viernes, 29 de octubre de 2010

Soliloquio en mitad de la tormenta




Miguel de Cervantes




Jeff Jarvis, profesor de periodismo en la City University of New York, mantiene un blog con más de 100.000 visitas. Hace unos meses escribió que en Internet, si no tienes algo que aportar, es mejor que te marches. Yo me lo he tomado muy en serio, así que mi abulia escribidora no es una pose estética, como decía mi hija Ruth acerca de ella en su entrada de hace unos días en el Blog, sino algo más. Y no lo es sólo por la política, pues mi cabreo con los políticos, los partidos, o con la misma política, no implica ni por asomo falta de aceptación, apoyo y defensa de la democracia. Es también por las palabras.

El escritor Jaime de Ojeda dijo hace tiempo que nuestra civilización había perdido reverencia y respeto por la magia de la palabra. Por supuesto que sí, basta con abrir un periódico, encender la televisión u oir una emisora de radio para encontrarnos con  profanaciones del idioma que uno no sabe más bien si son producto de la ignorancia o, simplemente, de la estupidez. Adam Zagajewski, poeta y ensayista polaco, en su libro "En defensa del fervor", afirma que cualquier lengua, con tal que sea bien utilizada, puede abrirnos camino hacia la poesía, hacia el mundo. Quien escribe, dice Zagajewski, suele estar solo delante de una hoja en blanco o de la pantalla pálida del ordenador, que le clavan una mirada escudriñadora e impertinente. Que está solo, añade,  aunque no escriba para sí mismo, sino para otros, y que inspirado y agobiado por la tradición, por una gran algarabía de voces muertas, intenta mirar hacia un futuro que calla inexorablemente y en el que los pensamientos que quiere expresar parecen no pertenecer a ninguna lengua humana, zumbando en sus adentros como un cuarto elemento al lado del aire,el agua y el fuego. Es un hermoso texto, ¿verdad?, pero a pesar de ello, o quizá por ello, yo me siento agobiado e inseguro cada vez que me enfrento con la pantalla en blanco de mi portátil.

Y como me cuesta escribir, me entretengo en leer. Más ensayo que ficción, pero tampoco detesto ésta. En las últimas semanas he leído "Alicia en el País de las Maravillas" y "Alicia a través del espejo", en las magníficas versiones que para Alianza Editorial hiciera Jaime de Ojeda a partir de los textos originales de Lewis Carroll, con los dibujos, también originales, de John Tenniel. Como ocurre con la poesía, con cualquier poesía, una traducción, por buena que sea, jamás le hace justicia a un texto en su idioma original. Y menos aún a los textos de Carroll. Más o menos, lo mismo que le ocurre al "Ulises" de James Joyce, que estoy intentando leer por enésima vez en estos momentos. Hace justamente veintiún años que lo estoy intentando, desde que en octubre de 1989 lo compré en la versión que para la Editorial Lumen hiciera del mismo José María Valverde, y que le valió el Premio Nacional de Traducción de 1976. No me importa confesar que terminarlo de leer no es tanto un reto personal como un placer que afronto cada día con renovado entusiasmo.

Con placer también he leido en estas últimas semanas dos hermosísimos ensayos. De uno de ellos, "En defensa del fervor" (Acantilado, 2005), de Adam Zagajweski, regalo de mi madrileña sobrina, Marisa, en su última recalada veraniega en Gran Canaria, ya he hablado más arriba; el otro, "El misterioso caso alemán" (Alba Editorial, 2008), de la historiadora Rosa Sala, un intento de comprender Alemania a través de sus letras, como reza su subtítulo, me lo prestó mi hija Ruth, y me cautivó desde su primera página, recordándome por múltiples razones, y salvando las distancias, mi admirado "España en su historia. Cristianos, moros y judíos" (Círculo de Lectores, 1989), de Américo Castro.  .

