relato que ofrece el último número de Atlantic Monthly de los movimientos entre bastidores en la campaña de Clinton (un barullo de rivalidades, dinero despilfarrado y rabietas) cuenta la cínica recomendación del asesor Mark Penn a Hillary de que dijera que Obama tenía unos valores no americanos (otra forma de reprocharle que sea negro); luego le sugirió que la mejor estrategia -que ella adoptó en la última fase de la campaña- era presentarse como líder de las mujeres y defensora de la clase obrera.

Hillary nunca ha encabezado un movimiento feminista, aunque sus más acendrados partidarios en el grupo PUMA -un grupo de demócratas radicalmente opuestos a la candidatura de Obama-, que amenazan con celebrar manifestaciones y causar disturbios en la convención, tratarán de alegar que son un movimiento constituido. Es posible que Hillary defendiera la causa de la mujer en la universidad, pero luego se convirtió en la esposa del brillante y temerario Bill y, a partir de ahí, se labró una carrera política. Entre los dos han acumulado entre 30 y 50 millones de dólares, en buena parte, gracias a sus 16 años de poder en Washington.

Obama piensa contrarrestar las críticas de que no es suficientemente americano ni patriota subrayando el tema de la convención: que los demócratas representan a la nueva familia estadounidense. El nuevo censo que acaba de hacerse público esta semana lo deja claro. En el plazo de 15 años, el número de nacimientos de niños no blancos superará al de blancos. Y un factor nuevo en nuestra sociedad es que muchos estadounidenses jóvenes -en unos lugares más que otros- no ven el color de la piel. No lo ven, no porque sean progresistas al viejo estilo -que sí veían el color y aceptaban la diferencia como prueba inequívoca de sus credenciales de izquierdas-, sino porque han crecido en un país que ha dejado de ser blanco. No es Obama el que está transformando Estados Unidos, sino un país transformado el que hace que la elección de Obama sea posible. Si los menores de 35 años acuden a votar, Obama seguramente ganará. Si no votan, en una elección tan ajustada, quizá pierda.

Es verdad que Obama podía tener menos aires de profesor. Quizá necesita criticar a McCain tan directamente como McCain le ha criticado a él. (McCain se limita a soltar soluciones simples. "¿Qué haré con el mal? Lo derrotaré". "¿Cuándo se convierte el feto en una vida? En el momento de la concepción". Y así sucesivamente). Aunque esas frases pueden resultar atractivas para parte de la base republicana, al ala más liberal y económica del partido le dan miedo. En esta elección atípica, en la que lo importante realmente es que el país está redefiniéndose, un grupo poderoso, muy rico y muy influyente de republicanos, ha formado "Republicanos por Obama". Entre sus inspiradores están el ex congresista Jim Leach y la abogada y filántropa neoyorquina Rita Hauser. Hauser ha pedido a los republicanos que devuelvan el sentido común al partido, que abandonen las guerras irresponsables y la deuda irresponsable. Destaca que la mayoría de las mujeres estadounidenses, incluidas muchas que votan a los republicanos, están a favor de la libertad de abortar.

Desde luego, los ideologizados años de Bush han sido los más irresponsables de la historia de Estados Unidos. Lo que es importante recordar es que el círculo íntimo de Bush -Cheney, Rumsfeld y Wolfowitz- estaba formado por personas nombradas, no elegidas, para las que no significaban nada ni el Gobierno ni la moral tal como se expresa en la Constitución; no les costó nada abolir los controles constitucionales. Se violaron normas históricas contra el uso de la tortura (McCain, que no pertenecía a ese círculo, siempre se opuso). En la práctica, ese círculo íntimo no electo llevó a cabo una especie de golpe silencioso dentro del Gobierno, se apoderó del Partido Republicano y violó fatalmente las salvaguardias normales de nuestro sistema de los tres poderes. Esos círculos de Washington, semiinvisibles hasta que fue demasiado tarde y que no respondían ante nadie, son los que ahora deben ser responsables y visibles. La nueva generación de periodistas de investigación tiene ante sí una buena tarea. Confiemos en que sus descubrimientos convenzan a la población de que es preciso votar.




El senador republicano John McCain



Entrada núm. 1946
Reedición de la entrada de fecha 24/8/2008
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Isaiah Berlin, o el zorro en el gallinero





El filósofo Isaiah Berlin



Prescribirse uno a sí mismo la tarea intelectual y física de escribir una entrada diaria en el blog como si se tratara casi de una obligación moral no deja de ser una estupidez agobiante y agotadora. Pero es mi estupidez... Y más, cuando desde dentro de mí y por un prurito exacerbado de respeto al posible lector, me niego a comentar de forma preferente y asidua los asuntos que están diariamente en el candelero público; algo que ya otros hacen mucho mejor que yo. De ahí, el recurso a la reedición de antiguas entradas que me parece conservan aun su actualidad por las razones que sean. Mi yerno más joven me reprocha, no sin parte de razón, ese recurso llevado de su interés y entusiasmo por la actualidad. Tendrá que dominarlo un poco si quiere aproximarse con ecuanimidad a su recien descubierto interés intelectual y académico por la Historia. No se lo reprocho, pero es lo que hay.

Y en esa tesitura andaba cuando recordé, en una de mis recientes "patas arriba" que suelo hacer por el ordenado desorden de la "sección Las Palmas" de nuestra caótica biblioteca familiar, haber "visualizado" una biografía del filósofo británico Isaiah Berlin que echaba de menos desde hacía tiempo. No me ha costado mucho encontrarla de nuevo: "Isaiah Berlin. Su vida" (Taurus, Madrid, 1999), escrita por el historiador canadiense Michael Ignatieff. 

Mi primera toma de contacto académico con la obra de Isaiah Berlin -y con la de Hannah Arendt- vino propiciada por el estudio de la asignatura de Teoría Política en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la UNED, de mano de los libros de "Historia de la Teoría Política" (Alianza, Madrid, 1993) del profesor Fernando Vallespín. Me "quedé" enganchado de ambos, de Berlin y Arendt, y de la teoría política, para siempre. Tanto, y perdónenme una confesión tan pueril, que cambié mi "nombre de guerra" en el ciberespacio, hasta entonces "Atenea", mi divinidad preferida, por el de "IBerlin", y poco más tarde, y ya definitivamente, por el de "HArendt". Y ahí sigo.

La entrada "Isaiah Berlin" de la Wikipedia en español no le hace justicia al gran filósofo liberal que fue. Pero tampoco las ediciones en inglés y francés lo hacen, ignoro el motivo, y es algo que resulta bastante deprimente. Para compensarlo en cierto modo, traigo hasta el blog al sociólogo Julio Aramberri, profesor de Sociología en la Universidad de Vietnam, que lleva un delicioso y entretenido blog en Revista de Libros, "Orientalismo". Fue él quien en el número de diciembre de 2001 de dicha revista publicó un artículo titulado "El zorro, el erizo y la vieja Europa", reseñando varios libros de Isaihah Berlin de reciente publicación, que les dará una idea mucho más cabal del pensamiento de nuestro gran filósofo.

De Isaiah Berlin dice el profesor Michael Ignatieff en su biografía que en su larga vida (1909-1997), formado en tres grandes tradiciones -rusa, judía y británica- fue testigo de las principales corrientes filosóficas del siglo XX. Nacido en Riga (Letonia) en el seno de una familia judía, vivió de niño la revolución rusa en San Petersburgo, y con once años se trasladó a Londres con su familia, se adaptó rápidamente a su nueva sociedad y obtuvo una beca para estudiar en Oxford, donde conoció a algunos de los más brillantes pensadores de su generación.

Como profesor, más tarde, de dicha universidad, dejó el chispeante recuerdo de un cierto narcisismo hipocondríaco, más fingido que real, que le llevaba en ocasiones a dirigir los seminarios de doctorado a sus alumnos desde la cama, con un montón de libros, papeles, tazas de té y galletas esparcidos sobre la colcha. Solo es una anécdota sobre un hombre de una personalidad arrolladora, extrovertida y vitalista.