En cuanto a los clásicos, también he aprovechado mi abulia escribidora para releer el "Infierno", de Dante Alighieri (Seix Barral, 1973), en la magnífica edición rimada y bilingüe italo-española, de Ángel Crespo; las "Lecciones sobre la Filosofía de la Historia Universal" (Alianza, 1980), de G.W.F. Hegel, con el prólogo que para su primera edición en español en 1928 escribiera don José Ortega y Gasset; el tomo V de la "Historia Crítica del Pensamiento Español" (Círculo de Lectores, 1993), de José Luis Abellán, dedicado al estudio del liberalismo y romanticismo español entre 1808 y 1874; y "Sobre la Libertad" (Alianza, 1999), de John Stuart Mill, quizá una de las más vibrantes apologías que se hayan escrito nunca en defensa de las libertad de pensamiento y de expresión y de la tolerancia y el respeto debido a las creencias ajenas y a las minorías disidentes, prologado por un esclarecedor texto de Isaiah Berlin titulado "John Stuart Mill y los fines de la vida"

Y si de "ensayos", hablamos, forzoso es citar a quien dio nombre a esa forma literaria allá por el siglo XVI y a todo lo que esa palabra significa: Michel de Montaigne, del que terminé también de releer su tomo tomo II ("Ensayos", Ediciones Cátedra, 1993). Pueden acceder al texto completo de la obra en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Les recomiendo la lectura sosegada del último capítulo de ese tomo II, titulado "Del parecido entre padres e hijos", seguro que lo disfrutan.

Ya puestos, y con esto termino, les animo a acceder a la edición electrónica e interactiva que de "El Ingenioso Hidalgo don Quijote de La Mancha", de Miguel de Cervantes, ha colocado en su pagina la Biblioteca Nacional de España. Merece la pena, se lo aseguro.  Perdónenme el soliloquio, por favor. Y sean felices. Tamaragua, amigos. HArendt 









Portada de la edición original del Quijote






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Vídeo: Michel de Montaigne. Ensayar la libertad

domingo, 24 de octubre de 2010

¿Vanidad?










"Vanidad": Arrogancia, presunción, envanecimiento. "Ego": Exceso de autoestima (Diccionario de la Real Academia Española). Hace unas semanas le otorgaron al escritor Mario Vargas LLosa el Premio Nobel de Literatura. En algún medio, no recuerdo cual, dijeron que el escritor reclamaba este galardón hacía ya tiempo. Suponiendo que eso fuera cierto, le podríamos aplicar las dos primeras definiciones tan bien explicadas por la RAE. No quiero decir que no se lo merezca, pero si la afirmación fuera cierta diría muy poco en su favor. Otros pensarán que tiene todo el derecho a pensarlo pues es un gran escritor y si él no lo piensa, ¿quién lo va a pensar? Seguro que más de uno.

Es muy bonito el hacer por hacer sin esperar nada a cambio pero en el fondo todos estamos esperando algún reconocimiento: ya sea del jefe por nuestra eficacia ganando un cliente, de un familiar alabando la comida que hemos preparado o algún comentario en la última entrada del blog.

La vanidad-ego en su justa medida es algo necesario para triunfar en el día a día, nos gusta sentirnos imprescindibles, que el día que no estemos se den cuenta. El problema es cuando esa vanidad no responde a los hechos, y de eso sí que hay por el mundo. Muchos divinos que sólo saben presumir y pavonearse y párate ahí porque no saben nada más. Son los mejores en su trabajo, presumen de todo lo que hacen y harán, tienen un un coro de pelotas atolondrados que les dan la razón simplemente porque les oyeron decir sobre sí mismos que eran maravillosos. ¿Y los resultados? ¿A qué conocen a más de uno en su trabajo? Yo sí.

Luego está la otra cara de la moneda, los que tienen resultados y ningún reconocimiento. Triste lo suyo pero a veces pecan de llorar y quejarse. De decir que ellos no quieren la gloria pero que no es justo que la tengan otros. Pueden resultar igual de cansinos que los vanidosos. Aunque para su autoestima no es una práctica tan saludable. Y al final se quedan con la falsa modestia.

Ni lo uno, ni lo otro. Todos queremos nuestro trozo del pastel, más grande o más pequeño. Si algún día disfrutamos del grande, disfrutémoslo en privado, sin dejar hambriento al de al lado. Aunque ese hambriento se comiera el pastel delante nuestra alguna vez... Saquemos la cubertería de plata, la vajilla de Cartuja y la mantelería calada por una vez. Pero el asunto de la venganza lo dejaremos para otro día.