Fue judío a su manera, dice de él Ignatieff, e insistió siempre y a lo largo de toda su vida, en que para ser seglar y escéptico, como él era, no hacía falta romper con el pasado familiar. Sionista, como Hannah Arendt, defendió siempre, también como ella, la existencia de dos estados en Palestina, uno judío y otro árabe, que deberían convivir en paz. A Hannah Arendt, sin embargo, nunca le perdonó que en su libro "Eichmann en Jerusalén" (Lumen, Barcelona, 2003) dijera que los judíos europeos podrían haberse resistido al exterminio del Holocausto con mayor contundencia. Aquello fue demasiado para él.

Filosóficamente, dos preconcepciones fundamentales echaron raíces tempranas en su obra: que puede haber incompatibilidad entre valores y que los seres humanos no son infinitamente maleables. Anticomunista convencido y confeso detestaba la idea marxista de determinismo histórico, argumentado que tal idea fue la que sirvió de pretexto ideológico a Stalin para sus crímenes. Del hombre soviético tuvo la profunda sensación de que no era, como creían los optimistas, pragmático y receptivo a los argumentos racionales, sino que, por el contrario, la doctrina del partido había penetrado hasta el último rincón de su conciencia. Pensamiento este que también compartió Hannah Arendt en su obra "Los orígenes del totalitarismo" (Alianza, Madrid, 2006).

Sin embargo, del marxismo aprendió a observar en términos históricos los valores que los liberales de su generación creían verdades eternas. La experiencia práctica le enseñó que discernimiento y carácter podían ser más importantes que la simple inteligencia: "Las cosas y las acciones son lo que son, y sus consecuencias será las que serán: así pues, ¿por qué querer engañarnos?", dijo citando al obispo Butler en la introducción a su "Karl Marx".

De las grandes figuras políticas de su tiempo dijo que raramente entendían la historia, historia que querían acoplar a sus propios designios, y que la política siempre tendría un potencial de tragedia ya que las fuerzas que se proponía dominar nunca estarían plenamente al alcance humano.

Las opciones públicas y privadas tienen que decidirse en ausencia de certidumbres, dijo. Liberar al hombre, insistió siempre, significa liberarle de obstáculos tales como prejucios, tiranías o discriminaciones para que pueda ejercer su propia y libre elección; no significa explicarle como utilizar su libertad. Lo que pide esta época, decía, no es más fé, un liderazgo más fuerte o más organización científica; es más bien lo contrario: menos ardor mesiánico, más escepticismo culto y más tolerancia de las idiosincracias. Los hombres no solo viven de luchar contra los males, dijo, viven de elegir sus propias metas, una gran mayoría de ellas raramente previsibles y en ocasiones incompatibles.

Utilizando la distinción que él hizo célebre, dice Ignatieff, la variedad de su obra puede hacer parecer a Isaiah Berlin un zorro que sabía muchas cosas, pero en realidad fue un erizo que solo habló de una cosa grande: la libertad.

Los comentarios que anteceden están tomados de mis notas de lectura de "Isaiah Berlin. Su vida", en julio de 1999.

Sean felices, por favor. Y como decía Sócrates: "Ιωμεν", vámonos. Tamaragua, amigos. HArendt




El historiador Michael Ignatieff




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jueves, 22 de agosto de 2013

Sahara Occidental: Un conflicto sin fin y sin ningún responsable





Canarias y el Sahara Occidental



El interminable contencioso jurídico-político sobre el Sahara Occidental se vive en Canarias con una especial intensidad emocional. No en vano, el Sahara Occidental ha constituido al menos durante cinco siglos el "hinterland" natural de las islas Canarias, y sus aguas y costas caladero y refugio de sus pescadores, por citar sólo una de las múltiples actividades que histórica, cultural y económicamente vinculan Canarias con el Sahara Occidental. Una mejor y más inteligente administración del territorio podría haberlo convertido en una única entidad jurídico-política, junto con Canarias, dentro del Estado español, pero eso es ya ciencia-ficción política y no vale la pena entretenerse en ello. Sólo lo dejo expuesto como algo que pudo ser y no fue, y que curiosamente, al menos para mí, únicamente reivindica algun grupúsculo independentista que promueve la africanidad "política" (la geográfica no es discutible, pues basta con mirar un mapa) de Canarias.

El fracaso del mediador y enviado especial del Secretario General de Naciones Unidas para el Sahara Occidental, el diplomático holandés Peter Van Walsum, del que se cumplen en estas fechas cinco años, estaba cantado desde hacía tiempo. El periodista Ignacio Cembrero lo había hecho explícito en El País del 28 de agosto de 2008 en un artículo titulado "La ONU prescinde del enviado para el Sáhara Occidental", en el que hablaba del desencuentro cada vez más acentuado entre Ban Ki-moon, Secretario General de Naciones Unidas, y el señor Van Walsum, que habían llevado al primero a no renovarle en el cargo de enviado especial. En el mismo número del diario, se publicaba también el documento que el hasta ahora enviado especial de Naciones Unidas para el Sahara Occidental, Peter Van Walsum: "El largo y complejo problema del Sáhara", había hecho público exponiendo las razones de su fracaso mediador y las responsabilidades que en ese fracaso han tenido y tienen los actores del contencioso sobre el Sahara Occidental: Marruecos, el Frente Polisario, Naciones Unidas, y España, a la que acusaba, en su entrevista a El País del día 8 de agosto, de mentir a su "sociedad civil" sobre la realidad del problema del Sahara Occidental.

Este comentario no es un ensayo jurídico-político. Son, exclusivamente, mis reflexiones como ciudadano español sobre un asunto que me preocupa sobremanera. Dicho ésto, y aunque se que voy contracorriente entre la opinión pública canaria y española, pienso que el señor Peter Van Walsum tiene toda la razón en lo que dice: que el conflicto es insoluble porque ninguna de las partes interesadas tiene el "menor interés" en que se resuelva.

Para mí, y comienzo con el reparto de responsabilidades a las que aludía al comienzo de este comentario, la primera responsable del actual conflicto fue España, o para ser más concreto, el gobierno de Carlos Arias Navarro, que delegó la administración del territorio en 1976 en manos de Marruecos y de Mauritania sin base jurídica alguna para ello. Como en Guinea Ecuatorial, en 1968, el gobierno engañó a españoles y saharauis haciéndoles creer a ambos que eran ciudadanos iguales de un mismo Estado. Estaba claro que no era así, que el Sahara, como antes Guinea Ecuatorial e Ifni, no eran ni habían sido nunca "provincias" españolas. Eran meras colonias, y sus ciudadanos, ciudadanos españoles de segunda categoría, meramente nominales, aunque a decir verdad, ciudadanos de segunda éramos todos los españoles en esa época.

Respecto al pueblo saharaui, por el que siento un auténtico respeto y admiración, pienso que el monopolio de su representación política por parte del Frente Polisario no es precisamente garantía de un futuro democrático, libre y pacífico. El Frente Polisario se ha hecho con la representación única y exclusiva del pueblo saharaui cuando en realidad no es más que un movimiento político, no "el pueblo saharaui".

Respecto de Marruecos, una monarquía feudal, donde las libertades reales brillan por su ausencia aunque ha habido progresos indudables, pienso que se equivoca no admitiendo la posibilidad del referéndum auspiciado por Naciones Unidas. Y lo pienso, precisamente, por las mismas razones que critico al Frente Polisario, por confundir un grupo político con un pueblo entero. Es posible que los primeros sorprendidos por el resultado de un hipotético referéndum de autodeterminación fueran los que lo promueven.

Mi crítica a Naciones Unidas es un reflejo fiel de las reflexiones mismas del señor Van Walsum, así que les ahorro la exposición de las mismas. Les recomiendo su lectura. Estoy seguro que algo comprenderán de las sinrazones de unos y otros para eternizar un conflicto que debería estar resuelto hace mucho tiempo. En todo casa, quiero dejar clara mi apuesta de futuro por un Sahara libre, pacífico y democrático.

Sean felices, por favor. Y como decía Sócrates: "Ιωμεν", vámonos. Tamaragua, amigos. HArendt




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El diplomático Peter Van Walsum



"El largo y complejo problema del Sáhara", por Peter Van Walsum
El País, 28/08/08

Si el Polisario sigue exigiendo un referéndum para la independencia, Marruecos lo rechazará de nuevo y el Consejo de Seguridad insistirá en alcanzar una solución consensuada. Y nada cambiará.