En El País Semanal de hoy domingo pueden leer si lo desean el magnífico reportaje del escritor canario Juan Cruz sobre las 48 horas vividas por Mario Vargas Llosa posteriores a su elección como Premio Nobel de Literatura de 2010. Y en la sección de videos, uno en el que el nuevo Premio Nobel explica su obra literaria. No se los pierdan. Nos vemos. Ruth




Post scríptum: Mi padre, HArendt, me comenta que de Mario Vargas Llosa le encantaron La tía julia y el escribidor y La guerra del fin del mundo. Dicho queda. Ruth











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Vídeo: Vargas Llosa recibe el Nobel de literatura

lunes, 11 de octubre de 2010

Algunos pensamientos sueltos

Mi yerno más joven, Ramón,  me pide paso amablemente para exponer sus pensamientos en este blog mio y de ustedes, y que cada vez se está convirtiendo más en una aventura colectiva entre autores y lectores. Se lo agradezco sinceramente. Además me amenaza con "irse" a El Mundo, y eso sí que no... Tiene un problema, que él reconoce en ésta su primera colaboración en "Desde el Trópico de Cáncer": su excesiva confianza en el valor de la palabra y la verdad como base del entendimiento y la convivencia entre los hombres. Yo soy un poco más escéptico a ese respecto: primero, porque creo que nuestra civilización ha perdido reverencia y respeto por la magia de las palabras, y segundo, siguiendo a Voltaire, porque pienso que la verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura... A pesar de ello, merece la pena intentarlo, y él lo hace cada día, aunque el tiempo y los  años pongan a cada uno y a cada cosa en su sitio. Les dejo con su interesante reflexión de hoy sobre algunas verdades personales y públicas, ciertamente incómodas, tomando como punto de partida un libro de filosofía política excepcional: "Sobre la libertad" , (Alianza, Madrid, 1999) del filósofo británico John Stuart Mill (1806-1873). Espero que repita colaboración. HArendt






John Stuart Mill 





ALGUNOS PENSAMIENTOS SUELTOS

No es necesario que me empujen mucho, o que me aleccionen, para animarme a expresar mis opiniones. De hecho, casi todos mis problemas y mis aciertos han tenido relación con ello. Cada vez entiendo menos por qué las personas no se limitan a decir lo que piensan. Todo sería mucho más interesante. No voy a escribir sobre un tema concreto, me voy a limitar simplemente a plasmar mis pensamientos tal y como me vienen. El límite será mi cansancio, e intentar no cansar demasiado a quien me lea.

Para empezar, hablaré de un par de preocupaciones que recorren mi mente esta semana. Una, aunque no la nombraré, es una cuestión personal absolutamente primordial, de esas que te hacen cuestionarte tu pasado, tu preparación, tu situación actual, tu forma de ser, tu fortaleza de cara el futuro. Te lo cuestionas todo, todo lo que a ti conlleva, sin dejar de preguntarte si estás preparado, aunque la realidad llegará inexorable, estés preparado o no. Créanme si les digo que deseo esa realidad con todas mis fuerzas, si no, no me preocuparía tanto. Esa realidad lo cambia todo, sin aún haber llegado. Pero otro pensamiento me hace olvidar todo ello, o más bien dejarlo apartado durante un momento. Ese pensamiento se basa en los objetivos empresariales. Cómo es la mente. La mía, dividida entre uno de los momentos más importantes, si no el que más, de mi existencia, y por otro lado, la preocupación de que un cliente no tarde más de quince minutos en ser atendido. Irónico, ¿verdad? Más irónico aún es pensar que el futuro de lo primero depende en algunas cuestiones, no en todas por suerte ni en las más importantes, pero sí en algunas, de este segundo absurdo pensamiento. Un ingente número de "best sellers" de
auto-ayuda abogan por desprenderse de lo material para ser felices. ¿A quién cederán sus derechos de autor?, ¿a una ONG?

Hablando de divisiones, las conversaciones con mi padre siempre me hacen pensar en el pasado y en la evolución del pensamiento. Soy muy escéptico en lo que al pensamiento de las masas se refiere. Cuando se reunen diez, o diez mil personas, con una idea en la cabeza, la base de dicha idea es no escuchar una idea contraria. Es el enemigo, siempre. El sentimiento universal, en mi opinión, es la intolerancia. Ojalá que la utopía de libertad, igualdad y fraternidad hubiera sido una realidad. Aunque la verdad es que ni cuando fue promulgada fue real. También en ese momento, como en tantos otros, fue la intolerancia lo que empujó a las masas con una fuerza irresistible. Veo ese sentimiento cada vez que estudio la historia de la sociedad, y esa fuerza crece. Ya lo dijo Maquiavelo, son sentimientos inmutables el amor, la envida, la ambición, y todos empujan a defender lo que
cada uno quiere, cueste lo que cueste. La historia de nuestro país no se libra de ello, y veo esa intolerancia en todas las conversaciones con mi padre.