Escribo esta tribuna como antiguo enviado personal del secretario general de Naciones Unidas para el Sáhara Occidental. Fui nombrado inicialmente por Kofi Annan en agosto de 2005, y la quinta prórroga semianual de mi nombramiento expiró el pasado 21 de agosto. La razón por la que escribo hoy es que me gustaría aprovechar el breve interludio entre el periodo en el que he tenido que contenerme a la hora de expresar mis opiniones personales porque era el enviado personal del secretario general y el momento, muy próximo, en el que mis opiniones personales ya no interesarán a nadie porque ya no soy el enviado personal del secretario general.

En vista de los 33 años que ha durado el contencioso sobre el Sáhara Occidental, en ocasiones caigo en la tentación de pensar que no he logrado encontrarle una solución porque es un problema insoluble. Si me resisto a esa tentación es porque continúo creyendo que con voluntad política sí podría resolverse.

Mi análisis no ha cambiado desde que presenté mi primer informe oral ante el Consejo de Seguridad en enero de 2006. Pensaba que los dos componentes principales que propiciaban el punto muerto al que se había llegado eran la decisión tomada por Marruecos en abril de 2004 de no aceptar ningún referéndum que planteara una posible independencia, y la inquebrantable convicción del Consejo de Seguridad, en el sentido de que el problema del Sáhara Occidental debía resolverse gracias a una solución consensuada. Yo me centré en este último componente, porque, como apunté entonces, si el Consejo hubiera estado dispuesto a imponer una solución, mi análisis habría sido muy diferente. En realidad, la necesidad de llegar a una solución consensuada tenía que ser el punto de partida de todo análisis.

Esto me llevó a la conclusión de que sólo había dos opciones: que se prolongara indefinidamente el punto muerto actual o que se iniciaran negociaciones directas entre las partes. En dichas negociaciones habría que embarcarse sin condiciones previas, y yo reconocía que lo más realista era pronosticar que, mientras Marruecos ocupara gran parte del territorio y el Consejo de Seguridad no estuviera dispuesto a presionarle, el resultado no llegaría a ser un Sáhara Occidental independiente.

La conclusión fue criticada por quienes pensaban que no era ético esperar que el Polisario aceptara la realidad política simplemente porque Marruecos y el Consejo de Seguridad no respetaban la legalidad internacional expresada en la resolución 1514 (sobre descolonización y autodeterminación), tomada por la Asamblea General en 1960, y en la opinión consultiva de 1975 de la Corte Internacional de Justicia (sobre la ausencia de vínculos precoloniales entre Marruecos y el Sáhara Occidental que pudieran afectar a la aplicación de dicha resolución). No eran éstas críticas que un mediador pudiera limitarse a pasar por alto, pero yo tenía la sensación de que había que ponerlas en la balanza con el riesgo de dar falsas esperanzas al Polisario, animándole a no tener en cuenta algo indiscutible, que desde el inicio del contencioso en 1975, el Consejo de Seguridad siempre había dejado claro que sólo podría tolerar una solución consensuada.

Por desgracia, lo que los partidarios del Polisario le prodigaron generosamente fue precisamente esa clase de ánimo. Insistían en que tarde o temprano el Consejo reconocería que había que respetar la legalidad internacional y obligaría a Marruecos a aceptar un referéndum que diera como opción la independencia.

La razón por la que no creo que esto vaya a ocurrir es que la legalidad internacional no es lo mismo que el derecho internacional. Evidentemente, el Consejo de Seguridad tiene que acatar el derecho internacional, pero también tiene que tener en cuenta la realidad política. Tanto la Asamblea General como el Consejo de Seguridad y la Corte Internacional de Justicia son órganos principales de las Naciones Unidas. No se rigen por un orden jerárquico, sino que cada uno tiene sus propios poderes, descritos en la Carta de las Naciones Unidas y en el Estatuto de la Corte Internacional de Justicia. En el Artículo 24 de dicha Carta, los Estados miembros confieren al Consejo de Seguridad la responsabilidad primordial de mantener la paz y la seguridad internacionales. Para cumplir con ella, el Consejo no tiene más remedio que tener en cuenta la realidad política. Si lo hace así, actúa dentro de los límites que para sus poderes determina la Carta de las Naciones Unidas y se atiene, por tanto, al derecho internacional.