Empujado por la terrible situación económica del país, que se convierte en un drama en cada familia afectada, incendiando su ánimo por los agentes comunicadores que expresan de forma retórica su dolor y confusión, al ver como este país tan aparentemente rico parece estar empobreciéndose a marchas forzadas, empuja su odio hacia quienes considera culpables de esta terrible situación, y no hay manera de que escuche una idea contraria. Seguramente pensará: "Es el enemigo, miente o lo han engañado. Qué más da, también es culpable, aunque lo único que ha hecho haya sido votar a los "malos"." De dicho pensamiento ni yo me libro. Mi padre, en cierto modo, es un reflejo de la sociedad. Nadie se libra. Muchos de los que por mi padre y quienes piensan como él son considerados los enemigos, tienen los mismos pensamientos, a la contra, hacia ellos, esos irreflexibles seguidores de Intereconomía. Yo, a veces, también pienso así. Por suerte, leí a John Stuart Mill. Todos deberíamos leer su libro, "Sobre la Libertad", y convertirla en lectura obligatoria en Educación parala Ciudadanía.

No hay una verdad absoluta, hay que escuchar e intentar entender y comprender a todas las partes. Cuanto más opuesta sea la doctrina, más hay que esforzarse. Algo así dice, entre otras muchas cosas, el señor Stuart Mill. O al menos yo lo comprendí así. Y no es fácil, prácticamente nadie lo hace. Ser intolerante es muchísimo más facil. He leído en algún sitio que cada vez nos acercamos más a vivir la realidad de las "dos Españas". En realidad, dudo mucho que hayamos dejado dicha realidad. Quizá los políticos digan que no. ¡Qué grandes son todos los políticos en edulcorar la verdad! O si no, un vistazo a las primarias de Madrid.

Si lo habéis leído todo, tenéis estómago. Quizá otro día os aburra un poco más. Yo, mientras tanto, seguiré pensando. No hay mejor ejercicio para el cerebro. Lo recomiendo, como futuro propósito de año nuevo, en lugar de tantos gimnasios y dejar de fumar. Saludos. Ramón






Portada de "Sobre la libertad", de John Stuart Mill





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Vídeo: La importancia de Sobre la libertad de JSM de John Stuart Mill", por Rafael ...

domingo, 10 de octubre de 2010

Se busca a Educación: se nos perdió en el paseo




Espacio reservado






Si alguien ha leído recientemente la autobiografía-presentación que hace mi padre de sí mismo, verá que pone que tiene un tercer nieto en camino: me hago responsable. Y por ahí va el tema: tranquilos, que nada tiene que ver con el sentimiento maternal y demás ternuras.

Cuando estudiaba en el colegio tenía una asignatura semanal llamada Educación Cívica. No sé si fue cosa de las monjas o que en el resto de los colegios nadie la daba porque nunca he oído a nadie hablar de ella, y eso que teníamos hasta libro. Recuerdo que en ella se veían dibujos que te representaban las escenas de la vida cotidiana y como debíamos comportarnos: Dejar el lado derecho de la acera a las personas mayores, con niños o embarazadas; un caballero deja paso a una mujer, le abre la puerta del coche o en unas escaleras se deja paso, sin agobiar, a quien vaya más lento, a no ser que la otra persona te indique lo contrario... Cosas así eran las que hacían única a mi querida Educación. 

No es que yo pensara que al estar embarazada me fueran a poner la alfombra roja, sonaran los violines y me aplaudieran al pasar; se que no es una enfermedad sino un estado natural de la mujer, y tenía por seguro que no iba a ocurrir; pero sí que pensaba que un señor de cuarenta ( es decir, sólo 9 años mayor que yo) me dejaría paso ahora que estoy así, ya que antes nunca lo hacían. Siempre he sabido que la gente es muy poco educada, pero exigente, y que en ciertos casos pasan de desvergüenza, pero la verdad es que no esperaba algunas cosas.

En las cajas de los grandes supermercados hay una que se supone que es para embarazadas. Hasta ahora nunca las había usado porque tenía poca o ninguna barriga pero ya empiezo a sentir el peso y a cansarme; fui a una toda ilusionada por primera vez ya con siete meses, y..., nada: casi mejor me hubiese ido a la de cestas y esperar mi turno tras diez personas porque ni dios me dejó pasar. De las cajeras, curiosamente estaban dos ese día, ninguna me hizo señas para que pasara, pero si que comentaron entra ellas: " mira ahí hay una que está embarazada"  Pasó la señora con su gran carro de compra, otra con su cesta y otra más. Y yo, esperando a que alguna me dejara el paso o que las cajeras me lo dieran. ¡Ya!, ¡lo llevas claro, bonita!

La semana pasada me dio por coger la guagua; no es normal, me tienen tan mimada que siempre me llevan en coche. Nada más entrar existen dos asientos, uno en frente del otro, y entremedias una pegatina con dibujitos muy monos: una señora embaraza, otra señora con bebé, una persona mayor, otra persona con muletas.... Según entré, un señor se bajaba en la parada en la que yo subía y me senté en el lugar que quedaba libre. Tan contenta iba yo en mi sitio que dos paradas más tarde se subieron tres señoras de unos setenta años, perfectas de peluquería, maquillaje y con el joyero encima no sea que les faltara algún anillo. Dos siguieron al fondo en busca de sitio pero otra reclamaba uno diciendo que era mayor. Yo seguía tranquilamente mirando la ventanilla cuando noté una mano sobre mi hombro y una voz que decía: "Oye tú, levántate y deja sentar a la señora que es mayor" Me sentí como la Gorgona, giré la cabeza y la petrifiqué con la mirada. No dije nada y seguí en mi sitio. Lo mejor de la situación fue oír a otra diciendo: "¡Qué caradura! Y no se levanta" Me pareció que mi barriga ya era suficiente explicación y seguí sin decir ni pío. Otra vez, Educación estaba desaparecida.

Así una tras o otra, un señor con prisas me empujó el carro de la compra en la barriga y no me dijo perdón, cuando voy por la calle me tengo que bajar de la acera porque no dejan pasar porque están ocupadas hablando de la vida de alguien de la tele y si se me cae algo en el trabajo, de rodillas y con cuidado para cogerlo porque eso es problema mío.

Si alguien se encuentra a Educación por favor, no la desprecie. Es una buena chica y siempre agradecida, responde con una sonrisa, y a muchos nos deja dormir tranquilos sabiendo que no hemos fastidiado el día a nadie. Nos vemos. Ruth




Bebés, de Maitena



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Vídeo: Musica Premamá

martes, 5 de octubre de 2010

Sobre canarios y peninsulares: Carta abierta al Ministro de Fomento




José Blanco, Ministro de Fomento





Estimado señor Ministro de Fomento: :

Con esto de los recortes -cosa que está muy bien y apoyo mientras sean lógicos- parece que han estudiado quitar la ayuda para el transporte aéreo a los residentes canarios. No tendríamos ningún problema si el precio de los vuelos fuera fijo, no desorbitado como ahora, y si ese no fuera el único medio que tuviéramos los canarios para ir a la península o volver de ella.

Le explico un poco la situación ya que al no vivir usted aquí y sólo venir de vacaciones si es que viene, ya que al salir más baratos los vuelos de Madrid a París o Londres que a Gran Canaria, dudo que venga. Por supuesto, si viene en visita oficial el viaje se lo pagamos los canarios y el resto de los españoles.  

Seguro que habrá pensado: "eso no es verdad, pueden venir en barco", pero, no, Señor Ministro, no vamos en barco porque el viaje  entre Canarias y la península por Transmediterránea-Acciona, cuesta lo mismo que ir de vacaciones a Punta Cana, en la República Dominicana, con una buena oferta. A eso hay que añadir que sólo lleva hasta Cádiz y que el trayecto dura ligeramente más que el vuelo de unas dos horas y media que conecta con Madrid, (son cuarenta horas de barco tirando por lo bajín), y que las salidas de los barcos son escasas. Claro que también podemos ir por la Naviera Armas, pero fíjese usted, el barco desde Canarias a la península de esta compañía sólo nos lleva hasta Portugal, y si no creo mal, uno por semana. Así que el barco lo descartamos y lo dejamos sólo para mercancías o para cuando disfrutemos de mucho tiempo y dinero.