El Consejo no suele debatir los factores políticos que tiene en consideración cada uno de los Estados miembros, de manera que su peso relativo en la génesis de una resolución nunca se sabe, ni siquiera lo conocen los propios miembros del Consejo. Los potenciales factores políticos pueden ser, por ejemplo, el miedo al efecto desestabilizador de una acción coactiva, la seguridad de que reparar una injusticia 33 años después pueda reportar nuevas injusticias, o la renuencia a contribuir a la posible creación de otro Estado fallido.

Cuando se enfrenta a un contencioso, el Consejo decide por sí solo si se va a atener al Capítulo VI (arreglo pacífico de controversias) o al Capítulo VII (posible uso de la fuerza en caso de amenazas a la paz o actos de agresión), y sus decisiones no pueden ser invalidadas por ningún otro órgano. No hay nada en el derecho internacional que obligue al Consejo de Seguridad a utilizar todos los poderes que tiene a su disposición para poner en práctica las resoluciones de la Asamblea General o las opiniones consultivas de la Corte Internacional de Justicia.

Ésta es la razón por la que las críticas a la falta de respeto del Consejo a la legalidad internacional han tenido siempre tan pocas consecuencias. Entre los Estados miembros del Consejo que con más decisión insisten en que sólo puede haber una solución consensuada para el problema del Sáhara Occidental, nunca me he topado con ninguno que pensara que esta insistencia pudiera, por tanto, vulnerar el derecho internacional. Todo esto no significa que en el Consejo no haya a quien le preocupe que se continúe en punto muerto. Sin embargo, sí está aumentando la sensación de que la insistencia del Polisario en la independencia total del Sáhara Occidental tiene la consecuencia no deseada de agravar el bloqueo y de perpetuar el statu quo.

Hay una salida, pero es muy laboriosa, y conllevaría el mantenimiento de difíciles y auténticas negociaciones. Si el Polisario pudiera contemplar una hipotética solución negociada que no fuera la independencia total, contaría inmediatamente con un abrumador apoyo internacional para su lógica insistencia en la plasmación de garantías sólidas, avaladas internacionalmente, de que en el futuro no se revoque el acuerdo constitucional pactado o de que, aduciendo razones de seguridad nacional, no se vayan socavando gradualmente derechos civiles como la libertad de expresión. Si en algún momento futuro el Polisario está dispuesto a examinar esta posibilidad, espero que no se limite a introducir enmiendas en la propuesta marroquí, sino que presente su propia propuesta global de autonomía.

No espero que el Polisario dé ese paso en un futuro previsible. Nada cambiará por el momento: el Polisario seguirá exigiendo un referéndum que plantee la opción independentista, Marruecos continuará rechazándolo y el Consejo de Seguridad seguirá insistiendo en alcanzar una solución consensuada. Entretanto, la comunidad internacional continuará acostumbrándose al statu quo. 




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"La ONU prescinde del enviado para el Sáhara Occidental", por Ignacio Cembrero"
El País, 28/08/08


El Polisario exige a Ban Ki-moon la salida de Van Walsum. El secretario general de la ONU y su enviado personal para el Sáhara Occidental acaban de divorciar. Ban Ki-moon no ha prorrogado el mandato, que expiraba este mes y se renueva automáticamente, del diplomático holandés Peter Van Walsum para buscar una solución al contencioso que enfrenta desde hace 33 años a Marruecos y al Frente Polisario por la ex colonia española.

Naciones Unidas ha guardado en secreto la no renovación del mandato, pero Van Walsum, de 74 años, ha decidido anticiparse a la divulgación de su marcha en una tribuna que hoy publica EL PAÍS. En ella se describe ya a sí mismo como el antiguo enviado personal y explica a fondo su visión del conflicto.

La salida de Van Walsum vuelve a colocar el contencioso del Sáhara en un callejón sin salida. Su perpetuación es un factor de inestabilidad para el Magreb que perjudica no solo a los países norteafricanos sino a sus vecinos de Europa del sur.