He vivido en Madrid, durante 8 años, y el precio del autobús para Burgos, por poner poner un ejemplo, siempre era el mismo. A no ser que se elija viajar en el "Supra".  Es decir que ya fuera viernes o domingo pagabas lo mismo, igualito pasaba con el tren. Si tienes una reunión sólo tienes que elegir el medio de transporte deseado y subirte en él. Ahora pongamos que vive usted en Canarias, quiere viajar de viernes a domingo a Madrid por que es la boda de su prima Eustaquia y, ¡uy, vaya qué cosas!, .la ida le sale a 100 euros y la vuelta a 420 euros porque es domingo, claro, y ya se sabe que el tráfico aéreo los domingos tiene peaje. ¿Iría usted a la boda? Yo creo que no; mejor le sale hacer una transferencia a la cuenta de su prima y decirle que tiene mucho trabajo.

Este ejemplo es para algo lúdico pero qué pasa cuando hay una reunión de trabajo, un curso, una conferencia que sólo se da en la península. Pues o que tienes un padrino, o tienes dinero de por sí y te da igual lo que te cueste, o no vas. Luego no es de extrañar que hayan sectores independentistas que digan "¡fuera godos!". Si no tenemos la oportunidad de viajar a la península, ese sitio donde viven unos cuantos millones de españoles como nosotros, en las mismas condiciones que ellos vienen hasta aquí ¿que razones tenemos para sentirnos tan "queridos"como nos dicen que somos para ellos? La mitad de mi familia es peninsular, y por mi parte no guardo ese rencor latente en muchos canarios, pero con estas cosas puedo entender el porqué si  lo sienten muchos de mis paisanos. 

Ahora veamos, si me lo permite, Sr. Ministro, algo sobre la reducción de tasa por residente desde la óptica de un español peninsular: "Encima que viven en las islas (paraíso terrenal, vergel en flor, etc., etc.), les sale más barato el vuelo". Ojalá fuera  cierto. Lo es en teoría, pero no en la práctica. Entre otras razones porque la vuelta a las islas en domingos son mucho más caras que las vueltas a la península. 

Además, si usted va a la agencia de viaje más cercana, allí por Gran Vía o por Avenida de América, en Madrid, verá que tiene varias ofertas de semana o fin de semana por 200-300 euros para venir a las paradisiacas islas con avión y hotel incluídos. Vaya a dar una vuelta por Mesa y López (Las Palmas de Gran Canaria) y mire las agencias de viajes. Cancún una semana, París cuatro noches, y.. ¿Madrid? ¿Barcelona? No hay ofertas de vuelo y avión para el fin de semana, con suerte en algún puente. Y en ocasiones viajes en grupo por el norte, ruta por Andalucía o todo muy organizado. Así que si sumas lo que cuesta el hotel más el avión con la vuelta del domingo, ¡quien fuera peninsular para venir a Canarias de vacaciones, de curso o de trabajo!

Nosotros sólo tenemos el avión, por desgracia, como único sistema para poder desplazarnos entre las islas y el resto del mundo, en el que incluyo la península, y encima, esos vuelos sólo son directos a algunos puntos de la misma. Además, según horarios y días, las tarifas cambian considerablemente.

¿Nos quieren quitar la reducción de tarifas por residencia?, bueno, vale, pero entonces pongan precios fijos para los residentes.

Un saludo, desde Canarias, Sr. Ministro. Nos vemos cuando le apetezca. Su amiga, Ruth




Aeropuerto de Gando (Gran Canaria)




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Vídeo: Gran Canaria, un gran destino

lunes, 4 de octubre de 2010

¿Y tu favorito, cuál es?




Portada de "Dioses, tumbas y sabios"





Creo que mi padre no ha medido las consecuencias de abrirme casi de par en par las puertas de su blog. Dice que le falta voluntad "escribidora", pero que no quiere abandonarlo a su suerte. Yo pienso que es una pose estética por su parte, pero mientras recupera fuerzas, y un poco para animarle, me gustaría iniciar mi colaboración en el blog con un asunto poco conflictivo como es el de aquellos libros, películas o músicas que nos han dejado huella en algún momento de nuestras vidas. Espero que les resulte interesante y poder repetir y compartir con ustedes la experiencia.