El predecesor de Van Walsum, el estadounidense James Baker, dimitió en junio de 2004 al constatar la imposibilidad de aplicar su plan para el Sáhara, pese a haber sido aprobado por unanimidad por el Consejo de Seguridad de la ONU porque Rabat rechazaba celebrar un referendo que contemple la independencia. El entonces ministro marroquí de Exteriores, Mohamed Benaissa, atribuyó la renuncia de Baker "a la tenacidad de la diplomacia de Marruecos".

Van Walsum deja, en cambio, el cargo porque se ha enemistado con el Frente Polisario. Su líder, Mohamed Abdelaziz, envió el 8 de agosto una carta a Ban Ki-moon en la que asegura que su enviado personal "se ha descalificado" al adoptar una posición promarroquí. "Confío en que usted sabrá tomar las decisiones que se imponen", concluía.

El enviado personal se convirtió en blanco de los independentistas saharauis tras afirmar en abril, en una reunión a puerta cerrada con el Consejo de Seguridad, que la independencia del Sáhara era "inalcanzable". Lo repitió el 8 de agosto en una entrevista con EL PAÍS.

Varios responsables del Polisario arremetieron contra él a finales de la primavera, pero Van Walsum respondió que sólo pondría su cargo a disposición del secretario general si el movimiento saharaui se lo pedía formalmente a Ban Ki-moon y no a través de la prensa. Abdelaziz lo hizo por escrito hace 20 días.

EE UU, Francia, España y también Marruecos brindaron, en cambio, su respaldo al enviado personal. El ministro español de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, lo hizo, por última vez, el 4 de agosto tras entrevistarse en Tánger con su homólogo marroquí Taieb Fassi-Fihri.

Pese a ser tachado de promarroquí, Van Walsum es el único representante del secretario general que se ha atrevido a sostener que la legalidad internacional está del lado del Polisario, pero que el Consejo de Seguridad no iba a utilizar sus poderes para imponérsela a Marruecos. De ahí la imposibilidad de que el Sáhara sea algún día independiente, según él.

Van Walsum ha tenido también desavenencias con Ban Ki-moon que le nombró hace más de tres años. Éste, en contra de la costumbre, rehusó incluir en abril, en su último informe sobre el Sáhara, las observaciones de su enviado personal por considerar que podían perjudicar el proceso negociador, según fuentes de la secretaría general. Desde hace más de cuatro meses Ban Ki-moon y Van Walsum no habían tenido ningún contacto, pero el enviado personal se niega a aclarar cual fue su relación con su jefe.

Desde junio de 2007 se han celebrado en Manhasset, en unas dependencias de la ONU situadas en un suburbio de Nueva York, cuatro rondas negociadoras, presididas por Van Walsum, entre Marruecos y el Polisario. No dieron ningún resultado porque Rabat se empeñaba en discutir de su oferta de autonomía para el territorio mientras que los saharauis insistían en celebrar un referendo que contemple la independencia.

Las dos partes habían apalabrado mantener este otoño una quinta ronda, pero sin cerrar una fecha. La marcha de Van Walsum hará imposible esa cita. El proceso de paz, ya de por sí estancado, queda de nuevo totalmente paralizado.

Ban Ki-moon deberá ahora buscar un sustituto a Van Walsum al que tardó más de un año en nombrar tras la dimisión de James Baker. La tarea no es fácil porque debe contar con el beneplácito del grupo de países que siguen de cerca la situación en el Sáhara. No hay además muchas personalidades con prestigio dispuestas a desempeñar esa misión casi imposible. Cuando se conocieron, en 2005, Baker manifestó a Van Walsum su sorpresa porque hubiera aceptado el puesto. 




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Entrevista al diplomático de Naciones Unidas Peter Van Walsum: "El conflicto de la ex colonia española. La sociedad española da "falsas esperanzas", por Ignacio Cembrero
El País, 08/08/08

"El Polisario tiene la legalidad internacional de su lado; ahora bien, el Consejo de Seguridad no está dispuesto a ejercer sus poderes, en función del Capítulo VII de la Carta de la ONU, y a imponerla". Peter van Walsum, el enviado para el Sáhara Occidental del secretario general de la ONU, pronuncia sin reparos esta frase. El Capítulo VII prevé el uso de la fuerza en caso de quebrantamiento de la paz o actos de agresión.