Seguro que en más de una ocasión a todos nos han preguntado por nuestro favorito, nuestro preferido, ya sea un libro, una película o una canción. Cuando oigo responder con tanta rapidez a esas preguntas se me plantea el siguiente pensamiento: esa persona se mueve en un ambiente cultural pobre y muy poco variado, o es un fanático. De lo primero, no es la única responsable; de lo segundo, puede que sí.

 Yo soy incapaz de decidir entre todas las películas que he visto una favorita. Tengo varias predilectas, según el género; otras, las guardo en un rincón de la memoria envueltas con mucha dulzura. Si le preguntaran a mis padres cual es mi película favorita creo que dirían: "Hoy en día no sé, pero cuando tenía ocho años, nos tenía fritos con "Los hijos del Capitán Grant" Todavía recuerdo partes enteras de diálogos. A fecha de hoy me sigo decantando por "El club de los poetas muertos", y por mucho que la vea, siempre me muerdo los labios con el ya famoso: "¡Oh capitán, mi capitán!"  Adoro "Muerte entre la flores"; me encanta, por muy absurda que sea, "The Rocky Horror Picture Show", con una jovencísima Susan Sarandon, Y "Sin Perdón", o "Cinema Paradiso". Me dejó sin aliento "Beautiful boxer", y me pondría en el papel de Richard Dreyfuss en "Encuentros en la tercera fase", y sería "gato" en "Desayuno con diamantes". Así, mil más, cada una para un momento adecuado.

 ¿Y tú libro? Ahora sí que la hemos fastidiado. Cuando tenía unos once años era "El faro de Barlovento", de J.L. Martín Vigil, una novela juvenil-romántica que cuenta la historia de dos hermanos gemelos. ¿Me lo leería veinte veces? Puede que sí. Con los estudios mis gustos literarios mejoraron bastante, aunque me siguen enganchando algunos "best seller" y sigo siendo fiel a todo lo que haga Matilde Asensi porque, simplemente, me entretiene. Pero pongámonos en esa duda de test de revista de aeropuerto: si te fueras a una isla desierta, ¿cuál te llevarías? Muy fácil, un ebook con la memoria cargada hasta los topes. Es lo bueno de la tecnología, y eso que no tengo ninguno porque para mi gusto le quitan todo el placer a la lectura: mirar cuantas páginas te quedan para terminar el capítulo y así saber si lees más o te bajas del autobús, doblar la esquina de la página o marcar esa frase que te dejó pensando. De lo primero que cogería sería "Dioses, tumbas y sabios", de C.W. Ceram, debido a las malas influencias de un padre historiador, y a la propia historia del arte. Mi colección de "Tintín": lo descubrí con 30 años, pero oye, tanto CSI, Navy y Bones, pues claro... una se queda con los orígenes detectivescos. El haber cursado asignaturas de Filología me lleva  a mi pasión por el teatro clásico, y como no, a "La vida es sueño", también el  "Quijote" y la "Numancia" cervantinas. Y no, no me llevaría ni loca "El Código da Vinci": es un libro que me irrita, porque parece que antes de él nunca se había hablado de los templarios ni de la jodía Magdalena. ¿Nadie recuerda a Peter Berling? Pues a rebuscar un poco en las bibliotecas que su narrativa es cien mil veces mejor que la de Dan Brown, cuyo libro sólo tuvo éxito por meterse con el Opus ligeramente.

 La música como todo, depende de la edad que tengas, del día que haga y del humor con el que te levantes. Serrat siempre, Sabina cuando tenía voz, y cientos de melodía que no sé el nombre pero las tarareo y me hacen suspiar, ponerme de buen humor o melancólica. Triste aquel que sólo escuche a la Paulina Rubio y no sepa quien es Bonnye Tyler o Bob Dylan. Porque ni que decir, que pena tan grande, aquellos que se pierden la música clásica y no disfrutan intentando descubrir que instrumentos suenan en las obras de Grieg, cuales son los que hacen sonar las gotas de lluvia en Vivaldi, o viendo con los ojos cerrados el ballet de "El Cascanueces". La mejor respuesta: Ufff no sé, ¿sólo uno? ¿Y tú preferido?, ¿cuál es? Nos vemos. Ruth





Carátula de la película "Los hijos del capitán Grant"




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Vídeo: Tumbas egipcias