"Tenemos, por un lado, al Tribunal Internacional de Justicia, que en 1975 señaló que el conflicto del Sáhara Occidental es una cuestión de descolonización que debe ser resuelta mediante un referéndum y, por otro, al Consejo de Seguridad, que ostenta el poder de organizar ese referéndum pero no lo hace porque rehúsa imponer una solución", constata Van Walsum.

El Consejo de Seguridad "debe respetar la legalidad internacional, pero también tener en cuenta la realidad política sobre el terreno", que está en manos de Marruecos, prosigue. "Treinta años de argumentos legales de peso del Polisario no produjeron resultado alguno". De ahí la necesidad de buscar una solución consensuada inspirada en la realidad sobre el terreno.

Indonesia ocupó 24 años Timor Oriental, que, finalmente, accedió a la independencia. ¿No puede suceder lo mismo en el Sáhara? "Es moralmente satisfactorio brindar un apoyo incondicional a los que están en su derecho, pero debe tenerse en cuenta el riesgo de crear falsas esperanzas y prolongar la agonía" de los refugiados, contesta Van Walsum.

El enviado de Ban Ki-moon sospecha que éste es el error en el que cae buena parte de la sociedad civil española que, según él, "tiende a apoyar la política del Polisario". "A aquellos españoles que se preocupan de corazón por el bienestar de los saharauis les aconsejo que se pregunten si actúan correctamente animando al Polisario a apostar a toda costa por la plena independencia".

¿Y si el Polisario retomase las armas, como amenaza? "Basándose en la historia del conflicto, no creo que incite así al Consejo de Seguridad a imponer una solución", responde Van Walsum. "Creo que la violencia no desembocaría en un Sáhara independiente". 







Entrada núm. 1944
Reedición de la entrada de fecha 30/8/2008
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miércoles, 21 de agosto de 2013

Jürgen Habermas "versus" Angela Merkel





La canciller alemana, Angela Merkel



Entre los más de 4000 artículos publicados y 15000 títulos reseñados en Revista de Libros solo tres de ellos hacen referencia a libros publicados por Jürgen Habermas (1929), sin duda alguna, el más prestigioso de los filósofos europeos vivos, premio Príncipe de Asturias de las Ciencia Sociales en 2003. Algunos entenderán que es muy poco, y otros que es bastante. No quiero entrar en la discusión. A mí, personalmente, me parecen suficientes, y mi descubrimiento de Habermas y la lectura apasionada de algunas de sus obras me ha venido propiciada precisamente por las referencias a él en Revista de Libros. Ese interés me ha llevado a dedicarle al menos una decena de entradas en el blog, sobre todo por su acendrado europeísmo y su enfrentamiento claro y frontal con la política neoconservadora de su compatriota Angela Merkel. El último, en un artículo titulado "Cuando las élites fracasan", publicado por "Der Spiegel" y reproducido por el diario El País en su edición de ayer.´

El artículo de Habermas es respuesta directa a otro del ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, a quien por otra parte Habermas considera un europeísta convencido, publicado en el "Süddeutsche Zeitung" el pasado julio. En él, Schäuble negaba que Alemania aspirara a asumir el liderazo político en la Unión Europea. Y de él, de Schäuble, dice Habermas que es quien impone a la fuerza el testarudo rumbo de Merkel en Bruselas y quien palpa la grieta que podría resquebrajar el núcleo de Europa. Europa se encuentra en situación de emergencia, dice más adelante, y el poder político está únicamente en manos de los que deciden qué asuntos puedan llegar o no a la opinión pública. La política europea ha caído en una trampa, continúa, y si no queremos abandonar la unión monetaria, resulta imprescindible una reforma institucional para la que se necesita tiempo. Un tiempo que se acaba... Del gobierno alemán dice que saca ventaja, incluso desproporcionada, siempre y cuando sus socios no duden de la lealtad de los alemanes hacia Europa. De ahí, concluye, que el gobierno de Merkel pueda cometer un error histórico, si sigue defendiendo políticas cortoplacistas que lo favorecen en casa en vez de enfrentarse a los problemas que han puesto a Europa en situación de emergencia.

Sean felices, por favor. Y como decía Sócrates: "Ιωμεν", vámonos. Tamaragua, amigos. HArendt





El filósofo Jürgen Habermas




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